Cambios

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A las cinco de la tarde los niños asistieron de nuevo a la ceremonia de la iglesia: canto de vísperas, sermón del ''misionista, ''renovación de los votos del bautismo. El ''misionista ''habló de nuevo a los concurrentes invitándolos a que renunciaran a las vanidades del mundo e hicieran una vida verdaderamente cristiana, cuya relajación había tenido consecuencias nefastas, como la rebelión de muchos hijos contra sus padres, la lucha de las clases sociales contra otras, etc. A continuación los niños ofrendaron una corona de flores a la Virgen, poniéndola a los pies de su efigie, y le ofrecieron su vida. Luego hubo exposición y bendición de S.D.M. Cantaron, finalmente, ''Oi gure esperanza zu zare Maria, gorde ''zazu ''Eleiza, bai eta Prantzia. ''Mientras la gente salía de la iglesia, el organista -un guipuzcoano, refugiado de la guerra del 36, como yo- tocó la marcha de San Ignacio. Al día siguiente los niños tuvieron en la iglesia una misa de acción de gracias y seguidamente el ''misionista ''les impuso escapularios del Carmen y de la Concepción<ref>José Miguel de BARANDIARAN. "Bosquejo etnográfico de Sara (VII) Vecindad" in AEF, XXIV (1971-1972) pp. 83-85.</ref>.
15 de mayo de 1942. Administración del sacramento de la confirmación a los niños de Sara por el obispo de Bayona. Ciento ochenta niños lo recibieron. Estos se habían confesado días atrás y habían recibido la comunión a la mañana. A la tarde se congregaron en la iglesia. Al mismo tiempo, todo el pueblo con el alcalde y el Consejo Municipal se reunió en la plaza del pueblo en espera del obispo diocesano Mgr. Edmundo Vansteenberghe, mientras un grupo de muchachos, montados a caballo, iba a ''Txertxefruit ''(frontera con St. Pée) a recibir al obispo. Poco antes de las cuatro, la campana gorda de la torre anunció la próxima llegada del Prelado. Luego llegó éste en automóvil, acompañado del Vicario General Mgr. Daguerre. Fue recibido por el clero y por el Consejo Municipal delante de la puerta del cementerio (por donde se llega a la iglesia); el cura y el alcalde le dieron la bienvenida. El obispo, acompañado por el clero y seguido por las autoridades civiles, entró en el cementerio (que rodea al templo parroquial) y se encaminó hacia la puerta principal de la iglesia. Los portales del cementerio y de la iglesia estaban adornados con ramaje verde. El obispo subió las gradas del altar mayor y de rodillas, delante de éste, oró durante unos momentos. Después se sentó en el sillón que al efecto estaba colocado en el lado del Evangelio. Entonces, el cura, tieso en el lado de la Epístola, dirigiéndose al obispo, le hizo una breve salutación y seguidamente leyó en francés una "Memoria", relatando la labor que el clero, las religiosas y las asociaciones parroquiales realizan en esta parroquia de Sara y los resultados que se obtienen, etc. Después el obispo se levantó y dirigiéndose al pueblo, que llenaba totalmente el templo, pronunció una alocución en francés: elogió al pueblo por su religiosidad y le animó a continuar practicando la religión de sus padres. A continuación el obispo descendió al plano, junto al comulgatorio y allí, sentado en un sillón de cara al pueblo, hizo unas preguntas en francés a tres niños; qué es la Confirmación, quién es el Espíritu Santo y qué es la Trinidad, quién es Jesucristo y qué es la Iglesia. El Vicario General hizo preguntas análogas en vascuence a dos niños y a cuatro niñas. Después de este examen, el obispo volvió a subir las gradas del altar y allí, acompañado del Vicario General y de otro sacerdote, se lavó las manos y tomó los ornamentos sagrados. Hizo inmediatamente la ceremonia de la imposición de las manos a los confimandos. Los confirmandos se presentaron de dos en dos delante del prelado que estaba sentado frente al pueblo y allí se ponían de rodillas con las manos juntas delante del pecho y llevando sobre sus muñecas sendos paños blancos y sobre éstos su correspondiente papeleta en la que van escritos el nombre (en latín) y el apellido de cada uno. El obispo fue haciendo la unción a cada uno en la frente. El confirmado secaba su frente con el paño blanco que llevaba sobre sus muñecas. Terminada la unción de todos, el obispo los bendijo. A continuación hizo la exposición y la bendición con _S.D.M. Ala salida, dio a besar su anillo pastoral a todos, visitó luego la escuela parroquial dirigida por las monjas de la Cruz. Después pasó a la casa cural donde fue obsequiado tanto él como el séquito y las autoridades, con tarta, compota de manzana, confitura de fresas y café con leche. La campana gorda de la torre de la iglesia anunció la despedida del obispo<ref>Idem, José Miguel de BARANDIARAN. "Bosquejo etnográfico de Sara (IX) Fiestas y Festejos" in OO.CC. Tomo VI. Bilbao, 1974, pp. 33-35.</ref>.
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