Otras operaciones efectuadas por los herradores
En Agurain (A), en el herradero se hacían las curas de las aguaduras, que eran las infecciones de las pezuñas, curas de bultos y otras enfermedades, para las que se aplicaban botones de fuego. El trabajo más intenso era desde el mes de marzo hasta noviembre. En invierno disminuía y el herrador se dedicaba a la matanza de cerdos por las casas.
En Urkabustaiz (A) recuerdan el caso de malas herraduras que provocaban daños en las pezuñas. Las heridas se denominan angaduras (no hemos podido recoger el nombre con precisión) y hay que limpiarlas. En estos casos, se les hacen incisiones, verdaderos agujeros con un cuchillo, y tras desinfectarla se venda toda la zona.
En Astigarraga (G) el herrador cura además las heridas e infecciones que el ganado presenta en las pezuñas y a consecuencia de las cuales cojea. Para ello procede a quitar parte de la pezuña hasta llegar a la herida. La vacía y limpia valiéndose de su instrumental y después la desinfecta y le aplica una pomada casera. Por último le coloca la herradura. Las pomadas y preparados caseros que utiliza están elaborados con hojas de berza, malva, pasmo-belarra, resina, cera virgen, aceite y ajo. Con éstos y otros productos de carácter químico (azol, zotal, aguarrás) elabora cuatro tipos de ungüentos que sirven para cicatrizar, desinfectar y curar carnes falsas y escoceduras. En esta localidad actúa un herrador de Hernani. Estas operaciones eran más comunes antes que ahora, cuando las vacas y los bueyes trabajaban en el campo. En la actualidad las labores del herrador están siendo asumidas por los veterinarios.
En Urduliz y Maruri (B) los herradores realizan otras labores como el corte de cuernos, ya descrito anteriormente.