Obtención de mulos
En Bernagoitia (B) el híbrido de caballo y burra es el mulo o la mula, que también se denomina burreño; la combinación inversa de yegua con burro da igualmente burreño.
En Carranza (B) los ejemplares resultantes del cruce del ganado caballar con el asnal reciben distintos nombres según la naturaleza del cruce. El animal que resulta de cruzar una yegua con un burro es lo que propiamente se llama mulo o mula, según su sexo. Sin embargo, el que se obtiene de mezclar un caballo con una burra recibe el nombre de muleto o muleta. A este último también se le llama burreño y al mulo, macho.
Según los informantes la diferencia no sólo es nominal sino también morfológica. Ambos híbridos se distinguen claramente. El muleto es de pelaje negro, algo más grande que el burro, pero de tamaño inferior al mulo y con las orejas más cortas que las de este último; sin embargo, es más resistente y se mantiene con menos alimento. El mulo es de capa rojiza, más grande y también más flojo.
En Pipaón (A) el fruto de yegua con burro es el macho o mula, mientras que el de burra con caballo es el macho burreño. En Orozko (B) a estos cruces se les denomina mulo o mula y en euskera mandoa y burreñoa, respectivamente.
Señala el informante de Bernagoitia que son cruzamientos difíciles y a modo de ejemplo aduce que para el apareamiento de caballo con burra había que realizar las operaciones preparatorias con una yegua.
En Carranza los mulos, mientras se utilizaron para los trabajos, además de comprarlos se obtenían ocasionalmente en casa efectuando los cruces convenientes. Sin embargo, se asegura que no resultaba fácil que burras y yeguas quedasen preñadas, por lo que su producción casera fue más bien esporádica.
Pese a que son difíciles de tratar y de controlar, se han criado por ser más resistentes en el trabajo que sus progenitores. En Carranza el uso de los muletos, aun siendo más resistentes que los mulos, ha sido menos frecuente debido a su menor tamaño y a que su cruce resulta más dificultoso.
Se sabe que si los mulos se aparean entre sí no se obtiene descendencia. El origen de esta esterilidad tiene en esta población vizcaina una explicación de naturaleza creencial. Se dice que el buey y la mula fueron al pesebre donde nació Jesús para darle calor, pero la mula no pudo evitar comer la paja del pesebre y por ello Dios la castigó a no poder parir nunca.
También en Allo (N) creen que el origen de esta esterilidad reside en una maldición del Señor. Cuando nació el Niño Jesús la mula no quiso darle su calor sino que se apartó de Él. Entonces Dios la maldijo diciendo: «Mula serás, pero no parirás».