Ferias navarras

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Améscoa y en Sangüesa, para el ganado vacuno y caballar, consideraban importante la feria de San Fermín de Pamplona (7 de julio). De Aldatz y el Valle de Larraun acostumbran acudir a Pamplona a vender el ganado vacuno y equino por las ferias de San Fermín y San Miguel y de Ultzama, además de a éstas, iban también a la que en la propia capital navarra se celebraba el día de Santiago. Los informantes de Ultzama señalan que como la feria de ganado mayor de San Fermines duraba varios días, ellos generalmente se desplazaban en domingo.

De Améscoa acudían al mercado de cerda de Estella, que se celebraba todos los jueves y a él concurría toda la merindad. Para el ganado vacuno y caballar, los amescoanos consideraban importantes las ferias de Estella de los días de la Aparición de la Virgen del Puy (25 de mayo) y de San Andrés (30 de noviembre)[1]. Esta última estaba acreditada en la compra y venta de ganado vacuno y caballar y a ella acostumbraban acudir a vender esta clase de ganado los de Aldatz y Valle de Larraun.

De Moreda (A) acudían a la feria de Estella de San Andrés, que hoy día se celebra el fin de semana siguiente a la festividad del santo. Los informantes guardan buen recuerdo tanto de esta feria como de la que también en noviembre se celebraba en Santa Cruz de Campezo (A) porque sus padres volvían a casa con turrones y dulces típicos de Navidad.

En Abarzuza y Zudaire (Améscoa Baja), al sur de las sierras de Urbasa y Andia, tenían lugar ferias dedicadas al comercio de ganado vacuno, porcino y caballar. Los días 8 y 9 de septiembre en la primera de las localidades, que dejó de celebrarse a mediados de los setenta y el primer sábado de octubre en Zudaire, que desapareció a finales de los sesenta.

Feria de San Miguel de Pamplona (N), 1988. Fuente: Vicente Sarobe, Grupos Etniker Euskalerria.

A la feria de Irurtzun que estaba especializada en ganado menor acudían, de entre otros lugares, de Ultzama. En ella se realizaban compraventas ocasionales de vacas, bueyes o yeguas. Congregaba a muchos ganaderos y se reunía abundante ganado de los alrededores: Sakana, Lizarraga, Burunda... y de los valles vecinos. De Aldatz y Valle de Larraun se acostumbraba ir a vender el ganado vacuno y equino a Irurtzun. Según se ha constatado en el Valle de Baztan, los cerdos se vendían en esta feria que se celebraba los días 10, 20 y 30 de cada mes, adelantándose una jornada cuando coincidía en festivo. El día lo aprovechaban para almorzar, gosaldu, en cuadrilla, y para comer, bazkaldu. Según los informantes solía ser «día completo».

La de Irurtzun, sucesora de la que antaño se celebraba en la ermita de Santiago de Itxasperri, ha sido importante para las transacciones de ganado vacuno y porcino. A ella han acudido desde las localidades del corredor de la Barranca, de Goñi y Ollo, de una buena parte de la Navarra húmeda, y de la Cuenca de Pamplona y sus valles anejos. Junto a la de Irurtzun, para el mismo tipo de ganado, estaba la feria de Etxarri-Aranaz que era de menor importancia, y se mantuvo hasta mediados de los sesenta. En Alsasua se celebra feria anual de ganado vacuno, caballar y porcino, el tercer domingo de octubre.

De Ultzama se iba también a la feria de Elizondo a vender ganado vacuno y yeguas. Recuerdan los informantes que como a éste y a otros lugares se desplazaban caminando, había que hacerlo transportando los animales con mucha paciencia. En esta feria se vendía de todo: ganado, ropa, comida, herramientas para la casa, cueros y correas para los animales... Algunos labradores eran aficionados al juego, y el dinero que llevaban para comprar ganado lo perdían a las cartas. Se conoce un refrán a este respecto «La bolsa del jugador no necesita atador», esto es, tan pronto está llena como vacía. De entre las ferias destacaba la del día de Santiago. En el barrio Auza de la propia localidad tenía lugar un pequeño mercado semanal de venta de cerdos.

En Sangüesa, tradicionalmente, desde hace casi un siglo hasta principios de los años noventa, se han venido celebrando del 11 al 17 de septiembre las Fiestas y Ferias en honor de San Sebastián[2]. Hasta bien entrado el decenio de los sesenta, los jueves había mercado municipal de cutos en la plaza de Santo Domingo, por eso también llamada plaza de los Cutos. El ganado ocupaba la zona de los fosos del castillo e inmediaciones. Comenzaba de mañana y concluía hacia las tres de la tarde. Durante el mismo se efectuaba la compraventa de gorrines y acudían desde los pueblos vecinos tanto navarros como aragoneses. Traían muchos gorrines desde la comarca de Lumbier. Se tenían en cajones, se escogía uno al gusto del comprador y se pagaba al contado. Se adquirían sobre todo para criar, rara vez para sacrificarlos de pequeños. El llamado alcabalero municipal cobraba un tanto al vendedor. Los sangüesinos, además de vender o comprar sus animales en las ferias locales, acudían también a las de Tafalla, ferias a las que iban de Aldatz y Valle de Larraun a vender el ganado vacuno y equino.

De Navascués asistían a la citada feria de Sangüesa, también a las de mayo y noviembre de Lumbier, a las de mayo y septiembre de Otsagabia, que eran fundamentalmente de ganado vacuno, y a la de noviembre en Urroz[3].

En Mélida la compraventa de ganado se hacía en la propia localidad o en la feria de octubre de Marcilla.

En Eugi gozaban de fama los mercados de las localidades vecinas de Auritz y Uharte, donde se vendía toda clase de ganado de calidad. Los tratantes compraban los animales viejos. La época más conveniente para la venta era a finales del verano, cuando el ganado estaba en su mejor momento (azienda bere onean, gizen eta garbia dagoenean).

En Isaba los días 6 y 7 de septiembre se celebraban ferias de ganado lanar.


 
  1. Las ferias de Estella han tenido gran importancia para los ganaderos desde los valles que lindan con Urbasa y Andia hasta el Ebro y desde el Arga hasta Álava. Vide Alfredo FLORISTÁN. Urbasa y Andía, solar de los navarros. Pamplona, 1978, pp. 211-214.
  2. Los reyes de Navarra concedieron a Sangüesa varias ferias y mercados libres de impuestos. En 1399 Carlos II le otorgó una feria franca de diez días al año que comenzaba el jueves anterior a la festividad de Pentecostés y que fue confirmada en el año 1484. La reina doña Blanca le concedió también un día de mercado cada quince días, el que quisiera elegir el pueblo, y que los que fuesen a vender sólo pagasen de imposición seis dineros por libra. Algunos años después los reyes don Juan y doña Catalina ampliaron dicha gracia concediendo que el mercado se celebrase cada ocho días.
  3. Pablo SAGARDOY. Pastoreo en el municipio de Navascués (1950-1980). Memoria de Licenciatura. Inédita. Pamplona, 1986, pp. 52-53.