Cambios

Se distinguían dos espacios diferenciados: el destinado a niños conocido como limbo y el destinado a los suicidas y apóstatas, si bien en muchas localidades se confundían en uno solo considerado como zona de tierra no bendecida o civil.

Hasta mediados de este siglo en todos los cementerios del país había una zona aneja al camposanto dedicada a los muertos sin bautismo.

[[Image:.png|thumb|left|{| style="border-spacing:0;margin:auto;width:10.582cm;" |- style="border:none;padding-top:0cm;padding-bottom:0cm;padding-left:0.051cm;padding-right:0.011cm;" || LUGARES Y MODOS DE ENTERRAMIENTO Fig. 248. Antiguo cementerio civil. Derio (B). |- |}]]En Heleta, Oragarre (BN), Azkaine, Beskoitze, Hazparne, Sara, Ziburu (L), Barkoxe y Ezpeize-Undüreiñe (Z) a los niños muertos sin bautizar, hecho que ocurría raramente, no se les hacía misa funeral y se les daba tierra directamente en el panteón familiar, aunque se recuerda la existencia de un rincón en el cementerio, generalmente contra el muro y considerado como zona no bendita, que estaba reservado a aquéllos que no habían sido bautizados. En Ezpeize-Undüreiñe este lugar ocupaba un espacio en el cementerio junto al muro de la iglesia.

El suicidio<ref name="ftn32">En Izpura (BN) a suicidarse le denominan ''bere buria hittzea, bere buruaz besterik egitea; ''en Lekunberri (BN) ''bere burua urkatu-, ''en Azkaine (L) ''bere burua hit, bere ''buruaz ''bertze egin, bere burua garbitu; ''en Beskoitze (L) ''bere burla xahutu; ''en Sara (L) ''bere burua hil, bere burua bertzegin, bere burua egin•, ''en Urdiñarbe (Z) ''be büria eho dizü; ''

En Eugi (N) sólo recuerdan un caso de suicidio. No se tocaron las campanas pero se le hizo funeral y se le enterró como a los demás a pesar de la oposición del párroco.

Una situación singular es la que se da en los pueblos costeros cuando aparecen los cadáveres de ahogados o cuando un pescador o marino pierde la vida en el mar y no se recupera su cuerpo.

En Baigorri (BN) se diferenciaba la zona de enterramiento de las familias más distinguidas del pueblo, que ocupaban la solana al sur, de las tumbas de los pobres y gitanos, muy floridas, que se inhumaban en tierra en la zona más próxima al río.

Aunque en la mayoría de las localidades los cementerios disponían de un espacio destinado a enterramientos de las personas que morían alejadas de la fe católica, fueron raros y contados los entierros de carácter civil en todo el país y algunos de éstos se recuerdan muchos años después como casos aislados y no generales. La actitud que se mantenía ante los mismos era de reserva, e incluso en cierta forma de rechazo. Sólo en determinadas zonas urbanas y fabriles con amplia tradición socialista, como en la margen izquierda de la vía del Nervión en Bizkaia o en la localidad guipuzcoana de Eibar, tuvieron un carácter más general. Actualmente parece que se acogen por el común de la población con algo más de normalidad que en tiempos pasados.