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En Isaba, Urzainki y Uztárroz (Valle de Roncal-N) algunas casas contaban con un balcón de madera, ''baranda ''o ''zoladura'', alargado y saledizo, en la pared trasera, que servía como secadero de alimentos, por lo que tenía su propia cubierta.
[[File:2.195 Balcones cubiertos por el saledizo. Arizkun (N) 2004.jpg|center|600px450px|Balcones cubiertos por el saledizo. Arizkun (N), 2004. Fuente: Luis Manuel Peña, Grupos Etniker Euskalerria.]]
Estas consideraciones son válidas para otros territorios. Así, en el Valle de Carranza (B) los balcones tienen un papel destacado en las fachadas. Su distribución guarda relación con el número de plantas. En la mayoría de los casos se puede encontrar un balcón en el primer piso y un segundo a la altura del ''sobrao'', mientras que en otras casas únicamente aparece en el primero. En ambos casos, mayoritariamente, siempre bajo la cubierta de amplios aleros. En cuanto al tipo constructivo, habitualmente son balcones corridos cuya plataforma sale fuera de los muros a lo largo de toda la fachada. En las casas de un solo balcón se pueden encontrar dos tipos: balcón corrido o balcón simple; en este último caso la plataforma ocupa la parte central de la fachada y en muchos casos no queda resguardada por el alero sino bajo un pequeño tejado o tejaroz. Todo el entramado de los balcones: postes, zapatas, tirantillas, barandas, balaustres y suelos son de madera. Aparecen además pintados habiendo sido predominantes los colores verde y rojo que contrastan con la pared de la fachada principal, generalmente blanca. Debido a que antaño eran los lugares elegidos como secaderos de los productos de las cosechas (alubias, maíz, castañas, etc.) fue habitual su cierre mediante un entretejido de varas de avellano o ''bardanasca ''entre los balaustres a fin de impedir la caída de estos productos fuera del balcón.
En Ezkio-Itsaso (G) en las casas de antigua construcción cuando se realizó la encuesta en el tercer decenio del siglo XX no había balcones, pero sí en las que eran modernas cuando aquello.
[[File:2.199 Balcones en la villa de Zumaia (G) principios del siglo XX.jpg|center|600px450px|Balcones en la villa de Zumaia (G), principios del siglo XX. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.]]
En Irisarri (BN), por el contrario, las casas de los agricultores parecen haber tenido balcones a juzgar por las marcas de trabazón. Como resultan frágiles para estas tierras húmedas, no se han renovado, pero hubo casas con dos hileras de balcones.
En Artajona (N) los balcones salientes no se han estilado hasta época reciente, si exceptuamos casos muy singulares. Hubo algunos con balaustrada de madera, sujeta a los marcos del balcón y con grandes puertas. La costumbre de hacer balcones salientes de la fachada se extendió desde principios del siglo XX. Algunos tienen solera de piedra, los más de emparrillado de hierro sobre el que se colocaban los ladrillos. Otras soleras están hechas con yeso y cascotes de teja. Más recientemente se ha empleado el cemento. En determinados casos se rasgaron las ventanas, incluso las que daban sobre el arco de la portada estropeando algunas veces la clave y el escudo que la decoraba.
[[File:2.200 Balcon con solera de piedra y balaustrada de hierro forjado. Elgeta (G) 2011.jpg|center|600px450px|Balcón con solera de piedra y balaustrada de hierro forjado. Elgeta (G), 2011. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Lezaun (N) los balcones más antiguos están formados tan sólo por un hueco en la pared ya que no tienen vuelo o repisa hacia el exterior. En las reformas acometidas a lo largo del siglo XX se fueron configurando nuevos balcones, principalmente en cocinas y comedores. En origen fueron de tabla y rápidamente de cemento, para cuya armadura se emplearon buena parte de las camas de hierro que había por las casas y en general hierros de procedencia variopinta a modo de ferralla. En contadas casas existió un hueco más amplio en el pajar que en realidad se trataba de un compartimento exterior llamado ''solana''. Cumplía la función de secadero de los productos recolectados en el campo y también servía para tender la ropa.
En Bedarona (B) los caseríos no contaban con balcón como hoy en día; algunos tenían en su lugar una puerta larga con dos hojas que se abrían hacia adentro, de tal modo que la parte de abajo era de madera y la de arriba de cristales. Se cerraba con tapas de madera por dentro y con pestillos igualmente de madera. En su parte exterior algunos mostraban una barandilla de madera para poder asomarse. Otros caseríos, en la fachada, sólo tenían ventanas. En Andraka (B) las puertas de los balcones son de una hoja, sin huecos para los cristales, salvo en las construcciones modernas en que son de dos hojas y con cristales.
[[File:2.202 Ventana-balcon balkoi txikia. Abadiño (B) 2005.JPG|center|600px450px|Ventana-balcón, balkoi txikia. Abadiño (B), 2005. Fuente: Rosa M.ª Ardanza, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Oñati (G) los caseríos carecen de balcón que sobresalga. Únicamente la sala o el comedor cuenta con uno rasante con la fachada.