Cabras

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La mayoría de los informantes se refieren a las cabras que criaban como «del país». En general son incapaces de asignar un nombre en concreto a sus animales, a lo sumo realizan una descripción somática de los mismos, dando principal importancia al color de la capa. Resulta por tanto difícil efectuar una identificación racial de los mismos.

En Carranza (B) no se han diferenciado razas entre el ganado caprino criado en el valle; sin embargo existe una tendencia a clasificarlo por el color de su capa, mostrando ésta una amplia gama de coloraciones: negra, arrojada, blanca, pinta blanca y negra o pinta negra y roja entre otras. Ello ha dado pie a que algunos ganaderos que actualmente poseen cabras definan erróneamente como razas la cabra corza, cuando los antiguos dueños de este tipo de animales coinciden en afirmar que el nombre era debido al pelaje que presentaba la cabra del país, pero no al colorido de éste. Así, los vecinos del barrio carranzano de la Calera del Prado diferenciaban en función del color de la capa de los animales de este tipo, la corza blanca y la corza marina. Por su parte, los de Ranero los denominaban corza clara o suiza y corza roja. A pesar de lo dicho en tiempos pasados los vecinos de este barrio conocían como cabras castellanas a los animales de pelaje rojo o blanco con cuernos más inclinados hacia atrás y orejas de mayor tamaño. Asimismo en este barrio se conocía como cabra llamera al animal que tenía el pelaje de la parte delantera del cuerpo de color rojo y el de la parte zaguera negro. Otro carácter fenotípico que se ha utilizado para diferenciar las cabras han sido los cuernos, así distinguen entre mochas, es decir, carentes de cuernos, y cornitas, con ellos. Hasta mediados de los años sesenta el censo caprino del municipio estaba compuesto mayoritariamente por la cabra del país, de tamaño grande y fuerte y no muy lechera, ya que venía a dar por término medio un litro de leche por ordeño. Hacia finales de los sesenta se introdujeron machos de cabra alpina, de origen francés, que se cruzaron con la corza. Se obtuvo así un animal menos fuerte que la corza pero de superior producción lechera, entre 2 y 2,5 litros por ordeño. Años después se introdujo la llamada asturiana, cuya producción es superior a todas las demás, entre 3 y 3,5 litros por ordeño. A comienzos de la década de los noventa hizo su aparición un tipo de cabra de menores dimensiones por lo que es conocida como enana.

Cabras de raza azpigorri y otras. Carranza (B), 2000. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker  Euskalerria.

En Bernedo (A) las cabras que se criaban eran blancas y de colores negro o marrón o pintas de estos colores. Fueron sustituidas por vacas lecheras.

En Eugi (N) había dos tipos de cabras: auntz motza, sin cuernos y muy mansa, y cabra cornicerrada, adakatza, con cuernos y más inquieta que la anterior. En Ultzama (N) se diferenciaba entre auntz motza, sin cuernos, y auntz arrunta o cabra común, con cuernos.

En Izurdiaga (N) los informantes aseguran que la raza de cabra de esta región era más alta que la murciana.

En las poblaciones encuestadas las personas consultadas no han mencionado las cabras conocidas como azpigorri, que se crían en Bizkaia. Solamente en Bernagoitia se ha constatado un tipo de animales que se ajustarían a las características de coloración de esta raza. En el caserío Betzuen de esta localidad solían tener alrededor de treinta cabras de buena raza, de las de panza rojiza, todas provistas de cencerro, arrana, que andaban siempre sueltas y se las arreglaban por su cuenta pero que cuando iban a parir, aumak eukiteko orduan, se acercaban a casa.

En la vertiente atlántica las principales funciones de las cabras han sido la de controlar el crecimiento de la maleza y rendir unos cabritos para consumo doméstico o para la venta; en cambio, en muchas poblaciones de la vertiente mediterránea se ha recurrido a estos animales como la fuente principal de leche, de ahí que no resulte extraña la extensión que alcanzó una raza foránea especializada en la producción de leche, la murciana.

En Moreda (A) unas eran de la raza de la tierra, propias de esa zona de la Rioja, y otras murcianas por ser a vendedores de ganado procedentes de Murcia a los que se les compraba estos animales. Los murcianos llegaban con burros en cuyos capazos transportaban todo tipo de cacharros, pero la principal venta que realizaban era la de leche y cabras, que traían en pequeños rebaños.

En Valderejo (A) la mayoría de estos animales no pertenecían a una raza concreta, sólo las destinadas a la producción de leche eran murcianas. Poseían grandes ubres y pastaban en zonas próximas a los núcleos habitados ya que al poseer tales ubres tenían dificultades para desenvolverse en terrenos con mucha maleza.

En Treviño (A) se criaban murcianas y del país y en Izal (N) murcianas sin cuernos.

En Lezaun (N) las cabras eran de pelo fino en el rosario, esto es, en la espalda, y en las faldas más duro. También tenían murcianas, generalmente carentes de cuernos y con orejas muy pequeñas, «como dos punticas».

En Sangüesa (N) las había de tres razas: murciana, de color canela o roja, de mucha ubre, apropiada para leche y cría, mejor adaptada a pastar por llanos y praderas o a permanecer en el corral e ir en la cabrería municipal; granadina, de pelo negro que participaba asimismo de las mismas características que la anterior; y serrana o salvaje, de todos los colores, de poca ubre, más apropiada para ir en rebaño con ovejas al monte y gran devoradora de arbustos.

En la población vizcaina de Triano también se ha constatado que las cabras existentes son de raza murciana.

Tampoco se ha recogido información acerca del ganado caprino pirenaico, que abunda en Navarra, al igual que el alpino[1]. Es posible que algunos de los animales citados antes pertenezcan a la primera de estas razas pero sin que los informantes utilicen esta designación. Se describe a continuación en un apéndice.


 
  1. Luis de la TORRE; M.ª Dolores DÍAZ; Carmen URSUA. Enciclopedia de Navarra. Ganadería. Temática IV. Pamplona, 1987, p. 179.