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Ventanas. Leihoak leihatilak

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En Astigarraga las ventanas más antiguas son las que quedan en los departamentos de trabajo, como el establo, zaguán, ''ganbara'', ''leorpia'', mientras que las de las zonas de habitación se han ido renovando. Suelen ser rectangulares, más altas que anchas, con marco de madera y el vano cerrado no con cristal sino con madera formada por tres tablas longitudinales atravesadas por dos travesaños que se unen al marco con bisagras. Los armazones de las ventanas de algunos caseríos están sujetos por grandes bloques de sillería. Los pestillos son del tipo ''maratila''. Los caseríos más antiguos presentan ventanas ojivales, algunas de las cuales están situadas en los establos y otras en los pisos superiores.
En Beasain las ventanas son de forma rectangular en sentido vertical, siendo las de los huecos destinados a establos, desvanes y cobertizos las que conservan su antigua configuración. Los marcos exteriores suelen ser a menudo de piedra labrada. Las primeras ventanas en modernizarse fueron las de las vivien-viviendas con la implantación del cristal traslúcido. Antiguamente estaban compuestas por dos o tres tablas que, unidas por dos travesaños, formaban un panel rectangular unido al marco de la ventana por dos grandes bisagras de hierro forjado. En el centro del panel disponía de un pequeño hueco rectangular con arco superior, que a su vez se cerraba con una tapa corredera o practicable, por el que se permitía pasar algo de luz sin que entrara excesivo frío en invierno.
  Fig. 190. Ventanas y cierres del caserío Jauregi. Zerain (G). das con la implantación del cristal traslúcido. Antiguamente estaban compuestas por dos o tres tablas que, unidas por dos travesaños, formaban un panel rectangular unido al marco de la ventana por dos grandes bisagras de hierro forjado. En el centro del panel disponía de un pequeño hueco rectangular con arco superior, que a su vez se cerraba con una tapa corredera o practicable, por el que se permitía pasar algo de luz sin que entrara excesivo frío en invierno. En Elosua las ventanas son en general pequeñas, alargadas, de dos hojas con cristales. ''Saeteria ''es el nombre que reciben las saeteras que aparecen en las cuadras y edificios complementarios.
En Oñati la cocina y las habitaciones tienen ventanas cuadradas o rectangulares en sentido vertical. Las de los establos son pequeñas y se llaman ''saterak ''o ''saeterak''. En el camarote son pequeñas, de una hoja, o sencillamente no las hay.
En Izal los huecos más antiguos son reducidos, simplemente adintelados o con ménsulas sencillas. Se da un abundante uso de las ventanas “amaineladas”, con arcos apuntados o conopiales, a los que se ha suprimido el parteluz para facilitar su uso. Los alféizares son de piedra lisa o moldurados. Las ventanas se cierran con marcos y hojas de madera, en las más sencillas enrasadas con la mampostería, en otro caso tras las mochetas de piedra labrada. Disponían dentro de la hoja de otra más pequeña cuya apertura facilitaba la entrada de luz sin dar paso al frío exterior.
[[Image:.png|thumb|left|{| style="border-spacing:0;margin:auto;width:10.074cm;" |- style="border:none;padding:0cm;" || Fig. 191. Huecos con recercos blanqueados en Casa García. Izal (N), 1999. |- |}]]En Lezaun las ventanas más antiguas son más bien cuadradas y conforme se van agrandando su tendencia es a ser rectangulares en sentido vertical. La parte superior del hueco se llama ''cabezal'', los costados ''mochetas ''y la parte inferior ''repisa ''o ''solarete''. Esta última es a veces de piedra moldurada y más corrientemente de sillería sin más; las mochetas de sillería y también de ladrillo macizo, especialmente en la planta habitada, que es donde los huecos han sufrido más modificaciones; el ''cabezal ''de piedra de sillería y más frecuentemente de roble. Esta parte exterior es de unos veinte centímetros de grosor y aquí es donde se colocaba la ventana. Las mochetas interiores eran sesgadas para que entrase más luz. La parte inferior de la ventana no tenía el grosor de la pared sino que terminaba a ras del marco para facilitar el acceso a la misma. De esta forma se creaba un hueco respecto a la dependencia y el suelo del mismo se levantaba unos 20 cm sobre el resto del cuarto. Las ventanas más antiguas carecían de cristales; éstas se han conservado en las dependencias del pajar o en los corrales. Eran de madera de roble y se cerraban frecuentemente con ''andavilla'', un trozo de madera unido al marco con un clavo y que giraba sobre él. En el centro de esta ventana había un hueco llamado ''ventanillo ''también de roble y con bisagras y ''andavilla''. Normalmente estaba abierto. Las de cristales son más modernas y se cierran con falleba. Había una persona en la localidad que se ocupaba de cortar los cristales y colocarlos con clavicos y ''betún'', masilla. En algunos pajares había una ventana o más propiamente una puerta, llamada ''el ventanal'', por la que se introducía la paja con ayuda de una escalera; esto, claro está, antes de la generalización de las trilladoras, que la subían mediante unos tubos.
En Améscoa las ventanas son pequeñas, no muy grandes las del piso y muy pequeñas las del desván y las cuadras. El armazón de las mismas es de roble, ancho, y los huecos cerrados con cristales más bien pequeños. Las hojas de las ventanas de la cuadra y el desván son casi ciegas, un tablero de roble con un agujero rectangular en el centro que se cierra con una tablica corredera.
En Barañain las ventanas son escasas y de pequeño tamaño. Esto ocurre solamente a las ventanas originales. En las casas de Yoldi, Ibarrola y Echevarría han cambiado algunas para agrandarlas e instalar un tipo de ventana-puerta que permita el acceso a los balcones que añadieron a partir de 1936. Las ventanas normales son muy pequeñas con una armadura de madera y cristal. Llevan dos hojas y abren hacia el interior. Están colocadas en el centro de la pared por lo que quedan nichos por fuera y por dentro que sirven como repisas. No han tenido cristales hasta principios del siglo XX. Aún quedan algunos ejemplos de ventanas sin cristales que son íntegramente de madera con un hueco pequeño en el medio. Éste se puede cerrar con una puertecita de madera cuando el tiempo lo requiere. Algunas veces estos huecos están protegidos por una pantalla de tela metálica por fuera. La mayoría de las ventanas tienen dinteles de sillares. Casi todas tienen persianas de tipo sencillo que se enrollan con cuerdas y que carecen de caja dentro de la casa. Algunas tienen contraventanas de madera en el interior en vez de persianas. Otro ejemplo de hueco destinado a la iluminación y ventilación es el situado en el desván inmediatamente debajo del tejado y consiste simplemente en una apertura irregular sin madera o cristal.
 
 
 
Fig. 192. Ventana de doble hoja con ventanillos. Allo (N).
En Sangüesa los huecos de las ventanas gozan por lo general de cierta regularidad en la fachada, tienen forma rectangular, se colocan verticalmente y las de la planta alta suelen ser de menor tamaño. Algunas llevan repisas de piedra con labores decorativas. Las fachadas de las casas anteriores al siglo XVI solamente disponían de ventanas, pues no se utilizaban los balcones sobresalidos o miraderos. Algunas ventanas antiguas son de pequeñas dimensiones y los ventanos de madera ocupan gran parte de la superficie para reducir el empleo de cristal. En cambio, otras ventanas de casas palaciegas son amplias y muy decoradas con arcos góticos pareados y mixtilíneos y con maineles en el centro. Eran bastante corrientes los ventanos con casetones.
En Mélida las ventanas presentaban en general dimensiones pequeñas y se hacían de doble hoja. Las contraventanas, de madera y situadas en el interior, se atrancaban con una barra de hierro o de madera. Al exterior, solían tener unos topes de madera, simplemente unos listones de poca anchura, cuya finalidad era evitar que cayeran las macetas de flores que se colocaban en las ventanas que daban al corral, como la de la cocina o la de algunas habitaciones. En verano colgaban en las ventanas cortinas fabricadas con sacos de yute a los que se sacaban flecos. También se ponían visillos y estores confeccionados en las mismas casas, con bordados de vainica y ganchillo; se fijaban mediante unas barras de hierro que llevaban anillas.
En Murchante las ventanas, de forma rectangular o cuadrada, eran bastante pequeñas, prácticamente unos ventanucos. Las casas más humildes carecían de balcones y sólo tenían ventanas, una en cada dependencia y alguna en la cuadra. Presentaban dos hojas de madera y cristal sujetas al marco con pernios o librillos y en el interior su correspondiente ''ventano ''o contraventana. Ventanas y contraventanas se cerraban con fallebas, aunque hubo alguna de las últimas cerrada con un pestillo de madera.  En Romanzado y Urraúl Bajo es frecuente encontrar en una misma casa ventanas de desigual luz, siendo más pequeñas en aquellas piezas de mayor utilización, como la cocina, o en lugares que convenga tener abrigados. Antes de la generalización de los cristales, las ventanas se cerraban con una o con dos hojas de madera en las que se abría, para dar paso a la luz, un pequeño ventanillo con su hoja de cierre. Todavía puede encontrarse alguna. En viejas construcciones aún se conserva alguna ventana con parteluz.
En Urraúl Alto las ventanas eran pequeñas y todavía algunas lo son, aunque los huecos desde un tiempo atrás son mayores. Esta pequeñez de antaño quizá estuvo motivada por el poco conocimiento del cristal o la dificultad para conseguirlo. Ello hacía que las ventanas estuvieran cerradas por dos hojas de madera abriéndose un ventanillo en cada una de ellas o sólo en una.
En Aoiz las ventanas de las casas más antiguas son geminadas, con arcos conopiales o de medio punto. Las ventanas geminadas se sitúan siempre en el segundo nivel sobre el portalón de acceso. No presentan parteluz, que ha sido destruido.
 
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Fig. 193. Detalle de ventana y contraventanas. Arraioz (Baztan-N), 1999.
Para la realización de los vanos se colocan los marcos de ventanas, balcones o puertas y se van poniendo las paredes alrededor, respetando el vano. En la parte superior del hueco se pone el ''cabezal'': vigas de madera o cemento que sujetan la pared construida sobre el hueco y que después se revocan con cemento.
En Aurizberri la ventana recibe el nombre de ''leoa''. Era general el uso de contraventanas que se abrían hacia fuera. Constaban de dos hojas que cuando estaban abiertas se sujetaban por medio de un travesaño de madera que les impedía cerrarse; al hacerlo se sujetaban las ventanas interiores por medio de un gancho de hierro.
En Lesaka las ventanas, ''leioa'', adoptaban formas muy diversas: arcos góticos, conopiales, sencillos y algunos ajimeces en casas que databan del siglo XVI. Eran frecuentes las contraventanas. En los pisos bajos había aspilleras o saeteras, ''zirritua'', que daban a los caminos<ref name="ftn4">IbidemJulio CARO BAROJA. “Algunas notas sobre la casa en la villa de Lesaka. La arquitectura de la casa lesakarra” in AEF, IX (1929) pp. 86-87.</ref>.
En Navarra se conoce una forma rudimentaria de hueco en las paredes. Consistía en una abertura más o menos irregular situada a la altura del desván en el muro del hastial. Esta forma se extendía al norte de la divisoria de aguas adentrándose un poco solamente en aquella parte donde la divisoria es más indecisa, como en la meseta de Larraun. Este hueco parecía la solución más inmediata y sencilla para la iluminación y ventilación del desván pues hasta se ahorraban materiales. El paso siguiente consistió en regularizar el hueco en forma de una o varias ventanas. Esta fue la solución más extendida en el resto de Navarra, donde también se daba la de agregar en el exterior del desván un balcón cuya función era la de secadero. Mas cuando el clima es extremadamente duro el desván se cerraba herméticamente como puede comprobarse en Burguete<ref name="ftn5">Leoncio URABAYEN, . ''La casa navarra''. Madrid, op. cit.1929, pp. 122, 123, 127 y 130.</ref>.
También han existido unas ventanitas abiertas en la pared del hastial y a la altura del desván en la zona que abarca La Burunda, La Barranca, la cendea de Iza y los valles de Ollo y Goñi. Aquí debió de existir en gran escala en otros tiempos la cría de palomas. Con tal fin, los desvanes se convertían en palomares y los huecos de las paredes de aquéllos quedaban reducidos a unas ventanitas por las que entraban y salían las palomas. Fuera de esta zona, aunque cerca de ella, se encontraban en Lekunberri, Gelbentzu e Ibero<ref name="ftn6">IbidemLeoncio URABAYEN. ''La casa navarra''. Madrid, 1929, p. 133.</ref>.
== Vasconia continental ==
En Liginaga (Z) la ventana se denomina ''leihoa'', y ''lukena ''el estrecho lucero o saetera que se veía en los rediles. Las hojas que se abren hacia fuera se llamaban ''kontrabentana ''y las que lo hacen hacia adentro, con cristal, ''bitria''.
[[Image:.png|thumb|left|{| style="border-spacing:0;margin:auto;width:10.031cm;" |- style="border:none;padding:0cm;" || Fig. 194. Huecos limitados por el entramado de la fachada. Garrüze (BN). |- |}]]En Ortzaize (BN) las ventanas eran por lo general de 1,20 m de alto y 0,80 de ancho. La mayoría de las partes superiores de las ventanas eran de piedra, una piedra azul de mineral de hierro que era verdaderamente resistente. Los cierres de las ventanas giraban por el quicio, ''erro edo kuntzetan'', ya que no se conocían las bisagras de hoy en día. Los cierres, ''leiho-hagak'', giraban por un eje central, sobre dos puntas, y se metían en unos ganchos que estaban fijados en la parte de la ventana que era de madera.
En Uharte-Hiri (BN) se han recogido estas denominaciones: ventana, ''leihoa''; marco, ''leihoetxea''; y las hojas con los cristales ''bitria-sasisak''.
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