Adquisición condicional y cuarentena del ganado
En algunas localidades existió la costumbre de que el comprador adquiriera el ganado a condición de que éste cumpliera las garantías ofrecidas por el vendedor. Para tal fin se establecía un plazo, generalmente de nueve días, durante los cuales el comprador conservaba la posibilidad de resolver el preacuerdo si el ganado no cumplía las condiciones prometidas. Además en ocasiones se ponía en cuarentena el ganado adquirido para preservar al resto de los animales del establo de posibles enfermedades.
En Beasain, Berastegi, Elosua y Legazpi (G) el pago se aplazaba nueve días, bederatziurrena, para que diera tiempo a observar de cerca el ganado adquirido. Si su comportamiento o su salud resultaban deficientes, es decir, si tosía o daba menos leche de la que había garantizado el vendedor, etc., al noveno día el animal era devuelto al vendedor-tratante.
También en Abadiano (Anboto-Urkiola-B) se ha constatado que el comprador tenía derecho a tener al animal en casa durante nueve días antes de pagarlo y pasado ese tiempo devolverlo si no le satisfacía. Después no había lugar a reclamaciones.
En Uharte-Hiri (BN), según recogió Barandiaran en los años treinta, si en el plazo de quince días de concluido el contrato el animal adquirido (vaca, caballo…) resultaba aquejado de alguna enfermedad no consignada en el momento de la compra, el contrato podía ser rescindido[1].
En las Encartaciones (B), a veces, al formalizar el trato se establecía un periodo de prueba para verificar si el ganado comprado respondía al aspecto que presentaba, en caso contrario se podía devolver al dueño quedando el mismo sin efecto.
En Oñati (G), después de cerrar el trato, el animal comprado se mantenía durante un tiempo separado del resto hasta asegurarse de que no era portador de enfermedades y de que cumplía los requisitos negociados. De ser así se pagaba lo acordado. La hermandad de ganado tampoco se hacía cargo del nuevo animal hasta que hubieran transcurrido nueve días desde la compra.
En la zona rural de Elgoibar (G) si la res se compraba a alguien de confianza, un vecino..., no se tomaba ninguna precaución especial. Cuando en la cuadra doméstica ingresaba un animal nuevo era conveniente tenerlo un tiempo en cuarentena para evitar que contagiara a los restantes en caso de que fuera portador de alguna enfermedad.
Hoy en día tanto el vendedor como el comprador, cada uno por su cuenta, realizan los análisis clínicos y pruebas veterinarias del animal (Abadiano, Elgoibar).
- ↑ José Miguel de BARANDIARAN. «Matériaux pour un étude du peuple basque: À Uhart-Mixe», in Ikuska. Nº 8-9 (1948) p. 5.