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Modalidades de juegos con cromos

1 byte eliminado, 07:59 30 may 2019
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En Durango (B) cuando resultaba dificil dar la vuelta a algún cromo, la jugadora echaba aliento a la palma de la mano, calentándola un poco, luego intentaba voltear el cromo. Esta práctica se consideraba trampa. En Mendiola (A) era preciso repetir la tirada cuando el cromo se pegaba a la mano, lo que se llamaba ''pegote''.
 
 
[[File:4.160 Kromoa bi behatz artean. Zerain (G) 1989.png|center|400px|Kromoa bi behatz artean. Zerain (G), 1989. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
En Amézaga de Zuya y Laguardia (A) le llamaban «A santos» y empleaban para el juego las tapas de las cajas de cerillas.
Obtenidos los elementos de juego, se tomaba la ''carteta'' con los dedos pulgar e índice y se golpeaba suavemente una esquina de la misma sobre el perfil de la pared, tocando ésta incluso un poco con la base de la mano. Así la ''carteta'' caía al suelo y el siguiente compañero de juego, al repetir la misma acción, debía intentar montar con la suya la del anterior. Si lo conseguía le ganaba dos cartetas, y si no lo lograba pero mediaba entre ambas algo menos de un palmo, le arrebataba al menos una. Si la distancia era mayor, podía intentar un nuevo tiro desde otro punto más favorable de la pared, hasta «limpiar» al otro de cartetas o aburrirse. Estaba permitido condicionar la pérdida tan sólo hasta la carteta «favorita». Este juego gustaba también a las chicas.
 
[[File:4.160 Kromoa bi behatz artean. Zerain (G) 1989.png|center|400px|Kromoa bi behatz artean. Zerain (G), 1989. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
En Monreal (N) el juego de «A cartetas» era de chicos y tuvo vigencia hasta mediados de los años sesenta. Las ''cartetas'' se preparaban con cartas viejas. Se tomaba una y se partía por la mitad, luego se doblaba y se encajaba. De este modo se obtenían dos cartetas. Mientras en una cara quedaba la figura, la otra era lisa. El juego consistía en tirarlas desde una pared tratando de que montasen sobre las que ya estaban en el suelo. Cada jugador se llevaba las que hubiesen quedado debajo de la suya. A menudo las cartetas se utilizaban para apostar en otros juegos.
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