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Pastores de rebaño propio

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En el valle de Carranza (B) los propietarios de ganado ''monchino ''permitían que los animales pastaran libremente y sólo acudían a los montes esporádicamente para comprobar que se hallaban en buen estado. Igual costumbre se ha constatado en la zona de Badaia (A), Gorbea<ref>Julián OLABARRIA. «El pastoreo en el Valle de Zuya» in AEF, XVI (1956) p. 11.</ref> (A y B) y Aralar donde el ganado vacuno y caballar vivía en completa libertad en los montes sin pastor que lo cuidara. Cada quince o veinte días subían los dueños para comprobar dónde se encontraba –aunque lo habitual era que no se alejara demasiado– y que no hubiera sufrido ningún percance. Durante el invierno se bajaba el rebaño a casa para hacer pasturaje en los montes bajos comunales de los pueblos, ayudándoles con heno y paja en la alimentación.
[[File:FIGURA3.png224 Pastores en Erro (N).jpg|RTENOTITLE_FIGURAcenter|600px|Pastores en Erro (N). Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.]]
La situación de los dueños de ovino de Gorbea (A y B) y Ernio (G) difería sustancialmente de la anterior ya que estaban obligados a vivir en el monte durante buena parte del año. En la zona vizcaina, en la época de partos, al anochecer, el pastor recogía a las ovejas en sus corrales y cabañas y dormía con ellas; tras ordeñarlas, las echaba de nuevo a los prados. A partir de abril y hasta septiembre, sin embargo, se limitaba a contarlas, para saber si faltaba alguna.
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