El perro en el pastoreo de otros ganados

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El principal tipo de ganado para el que se han empleado perros, además de las ovejas, ha sido el vacuno.

En el Valle de Zuya (A) se recuerda el uso del mastín para cuidar las vacas en Gorbea. Llevaba un collar de cuero con clavos remachados para defenderse de los lobos. En Apellániz (A) hubo en otro tiempo mastines para la vigilancia de toda clase de ganados[1].

En Urkabustaiz (A) en las casas suele haber un perro para manejar las vacas que al mismo tiempo vale para cuidar y proteger la casa. En Berganzo (A) se emplean para las vacas unos pequeños bien adiestrados.

En Valderejo (A) no ha sido habitual la utilización de perros expresamente adiestrados para el cuidado y manejo del ganado, lo que sí han existido son ejemplares sin raza definida que acompañaban al pastor y eran empleados principalmente para las vacas.

Arreando las vacas. Erro (N), 1998. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

En las Bardenas (N) los pastores de reses bravas no han utilizado mastines pero sí otros perros; suele ser habitual que lleven tres.

En las Encartaciones (B) ha existido uno conocido como de presa[2] que se utilizaba para reunir y apresar las vacas monchinas, ganado semisalvaje que pastaba libre por las sierras de este territorio. Se trataba de animales del aspecto de los alanos, musculosos, de cabeza grande y morro chato, de diversos colores, aunque solían ser rayados, predominando los amarronados oscuros y rojizos. Tenían una especial habilidad para engancharse de las orejas del ganado derribándolo, momento que aprovechaban los ganaderos para reducir al animal con el fin de marcarlo o transportarlo a otra zona o al matadero (Abanto, Carranza, Galdames, Muskiz, Zierbena-B).

También existían y existen en las Encartaciones unos perros llamados villanos utilizados igualmente en la tarea de pescar o capturar el ganado de monte así como para reagruparlo y colaborar en su conducción a las mangas o mangadas, cuadras o para cambiarlo de pastos (Abanto, Carranza, Galdames, Muskiz, Zierbena).

Actualmente los villanos son perros de presa utilizados para la captura de los bóvidos de raza monchina ya que debido a su carácter salvaje resulta imposible dominarlos de otro modo. Son animales de color barcino o, como se dice en la zona, barreado; en menor proporción existen ejemplares de capas negras, castañas y blancas. Tienen el pelo corto y carecen de espolones. Suele ser costumbre cortarles las orejas cuando tienen un mes de vida[3].


Perro villano. Carranza (B), 1989. Fuente: Miguel Sabino Díaz, Grupos Etniker Euskalerria.

Hasta mediados de la década de los sesenta se utilizaban en las Encartaciones los dos tipos de perros citados antes para la captura del ganado monchino. En primer lugar actuaban los antiguos villanos, que eran perros careadores, de capas oscuras, más pequeños que los actuales y cuya misión consistía en la separación del resto del rebaño de la res elegida por los ganaderos para su captura y su conducción hasta un punto determinado, donde aguardaban otros ganaderos que sujetaban a los perros de presa. Estos últimos eran los alanos citados antes, más pesados que los villanos y especialistas en capturar a la res mordiéndole y prendiéndole por las orejas. Esta forma de atrapar el ganado requería por lo tanto la intervención de dos clases de perros, pues los villanos, con gran capacidad para correr detrás de la res y guiarla hasta donde conviniese, no eran perros de presa, mientras que los alanos, capaces de echar la llave, si no podían atrapar al animal en los primeros lances se agotaban enseguida ya que sólo podían correr pequeñas distancias. Por esto, los ganaderos comenzaron a cruzar ambos perros en la década de los sesenta dando como resultado el actual villano, que reúne las cualidades de sus predecesores: ser un animal de presa y la capacidad para la carrera[4].


 
  1. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. «Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés» in Ohitura, 0 (1981) p. 120.
  2. El uso de perros de presa para la captura del ganado vacuno estuvo extendido en siglos pasados. Se debe tener en cuenta que este tipo de animales pastaban libres en los montes y tenían tendencia a embestir, por lo que era difícil reunirlos por otros procedimientos. En 1599 los Síndicos del Señorío de Bizkaia ante las demandas que podían llegar a ocasionar estos perros propusieron «que mediante que los carniceros y otras personas han acudido y acuden a los montes y pastos donde pacen los ganados con alanos y perros para coger el ganado vacuno, echan y sueltan los perros entre el ganado y llevándolos sueltos hacen presa en cualquier ganado ajeno, y se siguen muchos daños a los vecinos y dueños de ganados, así en el maltrato como acosándoles, los hacen bravos y se almontan y por otras vías a que es justo se ponga remedio conveniente y se repare. Se mandó que de aquí adelante ningún carnicero ni otra persona de cualquier calidad y condición, no sean osados de llevar a los montes y pastos del Señorío ningún alano ni lebrel, ni perro a prender el ganado vacuno, ni otro alguno, salvo cuando tuviere necesidad de prender a algún ganado bravo, puedan llevar los perros con bozal y los hagan echar al ganado que han de prender, apartándole de los demás ganados, sin que en ello haga ningún daño ni perjuicio, so pena de pagar los daños a las partes con el doblo y más diez mil maravedís para los reparos de los caminos del Señorío por cada vez que lo contrario hiciesen». Fidel de SAGARMINAGA. El Gobierno y Régimen Foral del Señorío de Vizcaya. Nueva edición ampliada por Darío de Areitio. Tomo IV. Bilbao, 1935, p. 163.
  3. GÓMEZ, Euskal Herriko bertako arrazak…, op. cit., p. 37.
  4. Ibidem, p. 37.