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Aleros etxe-hegala

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En Elgoibar (G) algunos aleros están provistos de guardamelletas como ornamentación. En Zeanuri (B) este mismo elemento se llama ''bandeleta''. En el Valle de Carranza (B) consiste en una simple tabla que recorre el alero de la fachada en casas con ''morisca ''o cola de milano para proteger las cabezas de ''tirantes ''y cabrios de la lluvia y que suele pintarse del mismo color que los balcones. En algunas casas se muestra con el borde inferior aserrado formando sencillas figuras geométricas al igual que ocurre en Zeanuri.
[[File:2.274 Ornamentacion en los aleros de la Casa de Alduzin. Goizueta (N) 1929.JPG|framecenter|600px|Ornamentación en los aleros de la Casa de Alduzin. Goizueta (N), 1929. Fuente: Yrizar, Joaquín de. Las casas vascas. San Sebastián: Librería Internacional, 1929, planchas XIX, XLI, XLVII y LXX.]]
Como ya hemos indicado antes, las casas que cuentan con mejores aleros son las más notables.
En San Martín de Unx (N) su decoración es variada: Las casas fuertes, por lo general las de techumbre a cuatro aguas, tienen molduras talladas a la “terraja”, plantilla que se utilizaba para trabajar la madera a tal efecto, pero este tipo de saledizos es casi exclusivo de las mejores casas; el alero más corriente y económico, aunque sólido, es el que se construye colocando sobre un techo de ladrillo macizo otros ladrillos en disposición oblicua que aparecen al exterior en forma dentada. En la parte antigua del pueblo y en las casas más modestas, el alero se reduce a la mínima expresión: o bien se colocan las tejas sobre un lecho de laja de piedra, o directamente sobre el muro, pero en ambos casos sin apenas sobresalir del edificio, con lo que el “goteraje” de las casas es mínimo.
[[File:2.275 Motivos ornamentales en aleros. Allo (N).JPG|framecenter|600px|Motivos ornamentales en aleros. Allo (N). Fuente: José Ramón Macua, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Allo (N) constituyen un motivo ornamental en muchas casas. Pueden ser de varios tipos. Los más corrientes son los que cuentan con cubierta de madera que se sustenta sobre modillones también de madera y cuya extensa gama va desde los que son perfectamente lisos, de sección cuadrada, a los que llevan talladas hojas de acanto y otros motivos. Hay otro grupo de aleros bastante frecuente, sin duda por su sencillez y solidez, cuya teja se apoya sobre una base de ladrillo macizo. Estos aleros están formados por tres o cinco hileras de ladrillos, colocados en posición recta los impares y en sentido oblicuo los pares, formando dientes de perro. Menos frecuente es el alero formado por dos hileras de teja sustentadas sobre ladrillo macizo y revocado después con argamasa. Otro alero peculiar es el que se puede ver en una casa, construido en el siglo XVI, con ladrillo tallado. Los edificios cuya fachada es de sillería y la piedra alcanza el nivel del tejado, suelen tener alero de escaso vuelo, apenas reducido a una cornisa también de piedra tallada y moldurada, y sobre la cual se asienta la cubierta del tejado.
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