Distribución y venta de la leche de vacuno
Hasta los años sesenta la leche de vacuno producida en el establo doméstico se distribuía mediante dos procedimentos. Si la localidad tenía un núcleo urbano, las aldeanas la transportaban en cantimploras colocadas en las cestas del burro o en un carro tirado por caballo; iban repartiendo la leche por las casas. Si los lugares de consumo estaban alejados se llevaba por el procedimiento indicado hasta la estación de ferrocarril que era el medio de trasporte por el que llegaba al núcleo urbano y una vez aquí se distribuía por las casas que componían su clientela. Este último método era el que servía para abastecer a las capitales y a los hospitales o centros que contaban con mucha población.
Al burro que transportaba las cantinas de leche se le ponían dos cestos atados, asto-otzarak (Anboto-Urkiola, Belatxikieta-Amorebieta, Zeanuri-B), asto-saskiak (Astigarrraga-G), que colgaban a ambos lados del lomo, en cuyo interior se alojaban las cantinas.
En Zeanuri, en los años ochenta, la mayoría de los caseríos vendían la leche a las centrales lecheras que acudían con sus camiones cisternas hasta sus puertas.
En Urduliz (B) en los años sesenta los aldeanos transportaban la leche en unas cantinas de zinc, kantinak, de 12-15 litros; posteriormente comenzaron a usar cantimploras de 25 y 50 litros. Los aldeanos tenían que «salir al lechero» a la carretera por donde éste pasaba cada mañana, ya que los caminos a los caseríos no estaban asfaltados. Para transportar las cantinas se servían del burro y en caso de que el número de cantinas fuera impar cargaban una piedra sobre el lado del aparejo que tuviera menos peso. A partir de los años ochenta se asfaltaron las carreteras vecinales y el lechero pasaba con su camión cada mañana por cada uno de los caseríos. En el decenio siguiente se fueron espaciando las recogidas en días alternos; esto trajo consigo la necesidad de que los caseros tuvieran que comprar tanques refrigerados para conservar la leche a la temperatura adecuada para dos o más días.
En Amorebieta-Etxano (B), la leche se transportaba antaño en cantimploras hasta lugares donde llegaba la carretera; de aquí en furgoneta se distribuía a los destinatarios que eran restaurantes y particulares.
En las Encartaciones (B) la leche se transportaba en otros tiempos a lomo de burros y caballerías. En los años sesenta proliferaron los lecheros que vendían leche a domicilio a una clientela fija, veceros, residente en núcleos grandes de población. Otros la vendían a las centrales lecheras de Bilbao que pasaban a recogerla por las casas o por puntos convenidos; primero la transportaron en cacharras de 12-50 litros, luego en camiones cisterna.