Gallinas y otras aves
En la mayoría de las localidades las gallinas han deambulado libremente por la calle procurándose su comida. Además se ha complementado su alimentación proporcionándoles cereales en grano o en harina y en ocasiones harinas y patatas cocidas en agua.
En Carranza (B) a las gallinas, cuando ponían los huevos en fárfara, se les complementaba la alimentación con cáscaras secas. Se guardaban éstas una vez consumido su contenido y se introducían en el horno de la chapa económica para que se tostasen. Después se trituraban bien y se mezclaban con el grano o el pienso que se les suministraba a estas aves. De este modo volvían a poner los huevos con cáscara.
En Ajuria (Muxika-B) dicen que es conveniente que anden sueltas para que coman lombrices y otros gusanos, que según los informantes contribuyen a que la cáscara del huevo se endurezca, oskola gogortzeko. De lo contrario, como ocurre hoy en día más a menudo que en tiempos pasados, los ponían sólo con la fárfara, minzduna. También se considera bueno que coma pequeñas piedras, de las que al sacrificarlas aparecen restos en la molleja, errotea.
En Ayala (A) se alimentaban con borona y trigo o con un cocido de borona y patatas. En Berganzo y Agurain (A) con patatas cocidas, harina y grano. En Bernedo (A) participaban del caldero de los cerdos; además comían grano de trigo, avena y maíz.
En Bajauri, Obécuri y Urturi (A) a las gallinas se les alimenta con piensos compuestos mientras que antaño comían trigo, avena, maíz y patatas con berza cocidas como a los cerdos[1].
En Moreda (A) se les daba trigo, avena, maíz, habas, hojas de lechuga, hierba, verdura, grano suelto, pienso compuesto, patatas cocidas con salvado y migas de pan remojadas. Les gustaba deambular por la calle y escarbar y comer lo que pillaran. No se les administraban demasiados alimentos verdes porque les causaban diarreas.
En Oñati (G) granos de trigo y maíz o bien restos de comida con salvado, al cual se le llama zaperoa. Si estaban encerradas también se les daban acelgas y berza.
En Ezkio (G) cuando las gallinas andaban sueltas se alimentaban de lo que ellas mismas obtenían. Aun así se les daba grano de maíz y cebada y normalmente también se les proporcionaba diariamente una mezcla de patata cocida y salvado, zaperoa. Hoy en día se alimentan con piensos compuestos. En Telleriarte (G) a las gallinas se les da sobre todo grano pero también una mezcla de peladuras de patata con sobras de comida y harina llamada zaperoa.
En Améscoa (N) se criaban en todas las casas. Vivían picoteando por cuadras y calles, eras y estercoleros. Su pienso consistía en trigo, maíz, cebada o avena pero no en mucha cantidad ya que era grande el número de animales que había que mantener con el grano que se recogía en las piezas. Muchos cocían patatas con alguna verdura y les daban el cocido mezclado con salvau o menudillo. En Izal (N) se les da trigo y calderada y también hierba. En Roncal (N) patatas cocidas y menudillo (cáscara del trigo).
En Allo (N) en muchas casas andaban libres durante el día picoteando por el suelo. La dueña les ponía trigo y agua junto a la casa para que pudieran comer si no eran capaces de buscarse el sustento por la calle. Era frecuente que las gallinas de un mismo barrio deambularan mezcladas entre sí. Al atardecer, cuando retornaban al corral, la dueña las contaba y como faltara o sobrara alguna corría la voz entre las vecinas y enseguida solucionaban el problema. Nunca faltaba quien con mala voluntad se apropiaba de gallinas ajenas, e incluso había casas que tenían fama de que gallina que entrara en ellas no salía. Pero esto era excepcional. Para los casos de extravío las dueñas les ponían un churi o lazo de tela anudado a una de las alas. Eran de un mismo color y hacían de marca de la casa. Posteriormente se empezó a colocarles una anilla de plástico coloreado alrededor de una de las patas. En los barrios periféricos las gallinas acudían a comer a las eras, a las viñas y a los sembrados. Si eran sorprendidas por el amo, éste no dudaba en apedrearlas, llegando en ocasiones a matar alguna. Aquellas que permanecían cerradas en el descubierto también picoteaban entre el estiércol de las caballerías y en el comedero tenían trigo o casquijos de trigo, esto es, los granos rotos, mal pelados o con impurezas que se recogían de la era y que se aprovechaban para estos animales. En algunas casas les preparaban también menudillo con salvado, harinilla y agua.
En Sangüesa (N) trigo, cebada, maíz y avena. Patatas cocidas con menudillo o salvado, tomate maduro, las sobras de casa y pan remojado en agua o en leche para los pollicos. En Abadiano (B) maíz desgranado; en Zamudio (B) maíz y trigo; en Zeanuri (B) maíz desgranado, artoa garaunduta, y lo que ellas comían mientras deambulaban sueltas.
En Urduliz (B) se les da principalmente trigo y maíz. Antaño, cuando estaban sueltas, había que llamarlas cuando se les iba a echar de comer. Al oír la señal se reunían en el portal gallinas y polluelos en espera del maíz que se arrojaba directamente al suelo. Cuando se pasaron a tener en gallineros se les daba de comer en una especie de pequeños pesebres de madera de forma alargada y en una palangana se les ponía el agua.
En Ribera Alta (A) les dan trigo o avena enteros, sin moler. En Valderejo (A), trigo, cebada, maíz y granzas. En Apodaca (A), grano de maíz, trigo y cebada. En Urkabustaiz (A), maíz y trigo.
En Astigarraga (G) los pollos y gallinas comen maíz triturado. En Elgoibar (G), maíz y verdura, además de lo que picoteaban mientras estaban sueltas. En Elosua (G), trigo y maíz tres veces al día. En Hondarribia (G), maíz.
En Sara (L) el alimento que, además de lo que ellas picoteaban en los campos, consumían principalmente era el grano de maíz[2].
En Izurdiaga (N) a los pollos y gallinas se les da arroz, maíz y trigo. En Lezaun (N) vivían con lo que comían por el corral o el campo. En San Martín de Unx (N) se les da sobre todo trigo, pero también avena, cebada y maíz.
En Ultzama (N) a las gallinas, patos y palomas se les daba cereal, sobre todo maíz. Las palomas y los patos solían estar sueltos. Los patos conseguían su alimento en los arroyos: caracoles y pececillos fundamentalmente y las palomas se alimentaban con lo que encontraban en los campos. Tanto a los unos como a las otras en casa se les daba poca comida.
En Eugi (N) las gallinas y las palomas se alimentaban con maíz y trigo y también con alguna que otra berza. Las palomas vivían libres por lo que se procuraban gran parte de su alimento. Las gallinas se pasaban el día picoteando. Los patos y los gansos se alimentaban de igual modo que las gallinas.
En la actualidad la alimentación de estos animales se complementa con piensos compuestos especialmente preparados. A menudo viven enjaulados y sólo reciben este tipo de pienso además de agua.
En Bernedo (A) en los últimos tiempos se les da pienso industrial, al igual que a las palomas, que antes sólo comían trigo. En Pipaón (A) pollos y gallinas se crían hoy en día en jaulas con piensos compuestos.
En Allo (N) desde finales de los sesenta o principios de los setenta se pasó a alternar el trigo con piensos compuestos específicos para estas aves.
En Améscoa (N) hace años que las gallinas dejaron de deambular libres, en la actualidad viven en pequeños departamentos o en jaulas individuales. Se alimentan con harinas y piensos compuestos especialmente preparados que se adquieren en el mercado. En Aoiz (N) hoy en día siguen comiendo trigo entero pero algunos les ayudan con pienso.
En Urduliz (B) los informantes aseguran que antiguamente las gallinas vivían más que ahora ya que no se les explotaba con piensos compuestos como hoy en día. En algunos caseríos además del pienso les siguen dando maíz.
En Arraioz (N) gallinas y pollos se alimentan con pienso. A los últimos se les proporciona maíz triturado, kraskatua, quince días antes de su sacrificio para obtener una carne de mejor calidad.
En Elgoibar (G) a las gallinas ponedoras, que están siempre enjauladas, se les alimenta con pienso especial para ellas. Sin embargo a los pollos, hasta que alcanzan el peso adecuado para su sacrificio, se les da la mitad de pienso y la otra mitad de maíz, además del alimento que consiguen al estar sueltos durante el día.
Las demás aves han recibido una alimentación similar a las gallinas.
En Pipaón (A) a las palomas se les da de comer trigo. En Moreda (A) maíz de grano pequeño, alpiste y migas de pan. En Izal (N) trigo y veza. En Agurain (A) se les deja salir al campo para que se alimenten en el tiempo hábil para ello. Cuando está vedada la salida se les proporciona trigo, cebada y avena. A los pichones se les da la harina de dichos granos, mijo y alpiste.
En San Martín de Unx (N) a las palomas les dan de comer pienso compuesto para gallinas ponedoras en forma granulada, pues si lo comieran en polvo, «al beber agua se les formaría una pasta y morirían». El pienso se coloca en unos comederos de fabricación casera, pero de manufactura muy perfecta. El agua está contenida en unas botejas de barro cocido que se adquieren en los comercios especializados. Periódicamente se realiza una limpieza general del palomar y se les repone el pienso y agua. Los pichones se alimentan con veza y trigo.
En Allo (N) los pavos y las palomas, allí donde los criaron, tuvieron una alimentación similar a la de las gallinas. En Berganzo y Agurain a patos y pavos se les daban patatas cocidas, harina y grano.
En Carranza (B) los patos salían por la mañana del corral, donde se aselaban para pasar la noche, y bajaban al río para estar todo el día en él nadando y alimentándose en sus riberas. Al anochecer regresaban al corral y comían maíz en grano que se les echaba en un cocino o cajón de madera.
En Moreda a los patos se les daba pienso, avena, cebada, pan remojado con agua o leche, lombricillas de los ríos, caracoles, habas y animalillos acuáticos de charcos y ríos. En Sangüesa (N) a estos animales se les proporcionaba lo mismo que a las gallinas y algunas veces se les echaban caracoletas.
En Allo los patos tenían una alimentación parecida a las gallinas. En muchas casas los dejaban sueltos por las afueras del pueblo, donde era habitual encontrarlos en bandadas nadando en las acequias próximas. De pequeños se alimentaban con caracolillos que las mujeres y los chicos recogían en las riberas de las acequias y a los que previamente le machacaban la cáscara.