Trashumancia menor y transterminancia invernales

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Se recogen las principales manifestaciones de la itinerancia de corto y medio desarrollo hacia los pastos bajos del valle. Cuando no son suficientes los propios se hace preciso arrendar las hierbas particulares (prados, corralizas, campas, etc.), estableciéndose un régimen de transterminancia de unos lugares a otros.

Para las descripciones de esta trashumancia menor vamos a seguir un criterio geográfico comenzando por la zona occidental del territorio avanzando hasta la oriental.

Trashumancia a los valles y a la costa vizcaina

En el Valle de Carranza los pastores realizaban una trashumancia de corto recorrido, alrededor de 40 km, hacia los vecinos pueblos del valle o a la costa de Cantabria, tales como Rasines, Ampuero, Colindres, Laredo, Solares y Castro Urdiales. Algunos pastores de los barrios de Lanzasagudas y Bernales, durante los decenios de los treinta y cuarenta, llevaban sus rebaños a puntos más alejados de la provincia de Cantabria donde permanecían dos o tres meses; es lo que denominaban «marchar a la Montaña»[1]. Otra vía de itinerancia era hasta los años cuarenta/cincuenta la que les conducía hacia las localidades de la margen izquierda de la ría del Nervión como Muskiz, Abanto y Trapagaran. A veces esa marcha se prolongaba al otro lado de la ría hasta la comarca del Txorierri; los últimos pastores que salieron del valle hacia esta zona lo hicieron en 1990 a Derio.

El trayecto lo realizaban a pie, en su mayor parte por la carretera. Bajaban con el burro, que transportaba la ropa, alimentos y cacharrería. Normalmente el rebaño era guiado por un pastor y el zagal. Al regreso, con el rebaño y la corderada, la familia recibía a los pastores con un banquete y al ganado se le obsequiaba con el mejor pasto en alguna huerta o heredad, para que se recuperara de la larga caminata.

Pastores de Urbia (G), camino de Euba (B) a su paso por Durango (B), 1981. Fuente: Gurutzi Arregi (Jose M.ª Uriarte), Grupos Etniker Euskalerria.

En Triano, en el área de sus montes, todavía a mediados de los años ochenta, el traslado de los rebaños de la vertiente norte a los pastos de invierno se realizaba hacia Trapagaran y las tierras bajas de la ría, especialmente en su margen derecha (Leioa, Algorta, Las Arenas, Berango...), pues en la izquierda además de que los pastos (campas) eran escasos había que pagar por ellos un elevado precio. Era una trashumancia corta, que no solía sobrepasar los 30 km de recorrido. No obstante, en ocasiones también llegaban hasta Mungia, Gatika y Derio.

Esta itinerancia la realizaban a pie hasta fines de los años setenta, atravesando la ría de Bilbao por el «Puente Colgante» (Puente Vizcaya). En función de la distancia, el trayecto podía hacerse entre 4 horas, si permanecían junto a la ría, y un día y medio, cuando trashumaban hasta Mungia. Como este traslado era muy peligroso, se necesitaba el concurso de varios pastores, hasta cinco, no se hacían paradas para descansar y se aprovechaban las horas nocturnas. Se prefería para la marcha el día de Navidad porque los camiones no circulaban en esas fechas.

En Trapagaran, Zierbena, Barakaldo (B) y otros lugares del entorno se daba también una transterminancia a localidades colindantes o dentro del propio municipio, dirigida hacia los pastos bajos del valle, la vega de Muskiz y alrededores de los cascos urbanos. En la vertiente meridional de la cordillera (Galdames), los desplazamientos eran más cortos y se orientaban hacia Sopuerta, Sodupe y Sanchosolo.

En el macizo del Gorbea (B) la llegada de las primeras nieves obligaba a los pastores a descender con sus rebaños en busca de pastos hacia los valles circundantes:

Así los pastores de Zeanuri, en la vertiente septentrional, bajaban hacia Igorre, Lemona, Gordejuela, Ugao-Miravalles y Bidebieta (Basauri). Los de la vertiente occidental, como los de Orozko, hasta mediados del siglo XX, marchaban hacia el norte a lugares como el Valle de Arratia, Zeberio, Lezama, Sodupe, Muskiz y Zierbena; o hacia el sur, a las tierras de Luyando y Délica-Orduña (A). A veces, cuando los pastos escaseaban iniciaban una trashumancia que les podía llevar a zonas más alejadas, llegando incluso hasta tierras burgalesas (Quincoces)[2]. Los pastores alaveses del valle de Zuya, en la cara meridional del Gorbea, ascendían dicho valle, aprovechando el derecho de pastos que tienen en esta zona y por Barambio (A) y Orozko llegaban hasta Sodupe.

La bajada desde la sierra no llevaba más de un día, acompañaban al rebaño dos pastores y los desplazamientos por el valle se hacían tradicionalmente a pie. En caso de travesías más largas se invertía normalmente otra jornada más. El descenso no ha sido siempre obligado ni directo. Así, los pastores de Zuya que no vivían abajo sino en los caseríos de las faldas del monte podían permanecer con sus rebaños en los mismos, descendiendo sólo en casos de nevadas persistentes. La bajada directa desde la altura de la sierra se retrasaba en el tiempo lo más posible y mientras en otras elevaciones montañosas comenzaba la bajada al valle, la mayoría de los pastores trasladaban las ovejas de los pastos altos a otros más bajos. Por ello, era muchas veces complicada, ya que había que hacerla en mitad de la nevada, siguiendo los rebaños las huellas del caballo que llevaba los alimentos del pastor.

El monte Oiz y su entorno y las estribaciones del Aramotz presentan unas condiciones idóneas para el pastoreo itinerante a corta distancia, trashumante en unos casos y transterminante en otros, por la posibilidad de compaginar pastos de verano en altura, en la propia falda de los montes citados , con otros de valle en el Duranguesado o en la zona de Larrabetzu, y de la costa, en la comarca del Guerniquesado, Lekeitio y Ondarroa principalmente, a escasos kilómetros de distancia. Cuando los pastos del Oiz y del Aramotz se agotaban, los rebaños descendían al valle y emprendían una itinerancia local, de carácter trashumante y transterminante.

La transterminancia tenía como destino las localidades del entorno, en una rotación por ellas cuya estancia duraba entre un mes y mes y medio por zona. Los desplazamientos apenas superaban los 20 km y se hacían a pie por las carreteras, aunque desde mediados de siglo comenzó a ser peligroso para el ganado y hubo que buscar otras rutas por el monte y caminos vecinales. Los rebaños eran más bien pequeños (alrededor de 300 cabezas como máximo) y se gobernaban entre los miembros de la propia familia, generalmente el padre y uno o dos hijos.

En Nabarniz, localidad no alejada de la ladera norte del Oiz, a esta búsqueda de pastos invernales en los alrededores de la comarca guerniquesa se le llamaba «bajar a la ribera», erriberara.

Cada pastor realizaba estos movimientos de manera individual, sin compañía de otros rebaños. La expresión utilizada para indicar que se iba a emprender el camino era «martxan urten bear dogu».

De las localidades que bordean el Oiz, como son Gerena, Berriz, Garai, Ajuria, Mendata, Zenarruza y de la falda del Aramotz como Bernagoitia, también practicaban una trashumancia de corto recorrido, que en ocasiones cubrían en dos etapas. En esta situación, hacían noche a la intemperie si la climatología acompañaba; en caso contrario pernoctaban en una casa y dejaban a las ovejas encerradas en un establo. Este movimiento tenía una doble orientación:

Desde las vertientes septentrional, oriental y occidental del Oiz hacia los pastos costeros del Gerniquesado, Bermeo, Ea y Lekeitio; desde el Duranguesado y Bernagoitia hacia Elorrio y Mañaria, en las faldas de la sierra de Amboto y también a Ondarroa y Motriko, situadas en el litoral limítrofe entre Bizkaia y Gipuzkoa. Ocasionalmente podían también trashumar hasta los pastos de Larrabezua y Gamiz.

Todos estos movimientos presentaban una diversidad local, que fue evolucionando con el transcurso de los años; comenzó a abandonarse esta costumbre hacia el decenio de los cincuenta y hoy día estos movimientos se encuentran prácticamente desaparecidos.

En Sollube, comarca vecina de la anterior, se da una transterminancia similar con los pastos de la ría de Gernika como foco de atracción para los ganados de las faldas del monte.

Trashumancia a los valles y a la costa guipuzcoana

Los pastores de Urbia en la sierra de Aizkorri (G), según se recogió en los años cincuenta, bajaban tradicionalmente en busca de pastos de invierno. Unos se desplazaban en otoño a Gabiria para pasar en invierno a Durango (B). Había quien se trasladaba hasta Santoña (Cantabria). Pero era más frecuente aproximarse a los pastos guipuzcoanos de la región de Donostia y a las zonas vizcainas de Elorrio y Durango haciendo el siguiente itinerario: Zerain, Brinkola, Udana, Oñati, Arrasate y salvando el alto de Kanpanzar llegar a Elorrio y Durango. Algunos continuaban hasta Amorebieta-Etxano, Galdakao, Larrabetzu y Lezama y de aquí alcanzaban el Munguiesado, otros tomaban el camino del Guerniquesado.

Rebaño descendiendo de Aralar hacia Getaria, a su paso por Itsasondo (G), 1979. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

Pocos datos quedan de esta trashumancia. Se sabe que este recorrido se hacía antaño a pie y duraba tres días, aprovechando que las ovejas marchaban bien y no había que ordeñarlas porque todavía no estaban preñadas. Se empleaban para ello caminos de tránsito común y carretera. Un informante recuerda que en las primeras décadas del siglo XX en Abadiano existía una cadena, katea, que se retiraba para que pasase el rebaño, previo pago de seis pesetas. Los pastores de Araia (A) hacían paradas para dormir en Otxandio y Amorebieta.

Los informantes de Zerain señalan que el descenso de los ganados solía ser escalonado, propio de los pastos de alta montaña, y tras dejar los pastos altos se distribuían por los de media altura, comunales y privados, hasta que en febrero cuando ya estaban agotados llegaban al valle.

Con posterioridad a los años cincuenta los datos recogidos de la trashumancia teniendo en cuenta la distancia a la que se encuentran los pastos de invierno y la forma de dirigirse a ellos, señalan la existencia de dos grupos[3]:

Al primero pertenecen los que pasan el invierno en los pueblos cercanos a la sierra, de los que son naturales, como Zegama, Zerain, Idiazabal, Segura... y, si no tienen pastos suficientes, se trasladan hacia los valles del Oria, Urola y Deba, a localidades como Beasain, Bergara, Gabiria, Legazpi, Zumarraga, Arrasate, donde toman terrenos en alquiler. Todavía se mantiene el traslado a pie por los caminos tradicionales.

El segundo grupo se corresponde con quienes realizan un desplazamiento más lejano hacia pastos de localidades de la costa guipuzcoana, como por ejemplo Zumaia, Getaria, Orio, o sus proximidades, Urnieta, Hernani.

El descenso otoñal a los pastos del valle lo realiza un único pastor. Sin embargo, cuando empiezan las carreteras se requiere la ayuda de uno o varios acompañantes, que acuden en vehículo todoterreno. En este transporte se recogen las ovejas rezagadas y enfermas, así como los corderos que van naciendo durante la bajada. Por las carreteras el rebaño circula rápido y ordenado, bien agrupado, bien en línea. El pastor debe ir constantemente mirando hacia atrás y adelante para vigilar la marcha y que ninguna oveja pueda caer a alguna zanja. Este tipo de marcha cansa notablemente a ovejas y pastores.

Hacia finales de los años setenta se generalizó el traslado en camión, retrasando la fecha de bajada. Como las ovejas venían preñadas y hacinadas, se producían abortos y muertes, por lo que se volvió a la tradicional marcha a pie, reservando el camión exclusivamente para la vuelta. Hoy en día, con los camiones mejor acondicionados ha vuelto a imponerse este sistema de transporte.

De la sierra de Zaraia el descenso invernal se realiza hacia los pastos de Eskoriatza, Aretxabaleta, Arrasate, Oñati (G) y Aramaio (A), aunque en ocasiones podría llegar hasta Bergara e Itziar (G) en busca de hierbas.

De la sierra de Aralar, los rebaños guipuzcoa- nos bajan en invierno hacia los pastos bajos de Tolosa, Orio, Renteria, Hondarribia e Irun. Otra zona frecuentada era el Ernio, especialmente por algunos pastores de Amezketa. Esta trashumancia era antaño más habitual, sobre todo en años de inviernos rigurosos. El traslado se efectúa casi siempre en camión. Muchos pastores han abandonado este régimen y los que continúan con él han terminado por instalarse estacionalmente en los pastos bajos; han comprado su propio caserío, donde pasan la invernada con su familia, y construido pabellones industriales para cobijar a los rebaños.


De las Améscoas (N) principalmente, pero también de otras localidades cercanas a las sierras de Urbasa y Andia, determinados pastores llevaban a cabo hasta los años setenta una trashumancia, ya desaparecida, en busca de pastos de invierno hasta las provincias de Álava y Gipuzkoa. Algunos marchaban a Araia (A) y pueblos colindantes, donde permanecían aprovechando los rastrojos. Otros lo hacían hacia los pastos costeros de Gipuzkoa, como Itziar, Zumaia..., donde practicaban el arriendo de pastos a los caseríos. Era una trashumancia invernal, que se extendía de diciembre a abril; se retornaba al llegar esta fecha a la sierra de Urbasa[4].

En Agurain (A) se llevaba a cabo una trashumancia corta a los pastos de invierno de Beasain y Ormaiztegui (G) en fechas anteriores a los años sesenta, pero ahora se quedan en itinerancia por la Llanada Alavesa.

Trashumancia pirenaica a los valles y a la costa

Junto a la gran trashumancia pirenaicoatlántica, también ha existido y existe, aunque en franca decadencia, una trashumancia menor invernal. Los puntos de origen de este movimiento se encuentran en las localidades situadas en las partes altas de los valles pirenaicos, como Itsasu (L), Bidarrai, Urepele, Aldude, Banka (BN), Larraiñe, Santa-Grazi (Z). Su destino han sido y son las llanuras del piedemonte pireanico desde Sara (L) a Maule-Lextarre (Z), pasando por Uztaritze, Hazparne (L); Heleta, Baigorri, Donibane-Garazi (BN).

Tras bajar de las bordas de media altura al comienzo del otoño, los rebaños de cada localidad se dirigían al valle. Allí podían permanecer en los pastos propios, o enviar parte de los rebaños en pasturaje a otras localidades, bazkaz emana. Habitualmente debían itinerar de unos pastos a otros, pues una sola casa no tenía terreno suficiente para alimentar los rebaños durante los aproximadamente 5-6 meses que permanecían allí. Los encargados de trashumar eran pastores contratados o los hijos de los dueños.

Rebaño bajando del monte a su paso por Lasa (BN), 2000. Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.

Esta misma trashumancia se ha practicado al otro lado de las cimas pirenaicas, en Navarra. Sus protagonistas son los ganados de los valles de Aezkoa y alto Baztan. Como quiera que los pastos de los Pirineos atlánticos de Vasconia continental se encuentran más cercanos que los del Ebro, los puertos pirenaicos de Izpegi e Ibañeta son transitables incluso en invierno y a los pastores de estos valles les resultaba imposible mantener en las tierras de su propiedad sus grandes rebaños durante todo el invierno, ha tenido lugar una trashumancia del territorio navarro hacia las comarcas de Garazi, Mixe y Baigorri, desde Ainhoa (L) hasta Armendaritze (BN). Este descenso está concertado por las facerías que gobiernan los pastos de altura de toda esta zona. En el primer cuarto del siglo XX tenía su importancia: 5.000 cabezas aezkoanas y 2.000 baztanesas cubrían esta ruta de los puertos.

Trashumancia ribereña navarra

El último ejemplo de esta trashumancia menor es el que protagonizan los rebaños de los pueblos ribereños de Navarra que son congozantes de las Bardenas Reales, 19 en total. Siguen un modelo de itinerancia similar al de los pastores roncaleses y salacencos. Entran con el rebaño ovino por la sanmiguelada y la abandonan hacia mediados de diciembre, para ir a la corraliza, de su propiedad o en arriendo, donde tiene lugar la parición. Retornan de nuevo en primavera a las Bardenas donde brotan de nuevo los pastos con las lluvias y pacen hasta la fecha de salida, en mayo, en que vuelven a la corraliza o al pueblo para preparar la trashumancia estival.


 
  1. Hacían el recorrido en cinco días: la primera etapa la cubrían desde el lugar de origen hasta Ramales de la Victoria, localidad lindante con el Valle de Carranza pero ya en tierras cántabras. Por Riva y Ruesga hacían el segundo tramo para llegar a las proximidades de Cavada. La tercera etapa por Liérganes y Pámanes finalizaba en Penagos y la cuarta en las afueras de Torrelavega. El último trecho era desde esta localidad a Cóbreces. Variantes de este camino conducían hasta San Vicente de la Barquera y a Santander.
  2. También se daba la situación inversa de que pastores burgaleses de las localidades de Lorcio y Cirión se desplazaran a Sierra Salvada (A) donde previamente habían arrendado pastos de invierno.
  3. Ainhoa GALPARSORO. «Artzantzaz artzain familia batekin» in I Gerriko idazlan sariketa. Gasteiz, 1991, pp. 209-210.
  4. FLORISTÁN, Geografía de Navarra. Los hombres–1, op. cit.