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Tiempo de derrota

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Principalmente en localidades alavesas y navarras, aunque no únicamente, se ha recogido la costumbre de que finalizada la cosecha del cereal o del olivo, se permitía durante un tiempo el paso de animales tanto a fincas particulares como comunales para que pudieran pastar y de personas para que pudieran aprovechar los rastrojos. Es lo que se conoce como tiempo de derrota.
Ya en un volumen anterior de este Atlas etnográfico se recogió sucintamente esta práctica, que ahora se completa con los testimonios aportados en este trabajo dedicado a la agricultura<ref>ETNIKER EUSKALERRIA, . “Rastrojeras” in ''Ganadería y pastoreo en VaconiaVasconia'', op. cit.Bilbao: 2000, p. 409.</ref>.
Así en Bernedo (A) los ganados de los vecinos han tenido derecho, una vez recogida la cosecha a pastar en todas las fincas del pueblo de la misma forma que en los términos comunales. Los propietarios de las fincas no percibían renta alguna por ello, incluso aunque ellos no tuviesen ganado. El concejo, para sus fondos, cobraba una pequeña cantidad por cada cabeza de ganado a los propietarios. Las ordenanzas de los pueblos prohibían entrar con el ganado en las piezas cuando llovía hasta que transcurrieran tres días de que dejara de llover para evitar el apelmazamiento de la tierra indisponiéndola para los cultivos. El propietario de la finca se beneficiaba de que los animales le comieran la hierba facilitándole la labor del arado y le abonaran la tierra con los excrementos. También en Berganzo (A) se ha recogido esta costumbre de que entre la época de la recolección y la de siembra los propietarios de las piezas dejaran, y lo hacen hoy día, libre circulación del ganado de los vecinos.
En Abezia (A), entre la recolección y la siembra, una vez acabado ''el agosto ''se permite que el ganado, cualquiera que sea su dueño, pueda pastar libremente tanto en terrenos comunales como en propiedades individuales o en heredades. La expresión utilizada para ello era: “Ya se ha abierto la heredad”. Para favorecer esta práctica lo habitual en las heredades es cultivar siempre lo mismo. Los vecinos se ponen de acuerdo sobre el cultivo para que la cosecha sea simultánea y la heredad pueda abrirse al mismo tiempo. De esta forma se garantiza el aprovechamiento de este suelo. Las tierras permanecen abiertas al pasto del ganado desde que termina la recolección hasta san Miguel (29 de septiembre), poco más o menos, momento en el que se reinician las labores de siembra.
[[File:FIGURA8.png406 Gubia para marcar arboles privados en terreno comunal. Carranza (B).JPG|center|RTENOTITLE_FIGURA600px|Gubia para marcar árboles privados en terreno comunal. Carranza (B). Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Apodaka (A) cuando acaba la recolección el ganado tiene derecho a pastar en todas las fincas que no estén valladas ni sembradas. En otro tiempo cuando finalizaba el acarreo del cereal, el pueblo levantaba la veda para que el ganado, primero el mayor y luego el menor, accediera a las fincas.
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