Zeanuri
Las txabolas de pastores se sitúan junto a pastizales que están en torno a los 1.000 m de altitud. Por norma consuetudinaria no se puede edificar en pleno pastizal, larran bertan; para ello se elige terreno rocoso o la proximidad de un hayedo, pagadi ondoan. Se recuerda el caso de un pastor de Zeanuri al que obligaron a derribar la txabola que había construido en la campa de Arraba, Arrabako landan.
Las majadas, txabola-lekuak, donde los pastores de Zeanuri han establecido sus txabolas en Gorbea son seis. De ellas la más importante ha sido la de Aldamiñape. A mediados del siglo XX contaba con nueve txabolas y, en tiempos, llegó a acoger a 13 pastores; le han seguido en importancia Egiriñao y Arralde con cinco pastores; Bastelarra y Sasiko txabolea con tres y por último Arraba con dos.
Normalmente cada txabola ha sido ocupada por un único pastor; pero no han faltado casos en que una misma choza sea compartida por dos (es el caso de Bastelarra) o incluso por tres (en Aldamiñape).
Las txabolas fueron desde siempre de dimensiones muy reducidas. La del pastor Ramón Txikerra, que fue informante de Barandiaran en el año 1935, estaba situada en Egiriñao y tenía una superficie interior que no llegaba a los 10 m2 (5 x 1,90). A este respecto contaba E. Gorostiaga que una txabola situada en Aldamiñape, ocupada por tres pastores, tenía una superficie de 23,5 m2. «A los pastores les parecía tan grande, que por esta circunstancia, al parecer, le dieron el pomposo nombre de Palasioko txabolea (la choza del Palacio)»[1].
De planta rectangular, las chozas están construidas con piedra caliza, kareatxa, del lugar; las piezas de piedra se colocan plegadas unas sobre otras, arriak tolostuta bakarrik iminten zirean, sin masa que las junte. Las dos paredes largas, orma luzeak, alcanzan una altura de 1,20 m y un grosor de unos 80 cm; las dos cortas, orma laburrak, terminan en forma triangular y alc an zan en el vértice unos dos metros de altura. Sobre los dos vértices se colocaba el caballete, gaillurra, consistente antiguamente en un tronco de tejo, agina. Este árbol ofrece una madera muy duradera y hasta primeros del siglo XX abundó en el macizo del Gorbea.
Sobre las paredes paralelas al eje se ponen maderos, zapatak, formados por gruesas ramas de haya, pagoa; antiguamente también por troncos de tejo. Entre el caballete y las zapatas se colocan ramas nudosas muy cerradas, saietsak zarratu-zarratu, a modo de cabrios. Sobre ellos van los tepes, zoiak, colocados con la hierba hacia abajo. Hasta 1925 no estaba permitido en estas construcciones situadas en terreno comunal el uso de la teja, pues ésta era signo de propiedad privada.
Hacia 1940, después de la guerra civil, comenzaron a colocar sobre los costillares chapas de metal obtenidas de bidones y sobre éstas los tepes.
Arraspela. Delante de la puerta de entrada existe un vestíbulo a cielo abierto cercado por una pared seca, orma sikua, de 70 cm de altura. Su nombre es arraspelea. Todas las antiguas txabolas del Gorbea tienen esta dependencia exterior; en unos casos de forma semicircular y en otros rectangular.
Este cercado de piedra tiene un hueco que sirve de entrada; puede consistir en una puerta baja de ramas o bien en una depresión en el cercado que el pastor salva de un salto o poniendo el pie sobre el borde de esta rebaja en la pared[2]. Este cerco evita que puedan acceder a la txabola cerdos u otros animales; a la vez es el lugar donde se depositan los baldes del ordeño y donde se almacena la leña. En casos este cercado se construye con estacas y ramas.
La puerta de la txabola denominada atea, o también, atakea, se abre habitualmente en una de las paredes laterales y está orientada al este; en todo caso en el lado donde menos arrecia el viento: axeak gitxien joten dauan lekutik egiten jako atea. Hay que tener en cuenta que esa puerta es la única abertura que tiene la txabola.
Barandiaran[3] anotó que, en otro tiempo, la entrada de la choza no estaba bajo el goteral como actualmente sino en la pared oriental perpendicular al caballete. Así aparece en las ruinas de antiguas txabolas sitas cerca de la cueva de Supelaur.
Nuestros informantes en 1998 señalaban que solamente han conocido dos txabolas con puerta en el hastial; una de ellas situada en Aldamiñape se encuentra en buenas condiciones y está destinada a otros usos; la segunda, denominada Txabolazarreta, ubicada en la majada de Arralde, está actualmente en ruinas.
La puerta tiene escasas dimensiones (entre 1 y 1,35 m de alto y unos 60 cm de ancho). Sus jambas y dintel son de piedra; la hoja, muy sencilla, es de roble o de castaño. Descansa sobre un quicio, atetxoria, de hierro que encaja en un hoyo abierto, opila, en la piedra del umbral; por arriba, el lomo de la puerta está provisto de una prolongación cilíndrica que se ajusta en un orificio circular taladrado en la piedra del dintel, ateburua. La puerta se suele cerrar con llave y el pestillo de la cerradura entra en un agujero de sus dimensiones abierto a cincel en la jamba frontera.
Distribución interior. La distribución interior de estas antiguas txabolas es muy sencilla. A la izquierda de la entrada está un camastro llamado etzategia o kamaiñea; ocupa toda la anc hu ra de la txabola.
El camastro está separado del resto de la choza por un tronco tendido en el suelo llamado kamaiña-subila; este tronco era antaño el único asiento del pastor. Sentado en él comía, hacía los talos de harina, moldeaba los quesos, departía con los amigos; era también el asiento que ofrecía al montañero, mendigoizale, que solicitaba hospedaje.
En lugar central, a la derecha de la entrada, se halla el hogar formado por piedras areniscas, dos de ellas paralelas, sutarriak, y otra que cierra el fondo, sutostekoa. Al espacio que está frente a la puerta y ante el hogar se le llama sutaurrea. Detrás del hogar había ordinariamente un poste, urkuillua, que arrancaba del suelo y terminaba en el caballete, sujetándolo. En este poste nudoso colgaba sus ropas mojadas el pastor. En ocasiones se clavaba en él una rama de acebo, gorosti adartsua, donde se ponían a secar las medias y otras prendas.
La cadena del llar, laratzua, pendía de la viga cumbrera. En ella se colgaba el calderín, maskilloa, para cocer la leche. El hogar no tenía escape de humos y éste salía por donde podía, keak urtetan dau aal dauan lekutik.
Los pastores señalan como utensilios más necesarios en la txabola los siguientes: la sartén, el puchero, lapikoa, caldera con asa, maskiloa, para cocer la leche, un bote de lata para beber agua y un balde. Para elaborar los talos utilizaban antaño un recipiente de madera denominado talo-ohola y para comerlos con leche un cuenco de madera de haya denominado taloaskea.
Kamaiñea. Un pastor informante describe en estos términos la forma como se montaba en otros tiempos el camastro de la txabola:
- Azpian, lur ganean edo baranda batzuen ganean, pago-adarrak botaten dira. Gero iñarrea ebagi eta, zuztar barik, zutunik ipini eta ganean iiztokietan egoten dan iitza; ganean koltxillak.
Abajo, sobre el suelo, o sobre unos palos, se ponen ramas delgadas de haya. Encima se coloca brezo cortado, sin sus raíces, y sobre él, junco que crece en los cenagales; luego se extienden las colchillas.
Gaztantegia. En el tramo que queda entre el fogón y la pared lateral se ha situado generalmente el depósito de quesos, gaztantegia.
A fin de que éstos no se recalienten, este espacio se suele proteger del hogar con un cierre de madera. Sobre dos pequeños troncos se disponen tablas de haya a modo de baldas. Los pastores estiman que otras maderas que no sean de haya despiden un tinte que mancha los quesos. En ellas se colocan los quesos con separación suficiente para que entre ellos circule el aire.
Si en la txabola conviven dos pastores se reparten este espacio, derecha e izquierda, para uno y otro. Del techo, pende una parrilla hecha de listones de haya que recibe el nombre de karneroa; se utiliza también como secadero de quesos.
Korralak. Cada pastor dispone, como mínimo de dos corrales, korralak, para el ordeño y en algún caso puede recurrir a un tercero. Si en época de ordeño llueve intensamente se forma un barrizal; de ahí la necesidad de alternar la utilización de estos recintos. Su forma es circular y está cerrada por una pared de un metro de altura; se trata de un murete construido con la piedra caliza, kareatxa, sin elemento alguno de unión, orma sikua.
Si no se encuentra piedra a mano para hacer el corral se recurre a la madera; se clavan en el suelo estacas y, entre ellas, se hace un entrecruzado con ramas de haya. Estos corrales de ramas reciben el nombre de esiek; son más perecederos que los de piedra y hay que arreglarlos frecuentemente.
Etzalekuak. Antaño existieron otros cercados que recibían el nombre de etzalekuak y también gauesiak: eran grandes círculos construidos en piedra y situados en lugares protegidos, ezkutuak, junto a un hayedo y cerca de las txabolas. Tenían una extensión de 300 ó 500 m2, pero podían ser aun mayores, llegando hasta los 1.000 m2. Estaban destinados a acoger durante la noche uno o más rebaños poniéndolos a salvo de la acción depredadora de los lobos y también de los zorros. Un pastor informante asegura que los nueve pastores de la majada de Aldamiñape disponían de otros tantos recintos, etzalekuak. Las ovejas quedaban resguardadas en estos cercados únicamente cuando atacaba el lobo.
Otras construcciones anexas. Próxima a la txabola se situaba la cochiquera, txarrikortea, donde se cobijaba el cerdo, o los cerdos, que se alimentaban con el suero, gatzura, de la leche durante el periodo de elaboración de quesos. Se construían generalmente contra las peñas o rocas que había junto a la txabola utilizando piedras, maderas y tepes. Eran de escasa altura y tenían una entrada sin puerta.
También podía haber junto a la txabola ocasionalmente un gallinero, oillategia, levantado con troncos y ramas, donde se cobijaban media docena de gallinas.
Más frecuentemente completan la vivienda del pastor cobertizos levantados con troncos y cubiertos con chapa o tejavanas donde se guarda la lana del esquileo o la leña para el hogar.