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Preambulo Medicina popular en vasconia/es

No hay cambio en el tamaño, 10:21 15 abr 2019
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En la sociedad tradicional la curación de una enfermedad se ha intentado desde todas las vertientes posibles; no se han considerado incompatibles remedios de naturaleza tan diferente desde nuestra perspectiva actual como pueden ser los que ahora denominamos por una parte empíricos y por otra creenciales. Un ejemplo interesante a este respecto es el de la curación de las verrugas: se ha recurrido a técnicas empíricas como humedecerlas con el látex de algunas plantas o aplicar emplastos con productos vegetales. A veces el tratamiento encierra un significado que va más allá de la práctica aparentemente empírica, como cuando se recurre a impregnar la verruga con sangre menstrual, con saliva en ayunas o con agua recogida en la mañana de San Juan. También se aplican remedios de naturaleza mágica: por ejemplo se ha recurrido a las bayas de enebro, que por su forma son una representación de las verrugas; se entierran las bayas para que a medida que se vayan secando también lo hagan las verrugas. Sería éste un caso de magia homeopática o imitativa. También se pueden frotar con una manzana partida y dejar que se seque para que a la vez lo hagan las verrugas. En este caso se trataría, siguiendo la clasificación de Frazer, de magia contaminante o contagiosa. Pero además ambos tipos de magia simpática se pueden combinar como se hace al utilizar granos de sal con los que se frotan las excrecencias para después arrojarlos al fuego. Mayor complejidad supone que dichos granos o los trozos de manzanas partidas se dejen envueltos en encrucijadas de caminos de tal modo que las verrugas se transmitirán a aquel que recoja el envoltorio.
[[File:5.2_Eskualduna_miriku_Pierre_Larzabalen_artikulua_Gure_Herria_1934.pngjpg|center|600px|“Eskualduna miriku”, Pierre Larzabalen artikulua. Gure Herria, 1934. Fuente: ''Gure Herria''. Bayonne: Association Gure Herria, 1934.]]
Otra de las características que definen a la medicina popular es que cura síntomas y no enfermedades. Los remedios populares no atienden a la etiología de las enfermedades, entre otras razones porque ha sido muy difícil y en algunos casos imposible determinar cuál es el origen de un mal. Lo que sí hacen es tratar las manifestaciones de las mismas, es decir, los síntomas. Hay abundantes ejemplos de esto recogidos en el capitulado de esta obra.
El elemento que popularmente delata la enfermedad de un modo más claro es la fiebre, más incluso que el dolor. La fiebre denota un mal mayor, generalmente algún tipo de infección, que en un tiempo en el que no se conocían los antibióticos podía comprometer seriamente la salud. Se ha considerado que la fiebre alta se corresponde con una enfermedad grave y también han preocupado las fiebres insidiosas o recurrentes. Se han utilizado dos métodos para contrarrestarla, que como es habitual en la medicina popular, no tratan de remediar las causas que la provocan sino de atajarla. El primero de ellos ha consistido en estimular la transpiración y el otro en aplicar friegas. A lo largo de la obra también se recogen numerosos remedios para curar la infección. Precisamente el descubrimiento y difusión de los antibióticos es considerado popularmente como el principal hallazgo médico del siglo XX; lo atestiguan las calles y plazas de nuestro territorio dedicadas a Alexander Fleming.
[[File:5.1_Hierbas_medicinales_de_la_botica_de_Obanos_Primera_edad_del_siglo_XX.pngjpg|center|600px|Hierbas medicinales de la botica de Obanos (N), primera mitad del s. XX. Fuente: M.ª Amor Beguiristáin, Grupos Etniker Euskalerria.]]
A pesar del progreso y la extensión de la medicina científica aún perduran en la mentalidad popular elementos mágicos. Uno ampliamente extendido consiste en ejecutar un remedio un número determinado de días que siempre es impar. Otro ejemplo lo constituyen las prácticas para eliminar las verrugas o las hemorroides mediante plantas, granos o pequeños frutos que las representan y que se recogen y se esconden o se portan sobre el cuerpo de tal modo que a medida que se secan éstos se cree que lo hacen aquéllas. Estas prácticas ampliamente conocidas aún son utilizadas por algunos de nuestros informantes de mayor edad. Esto es aún más evidente con algunas creencias de carácter religioso; por ejemplo, la costumbre de portar el cordón de San Blas sigue hoy en día ampliamente extendida.
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