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Otras bebidas

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Se bebía en casa o en la taberna o tasca. A este último local acudían los jornaleros para tomarlo con un trozo de pan que solían llevar bajo la faja para contrarrestar su fortaleza, mientras esperaban la llegada de los propietarios de las tierras, que los llevarían como peones. Nuestros mayores recuerdan que al beberlo “parecía que se quemaba el garganchón” (garganta). También se bebía para levantar el ánimo. Se empleaba igualmente para activar la transpiración en los casos de catarro. Con la adición de azúcar y el fruto del endrino, se creó el licor de pacharán como terapéutica “para los dolores de barriga”. Por el contrario, en Berganzo (A.), para desayunar se preparaba vino con azúcar en un tazón donde remojaban el pan.
[[File:8.257 Cargando los hollejos de la uva. Laguardia (A) c. 1950.jpg|framecenter|600px|Cargando los hollejos de la uva. Laguardia (A), c. 1950. Fuente: Archivo particular Encarna Martínez, cortesía de Josemi Rodríguez.]]
Con el aguardiente se elaboraba la mistela, tras añadir agua, azúcar y otros ingredientes, como canela o hierbas aromáticas, al vino producido con uvas garnachas secas o pasas. Resultaba muy dulce. En localidades como Mendavia (N) el suministro de aguardiente y mistela salía a subasta como ''arrendación ''de la villa a remate de candela (subasta pública) en la primera mitad del siglo XIX. En Viana (N) se registra en las fiestas de septiembre de 1876, en honor de la Virgen de Nieva, que el ayuntamiento ofreció a sus invitados junto a almendras y bizcochos, botellas de licor y de ''supuráu'', un mosto sin fermentar más concentrado aún que la mistela<ref>Juan Cruz LABEAGA. “Gastronomía y alimentación en Viana” in CEEN, XLI (2009) p. 128.</ref>.
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