Urbia-Oltza

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los pastizales de Urbia y Oltza se sitúan a 1.000 m de altitud; forman parte de la Parzonería General de Gipuzkoa y Álava. Los pastores tienen derecho a las aguas y a las hierbas, ur-belarrak, pero para ello es necesario que sean vecinos de los pueblos que conforman la Parzonería. Por la parte de Gipuzkoa pertenecen a ella Segura, Zerain, Idiazabal y Zegama; por la de Álava, San Millán, Asparrena, Zalduendo y Araia. Desde los rasos de Urbia hay un camino de tres horas a Zegama (G) y de dos horas a Araia (A).

La edificación de txabolas en esta área ha estado regulada desde antaño; un guarda forestal de la Diputación de Gipuzkoa se encargaba de hacer las mediciones oportunas y de señalar el lote de madera de haya en los montes comunales para la nueva construcción; otros árboles eran de libre explotación. Las paredes y el techo de la txabola pertenecen al pastor que la construye; el suelo, a la Parzonería.

En cualquier caso las txabolas nunca se levantan en mitad del pastizal, sino entre peñascales o a su vera, allí donde no resten lugar al pasturaje; casi siempre se escoge un sitio que esté al amparo de algunos árboles.

La txabola tradicional ha sido de planta rectangular de seis metros de largo por tres de ancho por término medio. Tiene como base un cerco de piedra de mampostería sin argamasa, de unos 60 cm de altura. De esta pared arranca la cubierta: dos pares de troncos cruzados en forma de aspa y colocados en ambos extremos del cerco de piedra sostienen la viga cimera, goiagea. Los brazos largos de estas horquillas iniciarán las vertientes de la cubierta. Sobre los brazos cortos se asentará la cumbrera. De esta viga que se sitúa a dos metros del suelo, bajan hasta los muros laterales ramas cuarteadas de haya, burruntziak, formando las dos vertientes; puestas cerradamente unas junto a otras sostienen los tepes de tierra, zoiak, que se colocan con la hierba hacia abajo. Sobre ellos va una capa de helecho, garoa, o de brezo, illarra. Para sujetar este último revestimiento se sobreponen verticalmente, desde la cimera hasta las paredes, ramas de haya, narrastak, o mejor aún, brotes de haya, sastrakak, en cuyas horquillas se sujetan otras ramas cruzadas, agak, formando un enrejado.

Txabola en Urbia (G), c. 1920. Fuente: Archivo Municipal de Vitoria.

En otros tiempos, a decir de los viejos pastores, debió de existir en la zona el tejo, agiña, en cantidad notable; para el maderamen de las cubiertas solía emplearse este árbol[1].

A modo de refuerzo se colocan contra el techo, por la parte interior, cuatro postes que sirven para resistir la carga de nieve; a la vez soportan unas tablas que forman un pequeño sobrepiso situado bajo el vértice de la cubierta. Allí se colocan los quesos para su ahumado.

En su distribución interior las txabolas antiguas[2] tenían generalmente dos departamentos. A la entrada estaba el vestíbulo que ocupaba algo más de la mitad de la cabaña y donde se encontraban los utensilios domésticos colocados en las alacenas de los muros laterales; también había un banco, ipurtaulki, contra la pared y una mesa baja.

Los enseres de cocina en los años setenta consistían generalmente en puchero, lapikoa; un botijo de barro, potixa; pala de talos, talaburnia; un trébede, treberea; sartén, sartaiña; tazas y platos de porcelana y cucharas de palo. También había trampas de madera para ratones, satola.

En el segundo departamento, al fondo de la txabola, estaba el fogón, sutokia, y el camastro, kamaiña. El fuego se encendía en el suelo sobre una piedra ancha y lisa junto a la pared. No había chimenea y el humo salía por la puerta de entrada recorriendo antes el espinazo de la cubierta y ahumando los quesos allí depositados[3].

En el lado opuesto al fogón estaba el camastro formado por cuatro maderos; dos más cortos y otros dos de la altura de una persona. Este espacio se rellenaba de ramas delgadas primeramente y luego de ramas de brezo sobre las que se colocaban mantas de crin[4] o un colchón de lana de oveja. Como cobertor se utilizaba una colchilla de lana.

Antaño, según los pastores, las txabolas no se cerraban con puerta. Todo el ancho de la entrada se cerraba con una piedra de unos sesenta centímetros de alto que se salvaba de una trancada. Por la noche colocaban encima de ella un entrelazado de ramas.

La puerta era el único hueco abierto en las paredes y por lo regular su altura no pasaba del metro y medio ni su anchura de medio metro. Ordinariamente se halla dando frente al SE. El pavimento de la txabola era de tierra apelmazada.

Modificaciones ulteriores. Antes de la construcción de la ermita de Urbia en el año 1924, no se empleaban tejas para revestir la cubierta, ni argamasa en la construcción de las paredes de las txabolas. La pared era seca y en todo caso los intersticios se rellenaban con musgo o césped. Cada ocho años había que rehacerla completamente y esta labor la llevaban a cabo los pastores en régimen comunitario de auzolan.

Para la edificación de esta ermita los religiosos franciscanos del convento de Arantzazu obtuvieron de la Parzonería autorización para realizar una construcción duradera y con cubierta de tejas. El permiso se hizo luego extensivo a los pastores que pudieron levantar sus txabolas con muros de mampostería y con cubierta de tejas. Estas modificaciones no se introdujeron de inmediato; todavía en los años cincuenta los pastores aprovechaban los desechos de bidones de hojalata o utilizaban planchas de zinc para cerrar la cubierta colocando encima tepes de tierra.

Fue a partir de los años setenta sobre todo cuando las txabolas experimentaron grandes modificaciones. Actualmente sus muros son de mampostería y su cubierta de teja. En el interior disponen de tres o más compartimentos. Uno de ellos es el hogar con fuego bajo, cocina económica o de gas, fregadera, mesas y banquetas. Otro está destinado a dormitorio con cama de colchón, sabanas y mantas y armario para ropas. Un tercer departamento es el depósito de quesos. Hay txabolas que disponen de luz eléctrica y todas tienen depósito de agua[5]. Desde el año 1991 gozan de agua corriente debido al Plan de Ordenación llevado a cabo conjuntamente por la Diputación Foral de Gipuzkoa y la Parzonería.

Txabolas de Arbelar, Aizkorri (G). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

Eskorta. En las inmediaciones de la txabola el pastor tiene uno o varios cercos de piedra, eskortak; están hechos de pared seca de 1,20 m de altura. En ellos se lleva a cabo el ordeño de las ovejas y allí se las recluye por la noche. Estos cercos se construyen también con estacas de madera clavadas en el suelo y un entrelazado de ramas y varas de avellano.

Egilehorra. Las construcciones destinadas a otros usos como almacén de lana o de leña reciben el nombre de egilehorrak, illorrak. Se edifican con la misma técnica que la txabola si bien sus dimensiones son menores. Lleva paredes de piedra sin argamasa y cubierta de tepes, brezo y helecho sobre vigas y cabrios de madera.

Suelen estar destinadas también a gallinero, oillategia, o a pocilga, txerritegia. En ellas pueden albergarse una decena de gallinas y media docena de cerdos que se alimentan del suero. Alguna de estas construcciones puede servir de cobijo para el carnero, aaria, o para alguna oveja enferma. Otra edificación menor es la perrera, txakurtegia, que puede adoptar las más variadas formas y que en ocasiones se reduce a un bidón volcado y anclado en el suelo.

Txapitola. En algunos casos el ahumado de los quesos se ha realizado en una construcción distinta a la txabola, que se denomina txapitola o también ketokia. Es de dimensiones menores que aquélla, está generalmente orientada al S y carece de toda salida de humos. Allí se depositan los quesos y se hace fuego con ramas verdes. Esta dependencia sirve también para almacenar la lana tras el esquileo.

Cabe anotar que los pastores han utilizado oquedades naturales entre las peñas para conservar los quesos a temperatura fresca y constante. En uno de estos huecos, gaztantzeia, utilizado conjuntamente por cuatro pastores de Zerain (G), cabían 80 quesos.

Baratzea. En un terreno acotado generalmente por un muro de piedra más alto que el del cercado para el ordeño, el pastor suele cultivar verduras y tubérculos como patatas, zanahorias, lechugas, coles, etc. que sirven para su sustento.


 
  1. Alejandro EZKURDIA; José Ignacio LASA. «El pastoreo en la zona de Urbía-Oltze» in AEF, XV (1955) p. 161.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. «Contribución al estudio de los establecimientos humanos y zonas pastoriles del País Vasco» in AEF, VII (1927) pp. 137-140.
  3. A veces este ahumado se lleva a cabo en un cobertizo independiente llamado txapitola.
  4. BARANDIARAN, «Contribución al estudio de los establecimientos humanos y zonas pastoriles del País Vasco», cit., p. 139.
  5. Luis Pedro PEÑA SANTIAGO. Aizkorri. Donostia, 1985, p. 339.