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A cato

8 bytes añadidos, 10:21 17 may 2019
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En Apellániz (A) este juego se llama «Tachulero» o «Al cachulero». Uno de los jugadores lanza al aire una pelota y los demás deben procurar atraparla en su descenso, arrojándola entonces contra el compañero que tengan más cerca. Otro jugador la recoge nuevamente y la tira contra el más próximo y así prosigue el juego. El único mérito consiste en apoderarse del balón o en esquivar el pelotazo del amigo.
En esta misma localidad también practican el juego de «Cato». El niño que hace de ''cato ''tira la pelota a lo alto diciendo «Para fulano». Este tiene que recogerla y entre los otros se alejan corriendo. Al hacerse con ella grita «¡Alto?», y todos tienen que pararse; entonces da tres zancadas y le lanza el balón al que mejor le parece, siguiendo luego el juego igual que el anterior. En Narvaja (A) juegan de idéntica forma.
La versión practicada en Mendiola (A) también se parece a la anterior, sólo que el niño que tiene que recoger la pelota no grita «Alto» sino «Cato», que además es el nombre con el que se designa el juego. Si cuando lanza el balón tiene la fortuna de tocar al contrincante, éste queda eliminado; si por el contrario falla, es él quien debe abandonar el juego. En Elosua (G) se conoce un juego similar denominado «Numeritos» que, como su nombre indica, es de los que al lanzar el balón al aire se debe gritar un número.
En Moreda (A) decían jugar «A cato». Los participantes tenían un número que les identificaba y se colocaban formando un círculo. Uno de los niños ponía el balón en juego lanzándolo al aire mientras gritaba el número de quien debía recogerlo antes de que cayera al suelo. Si éste lo conseguía, volvía a arrojarlo a lo alto a la vez que mencionaba otro número. Si por el contrario, la pelota tocaba tierra, perdía. Entonces el primer niño en llegar y coger el balón lo disparaba contra cualquiera de los compañeros que huían. El que resultaba alcanzado tres veces quedaba eliminado del juego. El último ganaba la partida y conseguía ser ''cato, '', lo que le daba derecho a disfrutar de cuatro tantos en la siguiente competición y a poner de nuevo la pelota en juego.
En Moreda (A) además de «A cato» practican otro juego similar que denominan «Bote-bote» ''y ''que es como los descritos en primer lugar. El primero ya desapareció, sin embargo éste aún perdura, tomando parte en él tanto chicas como chicos. El participante que se ''la queda ''lanza la pelota hacia lo alto a la vez que pronuncia el nombre de otro jugador. El mentado debe cogerla sin que toque el suelo. Si lo consigue vuelve a arrojarla al aire nombrando a otro. Sin embargo, si no logra atraparla tiene que tratar de recogerla rápidamente y decir «Stop». Al oir esto, los demás, que habían emprendido veloz carrera, deben detenerse.
Entonces da tres saltos con la finalidad de acercarse lo más posible a aquél que se encuentre en mejor posición para golpearle. Le lanza el balón y si le acierta, le deja ''herido''. Si ''falla, el ''herido ''es él. Así prosigue el juego, siendo la secuencia acumulada de fallos: ''herido'', ''herido grave'', ''muerto '' y ''quemado '' o ''cenizas. ''. El jugador que acumula todos queda eliminado. El último de los participantes, que es el único que no completa la sucesión, gana el juego. Como premio recibe el ''primi, '', que le da derecho en el siguiente juego a cometer un error más que los demás sin ser eliminado. Se dice que tiene una vida más.
En Monreal (N) se conoce como «A sangre» y es un juego mixto. Los participantes se disponen en corro y cada uno elige el nombre de un país. Uno de los chicos inicia el juego diciendo: «Yo declaro la guerra a "Francia"» (o el país que quiera), lanza el balón al aire y echan a correr todos. El niño señalado recoge el balón y grita «Sangre», lo que obliga a los otros a pararse. Da tres pasos y tira el balón a dar a uno de ellos. Si le acierta resulta ''herido leve. ''. Entonces este último pasa a lanzar el balón. Si un jugador es golpeado dos veces se dice que está ''herido grave '' y si ''recibe un golpe más que está ''muerto. ''. En este caso resulta eliminado.
El juego que se describe a continuación guarda muchas semejanzas con los de «A cato» de este apartado y sobre todo con este último de Monreal (N). La diferencia principal con ellos es que en éste se dibuja una figura geométrica en el suelo, en concreto un círculo que se divide en tantas porciones como jugadores participen, a las que además se asignan nombres, a menudo de países, coincidentes con los que portan sus propietarios.
En Moreda (A) se llama «Declaro la guerra  a...». Con una tiza pintan un círculo en el suelo y lo dividen en tantas partes como jugadoras participen. A cada trozo le dan el nombre de un país, generalmente europeo y a ser posible de los más grandes y conocidos.
En Amézaga de Zuya (A) se conoce como «El círculo». Cada porción del mismo se convierte en un territorio con un nombre. Un jugador lanza el balón y simultáneamente grita el nombre de uno de los territorios. El niño al que le corresponde debe correr a recogerla. A continuación, una vez que los demás se han detenido, lo lanza contra alguno de sus compañeros. Si consigue darle, le quita un pedazo de su porción en el círculo equivalente a lo que mide su zapato. Si por el contrario no consigue atinar a nadie, se lo quitan a él. Pierde el jugador que antes se quede sin territorio y gana el que más tenga.
En Portugalete (B) se llama «A los países» y se parece más al descrito para Monreal que a los dos anteriores ya que la figura que se traza en el suelo, que ni siquiera es un círculo, sirve como mero marcador de fallos. Se considera juego de chicas y el número de participantes es variable. Se marca en el suelo un cuadro dividido en casillas para anotar los errores. Cada línea de casillas corresponde a un país determinado que previamente ha elegido una jugadora. También se traza un pequeño círculo en el que se coloca la pelota.
Todas las participantes se colocan en corro en torno a la pelota, tocándola con el dedo índice. En un momento determinado, la niña que hace de ''madre ''nombra uno de los países. Mien- tras Mientras las restantes jugadoras echan a correr, la nominada tiene que coger el balón y gritar «¡Alto!» para que las otras se detengan; acto seguido intenta dar con la pelota a una de ellas. La que va a recibir el impacto puede tratar de esquivarlo moviendo su cuerpo pero no los pies.
En Allo (N) jugaban a una variante que llamaban «La gulgulutera», bastante diferente en su fase inicial de las descritas hasta ahora. Se hacía un hoyo en el suelo y los jugadores, situados a una distancia de ocho o diez metros, tiraban una pelota intentando meterla dentro. Cuando alguien lo conseguía iba rápidamente a recogerla; entre tanto los demás salían huyendo. Una vez la tenía en su poder la arrojaba con fuerza contra alguno de los compañeros, normalmente contra quien estuviese más próximo. Así se ponía en movimiento la pelota, ya que al ser cogida por cualquiera de los chicos, la volvía a lanzar contra un compañero. Antes de tirarla solía decirse: «A la gulgulutera, / mi abuela tiene caguera».
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