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Juegos con tabones

2 bytes eliminados, 10:42 9 jul 2019
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La caja era lanzada por cada jugador volteándola sobre sus cantos de modo que diese una vuelta en el aire y cayese al suelo. Dependiendo de la posición que adoptase confería a cada participante la función concreta de ''castigo'', ''libre'', ''rey'' o ''verdugo''. El último en sacar ''verdugo'' se encargaba de serlo en la realidad, provisto de una correa con la que, por orden del ''rey'', daba golpes en la palma de la mano a quien le hubiera tocado en suerte el ''castigo''. A veces se ponía límite al número de correazos.
En Murchante (N), este juego de chicos que era conocido como «A las tabas» fue muy popular hasta la década de los sesenta. Hoy día no se juega. Se consideraba un juego de azar en el que intervenían la habilidad de los jugadores y el material empleado, es decir las tabas. Cuando éstas estaban bien preparadas, para lo cual se raspaban, era más fácil ganar. Las partes de las tabas más apreciadas eran la superior e inferior, colo- cando colocando la taba en sentido vertical, mientras las laterales, convexa y cóncava, eran despreciadas.
El juego consistía en intentar que las tabas que se arrojaran al suelo, de dos en dos o de cuatro en cuatro, quedasen de pie, es decir verticalmente, y con la cara puntiaguda hacia arriba. Para ello se procuraba por todos los medios que la zona de sustentación fuese lo mayor y más plana posible, lo que se conseguía raspando la taba. A esta zona se le llamaba ''culo'' y a las tabas que al caer quedaran con el ''culo'' hacia arriba se les denominaba ''culeras''. Por el contrario las que al caer quedaran con el ''culo'' haciendo de base, posición que daba la victoria, se les denominaba ''canteras''. Los chicos pintaban la zona denominada ''carne'' de diferentes colores mientras raspaban ''el culo'' hasta conseguir que éste estuviese completamente liso. Aquel niño que tuviera un par de tabas ''carneros'' era afortunado y por ello existía un floreciente intercambio de tabas a la búsqueda de las más idóneas.
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