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Ramos bendecidos

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Los informantes de Moreda (A) señalan que la mayoría de las prácticas empleadas para proteger los campos y cosechas de los malos tiempos, son de carácter religioso. El domingo de Ramos se bendecían los ramos de laurel que sirven para proteger tanto las casas como los campos. Tras las ceremonias religiosas practicadas este día, procesión y bendición de los ramos de laurel y olivo a las puertas de la iglesia y asistencia a la santa misa, es costumbre colgar los ramos de laurel bendecidos de ventanas y balcones de las casas. Se cree que esto contribuye a que no ocurra nada malo al dueño de la casa y a su hacienda.
[[File:8.416 Ereinotz-erramua egiten. Muxika (B) 2014.JPG|center|600px|Ereinotz-erramua egiten. Muxika (B), 2014. Fuente: Archivo particular Igone Etxebarria.|class=nofilter]]
En Berganzo (A) el domingo de Ramos se llevaban a la iglesia, a bendecir, unos ramos pequeños, pinchosos y con unas bolitas rojas conocidos popularmente como ''los ramos ''o también ''ruscos''. Una vez bendecidos se plantaban, echándoles un poco del agua que se había bendecido en ese día durante la misa, en las fincas como protección contra el mal tiempo y las plagas. En el momento de plantarlos se recitaba: “Ramo bendito aquí te planto / para que guardes el fruto de este campo”.
En Hondarribia (G) todos los años después del domingo de Ramos se ponía en las piezas una hoja bendecida en tal día. Se iba a la pieza, se plantaba la hoja, se ponían de rodillas, rezaban el credo e iban a la siguiente heredad donde repetían el rito. En Elgoibar (G) colocaban el domingo de Ramos pequeñas cruces hechas con las ramas de laurel bendecido ese mismo día, en todas las heredades donde había cultivos.
[[File:8.417 Procesion del Domingo de Ramos. Valdorba (N).jpg|center|600px|Procesión del Domingo de Ramos. Valdorba (N). Fuente: Daniel Miranda y Juan Jesús Recalde, Grupos Etniker Euskalerria.|class=nofilter]]
En Zarautz (G) el día de Pentecostés hacían los caseros tantas cruces como heredades tenían. Las elaboraban con ramas de laurel bendecidas el día de Ramos, atravesando una astilla en la hendidura abierta en el extremo de cada una. Después echaban unas gotitas de cerilla bendecida el día de sábado santo en los cuatro brazos de cada una de las cruces, que luego, por la tarde, se llevaban a las heredades, rezando el que las colocaba un credo cada vez. Al mismo tiempo rociaba la heredad con agua bendita, valiéndose de una rama de laurel bendito y recitaba esta oración: “''Guarda gaitzatzu gurutzearen birtutez sorua (edo mendija, etab.) ta gu''” (Consérvanos, en virtud de la cruz, la heredad (o monte, etc. ) y a nosotros)<ref>IRURETAGOYENA, “Costumbres. Zarauz” in AEF, I (1921) p. 114.</ref>.
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