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Tos ferina kukurruku-eztula kokaluxea

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== Enfermedad y denominaciones ==
La tos ferina se caracteriza porque se manifiesta con una tos fuerte y continua, fiebre y, a veces, dificultad respiratoria. También provoca vómitos (Berganzo, Moreda-A; Obanos, Tiebas-N). Se consideraba que alcanzaba el punto álgido cuando el niño emitía un peculiar sonido sibilante al intentar inspirar, “''arnasea bueltau eziñik egoten ziren''” (Nabarniz-B), que se conocía como “hacer el gallo” (CarranzaBCarranza-B), ''kukurruku-eztula'' en las zonas vascohablantes. Podía tardar uno o dos meses en curar (Hondarribia-G) si bien se sabe de niños a los que les duró hasta un año (Beasain-G).
Se consideraba una enfermedad contagiosa (Moreda-A; Carranza, Gorozika, Nabarniz-B; Hondarribia-G; Tiebas-N), que a veces ocasionaba la muerte (Orozko-B). En Allo y San Martín de Unx (N) recuerdan la elevada mortandad que antaño originaba entre la población infantil, motivo por el que en Lekunberri (N) le llamaban “mal de morir”. En Lezaun (N) guardan memoria de que en el año de la guerra (1936) hubo epidemia de tos ferina. Achacaban esta enfermedad al agua. Se dejaba de beber la que se consumía habitualmente, cambiando de fuente y si no surtía efecto se trasladaba al enfermo a otra localidad durante un tiempo.
== Remedios ==
A menudo se dejaba que la enfermedad siguiera su curso hasta que curase (CarranzaBCarranza-B). No obstante se han conocido y practicado algunos remedios para tratarla.
=== Aire sano ===
En Bidegoian (G) se ingería jugo de caracoles con azúcar depositados en un recipiente, dejando en reposo varios días; señalan los informantes que quienes tenían el estómago un poco delicado eran incapaces de tomar aquel jarabe, aunque el sabor no era tan malo. Barriola también constató que en muchas localidades vascas se daba al niño el líquido desprendido por unos cuantos caracoles dejados en una vasija al relente y con azúcar<ref>Ignacio Mª BARRIOLA, ''La medicina popular en el País Vasco'', San Sebastián: 1952, p. 63.</ref>. En Goizueta (N) daban a beber infusión de fresa silvestre, ''maruria-belarra'' (''Fragaria vesca''), mezclándola con el agua del remojo de un caracol durante varias horas.
 
[[File:5.145 Maruria-belarra fresa silvestre.jpg|center|500px|Maruria-belarra, fresa silvestre. Fuente: Archivo particular Familia de Iñaki Zorrakin Altube.]]
En Carranza (B) se tomaba baba de caracoles mezclada con azúcar; en Apodaca (A) señalan que el moco de caracol era el mejor remedio para la tos ferina y en Elgoibar (G) se recuerda que las monjas de uno de los conventos de Markina (B) elaboraban un ungüento con el moco del caracol.
Un remedio similar a este último de Ataun (G) se ha recogido en Bernedo (A) y consiste en administrar al enfermo jarabe hecho con nabos y azúcar. Barriola constató que también se aplicaba esta solución en otras localidades del País Vasco<ref>Ignacio Mª BARRIOLA, ''La medicina popular en el País Vasco'', San Sebastián: 1952, p. 63.</ref>.
=== Savia de chumbera ===
En Astigarraga (G) los troncos de la planta de la pita (''Agave''), limpios de piel y espinas, se dejaban en reposo con azúcar y el jugo que desprendía se proporcionaba al enfermo. En Durango (B) se daba a beber al niño la infusión resultante de la cocción de unas hojas de cactus gigante, ''pitas''. En el Valle de Carranza (B) se conoció el uso de la planta llamada ''palmera'', que seguramente es una chumbera o alguna especie de cactus ornamental. Se arrancaban sus tallos aplanados y con un cuchillo se les abrían varios surcos, se echaba azúcar en los mismos y se colgaban; poco a poco iban destilando un líquido que era el que se daba a tomar al niño enfermo. Otra informante carranzana describe un remedio idéntico con las palas de la chumbera; se pelaban y posaban de canto sobre una fuente, se les añadía azúcar sobre su superficie y se esperaba a que se mezclase con el líquido que exuda la planta, escurriendo una especie de jarabe que se daba al afectado. En Muskiz (B) también se ha registrado la utilización de savia de chumbera con azúcar. Hay constancia igualmente del empleo de jarabe hecho del jugo de hojas de chumbera en Navarra<ref>José Mª IRIBARREN, ''Retablo de curiosidades: zambullida en el alma popular''. Zaragoza: 1940, p. 71.</ref>.
En Carranza se recuerda asimismo hab er recurrido a un jarabe obtenido por el siguiente procedimiento: en dos litros de agua se echaban unos seis ''carollos'' (zuros de las panojas o mazorcas), de seis a doce cápsulas de ''ocálitos'', varios brotes tiernos de rama de pino y un cuarto de kilo de azúcar; se dejaba cocer hasta que adquiriese un color acaramelado y se tomaba cada día media hora antes de las tres comidas. Según otra informante el brebaje podía prepararse también a partir únicamente de ''carollos'' secos y azúcar.
=== Queroseno ===
SAVIA DE CHUMBERA En Astigarraga (G) los troncos de la planta de la pita ''(Agave)'', limpios de piel y espinas, se dejaban en reposo con azúcar y el jugo que desprendía se proporcionaba al enfermo. En Durango (B) se daba a beber al niño la infusión resultante de la cocción de unas hojas de cactus gigante, ''pitas''. En el Valle de Carranza (B) se conoció el uso de la planta llamada ''palmera'', que seguramente es una chumbera o alguna especie de cactus ornamental. Se arrancaban sus tallos aplanados y con un cuchillo se les abrían varios surcos, se echaba azúcar en los mismos y se colgaban; poco a poco iban destilando un líquido que era el que se daba a tomar al niño enfermo. Otra informante carranzana describe un remedio idéntico con las palas de la chumbera; se pelaban y posaban de canto sobre una fuente, se les añadía azúcar sobre su superficie y se esperaba a que se mezclase con el líquido que exuda la planta, escurriendo una especie de jarabe que se daba al afectado. En Muskiz (B) también se ha registrado la utilización de savia de chumbera con azúcar. Hay constancia igualmente del empleo de jarabe hecho del jugo de hojas de chumbera en Navarra<ref></ref>. En Carranza se recuerda asimismo hab er recurrido a un jarabe obtenido por el si- guiente procedimiento: en dos litros de agua se echaban unos seis ''carollos ''(zuros de las panojas o mazorcas), de seis a doce cápsulas de ''ocálitos'', varios brotes tiernos de rama de pino y un cuarto de kilo de azúcar; se dejaba cocer hasta que adquiriese un color acaramelado y se tomaba cada día media hora antes de las tres comidas. Según otra informante el brebaje podía prepararse también a partir únicamente de ''carollos ''secos y azúcar. QUEROSENO En Amézaga de Zuya, Apodaca, Bernedo, Pipaón, Ribera Alta, Valdegovía (A) y Telleriarte (G) se vertían unas gotas de queroseno o gasolina en un azucarillo o cucharita de azúcar y se le daba a beber al enfermo. En Valdegovía puntualizan que se administraba duran-  te durante 30 jornadas, empezando por una gota el primer día e incrementando en otra diaria hasta llegar a quince, actuando de forma inversa durante la segunda quincena. Procedimientos similares se han registrado en Bermeo (B) donde al producto se le conocía como “gasolina de avión”, Amézaga de Zuya y Pipaón, sólo que aplicados durante quince, veinte y veinticuatro días respectivamente. En Mezkiriz (N) se curaba tomando tres veces al día un terrón de azúcar con tantas gotas de petróleo como años tuviera el niño enfermo.
ASPIRAR HUMO=== Aspirar humo ===
En Subijana de Morillas (Ribera Alta-A) era costumbre subir al alto del monte Techa para respirar el humo que lanzaba la locomotora del tren a su paso por esa zona. También en Vitoria aspiraban el humo de las locomotoras de vapor y el de las calderas donde se fundía el asfalto<ref>Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in ''Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar''. San Sebastián: Museo de San Telmo, 1956, p. 268.</ref>. En Mendiola (A) acudían al puente de San Cristóbal con el mismo objetivo de respirar el humo de los trenes que pasaban por allí.
INFUSIONES Y LECHE=== Infusiones y leche ===
En Liginaga (Z) daban al enfermo tisana hecha con ''ama birjina belharra ''(azucena). Se decía que las motas blancas que tiene esta yerba son gotas de leche que la Virgen le echó en el desierto. En Donoztiri (BN) tisana de malvavisco, ''malbabiska ''y en Goizueta (N) infusión de hojas de fresas silvestres, ''maruria-belarra''.
En Amorebieta-Etxano (B) cocían un huevo en agua y sal hasta que se reblandeciese la cáscara para luego ésta mezclada con agua dársela al enfermo. También deshacían la cáscara cociéndola en zumo de naranja y limón hasta que se pulverizara, bebiendo el líquido resultante.
En Apellániz, Mendiola, Moreda (A); Romanzado y Urraul Bajo (N) se ha consignado la utilización de leche de burra para curar la tos ferina.
=== Sudoración ===
SUDORACIÓN En Berganzo (A) mantenían al paciente en una habitación pequeña cerrada, ambientada con azufre amarillo quemado, con lo que se provocaba la exudación y se amortiguaba la tos. En Apellániz y Lagrán<ref>Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in ''Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar''. San Sebastián: Museo de San Telmo, 1956, p. 268.</ref> (A) decían que aliviaba el aspirar el polvillo que deja la harina en las paredes del molino. En San Martín de Unx (N) señalan que era bueno hacer vahos de eucalipto.
BEBER AGUA=== Beber agua ===
En Arraioz (N) acudían a beber agua de la fuente de San Juan Xar de Yanci, a la que atribuían poderes curativos. También tomaban agua mezclada de tres fuentes, ''Alernegiko iturri zarra'', ''Apezturri ''y ''Gaztañeko iturria''. Un informante de esta localidad señala que también se bebía agua de ''Ollazko iturria''. En Ribera Alta (A) recomendaban cambiar de agua, cogiéndola en diferentes fuentes.
VACUNACIÓN=== Vacunación ===
Hoy día a los niños se les vacuna contra la tos ferina, junto con la difteria y el tétanos a los dos, cuatro, seis y dieciocho meses, repitiéndose a los seis años. Es una vacuna, conocida con el nombe de ''trivalente ''y se viene aplicando desde los años sesenta.
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