Orozko

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los pastores del Valle de Orozko (B) tienen sus txabolas en los pastizales que están al poniente de la vertiente norte del Gorbea. Estas majadas son las siguientes: Austegarbin, Sastegi, Artalarra, Argindegorta, Ubisita, Itxingoti, Txarkinetxeta y Kolometaostea.

Las características de estas construcciones son muy similares a las descritas anteriormente. Son de planta rectangular con dimensiones de cuatro metros de largo por dos y medio de ancho, si bien alguna de ellas llega a tener hasta seis metros de largo.

Txabola de Gorostiano, Gorbea (A), 1993. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: José Ignacio García Muñoz.

El caballete, gaillurra, de la cubierta se apoya también en el vértice de las paredes más cortas. En ocasiones el caballete es de roble, aretxezkoa, en cuyo caso había que arrastrarlo con bueyes desde zonas más bajas, dado que esta especie arbórea no se encuentra en esas altitudes.

Entre las viguetas laterales, saietsak, y los tepes, zoiak, se comenzaron a colocar a mediados del siglo XX planchas de hojalata.

La puerta, cuya altura no excede de un metro y medio, está orientada al sur o al este dependiendo de la ubicación de la txabola.

En la década de los noventa algunas cubiertas fueron sustituidas por placa de hormigón; en Austegarbin una nueva txabola levantada en la década de los setenta mantiene cubierta de tepes, zoiak.

El suelo de la choza es de tierra batida. A la izquierda de la entrada se encuentra el camastro, kamaiñea, que ocupa la anchura de la txabola. Se monta sobre maderos colocados sobre el suelo que se cubren con brezo; encima se pone una capa de juncos ya que dicen que a ellos no acuden las pulgas. También se ha utilizado el colchón relleno de panojas de maíz, lastamokolak. Sobre todo ello se colocaba el tapabocas y para cubrirse una manta. («Lo egiteko kamaiñeak, azpian, egurren ganean, iñarrea eroaten eban; aren ganean iiak –iiei ez jakie ardirik egiten–, eta ganean tapabokea. Tapau beste manta bategaz»).

A todo lo largo del camastro iba un madero, subilea, que servía también para sentarse. Había además alguna silleta, lanka, y banquetas de tres patas, iru ankakoak.

A la derecha se ubicaba el hogar, beesua, sin chimenea; una abertura en la pared podía servir de salida de los humos. En las paredes se colocaban baldas hechas con listones a fin de que el aire secara los quesos depositados sobre ellas. Esta misma finalidad tenía la parrilla de madera, karneroa, que pendía del techo. La presencia de ratones, saguak, y lirones, mixerrak, que se acercaban al queso obligaba a tomar estas precauciones.

El pastor no cerraba la txabola; en todo caso dejaba la llave en algún hueco, entre las piedras del dintel. Se hacía esto para que, en caso de necesidad, cualquiera pudiera entrar y utilizarla, cuidando de dejar, al marchar, la misma cantidad de leña que hubiera encontrado al llegar.

Para efectuar el ordeño en las proximidades de las txabolas se encuentran los corrales, korralak: de forma circular, borobilak, con un diámetro de unos 15 metros y construidos con una pared seca de piedra de un metro de altura.

Txabola y anejos en Aldamiñape, Gorbea (B), 1988. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.

Actualmente la administración ha construido nuevos corrales para el agrupamiento del ganado; pueden ser usados también por los pastores. Los hay en Austegarbin, Atxulaur y Kurtzegan así como otro de reciente construcción (1998) en Lobantzu.