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Auge del coleccionismo

No hay cambio en el tamaño, 07:14 23 jul 2019
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En Allo (N), los informantes de más edad (entre 70 y 95 años) recuerdan haber reunido ''cartones'', recortados de las cajetillas de fósforos, y ''corones'' o canicas. Esto entre los chicos, las niñas, en cambio, guardaban botones y alfileres de cabeza negra y blanca. La generación intermedia (entre 45 y 70 años) coleccionaba también ''cartones'', alfileres, ''capones'' y además ''cositas''. Estas eran unas figurillas metálicas, algunas policromadas, con forma de animales, frutas y otros objetos, que «salían» en los caramelos de la época y que los niños compraban con la paga del domingo. Las generaciones posteriores, además de alfileres con cabezas de todos los colores y ''capones'' de la más variada gama, han reunido entre otras cosas ''platillos'' o chapas de botellas y cromos.
[[File:4.253 Mutikoen kromoak. Zerain (G) 1989.png|center|450px400px|Mutikoen kromoak. Zerain (G), 1989. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
En Artajona (N) estiman impropio hablar de coleccionismo antes de mediados de este siglo e incluso hasta la década de los años setenta. Lo que algunos niños y niñas hacían a lo sumo, era reunir temporalmente series de objetos diferenciados empleados en algunos juegos: canicas (de acero, de cristal con dibujos y tamaños diferentes), alfileres con cabezas de distintos colores y sobre todo, ''chapalancas'' o tapas de cajas de cerillas. En esta localidad consideran que el coleccionismo es práctica moderna, fomentada por álbumes de futbolistas, ciclistas o de películas seriadas exhibidas por televisión. En los últimos tiempos los escolares han cogido afición a la filatelia.
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