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El cadaver en el lecho mortuorio

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En Orozko (B), amortajado el cadáver, se le colocaba sobre la cama donde hubiera fallecido, previamente cubierta con una sobrecama limpia. El cuerpo se tapaba con una sábana de hilo u otra sobrecama y no era introducido en el ataúd hasta el momento de sacarlo de casa dado que el carpintero del pueblo necesitaba al menos un día para fabricarlo. Si le quedaba el rostro al descubierto se le ponía sobre él un pañuelo blanco que se retiraba cuando alguien entraba en la habitación a velarlo. En Bidania (G) se recogió esta misma costumbre de tapar la cara al cadáver con un pañuelo, ''il-oiala''<ref>AEF, III (1923) p. 105.</ref>. En Ezkio (G), si bien antaño no se hacía, también se introdujo más tarde la costumbre de cubrir el cadáver con una sábana.
[[File:7.66 Capilla ardiente. Artajona 1990.jpg|frame|Capilla ardiente. Artajona, 1990. Fuente: Miguel Bañales, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En Berastegi (G) procedían de forma similar a Orozko cubriendo la cama con la mejor colcha blanca de que dispusieran y depositando sobre ella el cadáver. También en Zeanuri (B), Garagarza-Arrasate (G) y Liginaga (Z), una vez amortajado el cuerpo, se colocaba encima del lecho.
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