El pastoreo itinerante

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El desplazamiento periódico de rebaños y pastores es un acontecimiento destacado de la vida pastoril. En todas las latitudes la búsqueda de pastos ha constituido una necesidad imperiosa, tan importante que las fronteras no han llegado a ser un obstáculo para ello.

Para muchos investigadores de nuestro ámbito –José Miguel de Barandiaran el primero de ellos– el pastoreo itinerante y especialmente la trashumancia son tan antiguos como la ganadería en sí. Tienen un origen prehistórico que arranca desde el Neolítico y que puede rastrearse en la relación geográfica de la cultura pastoril tradicional con el fenómeno megalítico (coincidencia de áreas de pastoreo y vías pecuarias con determinadas manifestaciones megalíticas)[1].

Su razón de ser radica en que los pastos disponibles en una determinada área geográfica no siempre alcanzan a cubrir las necesidades de la cabaña ganadera durante todo el año. A esta imposibilidad contribuyen varios factores que seguidamente se enuncian y a los que se aludirá más detenidamente a lo largo de este capítulo:

El clima y su influencia en la vegetación a partir de sus elementos principales como son, humedad, lluvias, frío, nieve, heladas, calor y viento. Los usos y costumbres agrarios regionales y su incidencia sobre la disponibilidad y posibilidad de acceso a los pastos. La accesibilidad a los pastos en función de su naturaleza jurídico-administrativa, que básicamente puede clasificarse en privada y comunal (de concejos, municipios y valles, facerías o parzonerías y en Navarra los antiguos montes del Estado y las Bardenas Reales). El tipo de ganado: el ganado ovino es el más apropiado para los grandes desplazamientos, pues forma rebaños de muchas cabezas susceptibles de una explotación comercial y sólo en determinados momentos del año, y no obligatoriamente, precisa acudir a la localidad correspondiente. Otros ganados, como el bovino, porcino y caballar, presentan condicionantes de naturaleza diferente.

No todas las reses transitan según los ciclos que se describen a continuación. Como regla general únicamente el ganado de vida, el destinado a la crianza, es trashumante. El ganado de pique, o criado para el consumo de carne directo en la localidad, y el de labor, que colabora en las tareas domésticas, permanecen estabulados, transterminantes y/o estantes, es decir, en itinerancia en los pastos de una misma jurisdicción.

Existe una tendencia generalizada a considerar como trashumancia todo desplazamiento cíclico de los ganados, independientemente de la distancia que separe origen y destino, las condiciones en que se realice y las circunstancias que los motiven. Por ello han proliferado clasificaciones en las que se intenta diferenciar distintos grupos según la naturaleza de estas prácticas trashumantes. No resulta extraño encontrar en la bibliografía[2] expresiones tales como gran trashumancia, trashumancia media, trashumancia de menor magnitud, trashumancia mixta y trashumancia local, trashumancia corta o similares, en un intento por catalogar los tres grandes ciclos itinerantes que existen en Vasconia.


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. «Contribución al estudio de los establecimientos humanos y zonas pastoriles del País Vasco» in AEF, VII (1927) p. 141.
  2. Julio CARO BAROJA. Los Vascos. San Sebastián, 1949, pp. 220 y ss. Fermín LEIZAOLA. «Aspectos de la vida pastoril y trashumancia en el País Vasco» in Primera Semana Internacional de Antropología. Bilbao, 1971, pp. 535-536. Alfredo FLORISTÁN. La Merindad de Estella en la Edad Moderna: los hombres y la tierra. Pamplona, 1982, pp. 219-221. Théodore LEFÈBVRE. Les modes de vie dans les Pyrénées atlantiques orientales. Paris, 1933, pp. 478 y ss.