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Se ha recogido que las integrantes del duelo femenino iban vestidas de negro en Artziniega, Llodio, Valdegovía (A) y Abadiano (B); Urnieta (G); Artajona, Goizueta, Lekunberri, Monreal, Murchante y Viana (N). En Mendiola (A) eran las mujeres de ''honra, ''es decir las que asistían de «obligación» a los actos fúnebres quienes vestían totalmente enlutadas. En Zeanuri (B), las mujeres de la casa del difunto vestían de luto riguroso, de negro, ''guztiz baltzez. ''Sin embargo, en Beasain (G) los vestidos negros eran obligatorios tanto para las mujeres de la casa como para las demás familiares directas. En Portugalete (B) vestían con ropa de domingo, la más bonita y elegante posible.
[[File:7.110 Indumentaria femenina de duelo siglo XVIII.jpg|center|600px450px|Indumentaria femenina de duelo, siglo XVIII. Fuente: Arizmendi, María Elena de. Vascos y Trajes. Tomo I. San Sebastián, 1976.]]
Además del luto riguroso, se ha constatado la costumbre de que llevaran el velo o la mantilla negros en Apodaca, Narvaja, Ribera Alta, Salvatierra, Gamboa (A); Carranza (B); Allo y Aria (N). En Garde (N) las mujeres más allegadas al difunto se ponían mantilla y tul negros. En Busturia, Gorozika y Lemoiz (B), además de vestir de negro, las mujeres del duelo iban tapadas con las denominadas mantillas de luto que, cubriéndoles la cabeza, caían sobre el cuerpo llegando hasta la cintura y en ocasiones más abajo. En Ezkio (G) tanto las mujeres de la casa como las vecinas llevaban mantillas negras. En Bidegoian, (G) el luto riguroso afectaba a todas las del duelo, pero eran las que tenían la consideración de «primeras vecinas» las que acudían con largas mantillas negras. En Getaria (G), sobre una indumentaria de riguroso negro se ponían los mantos que, cayendo de la cabeza, se recogían en la cintura; ''y ''en Hondarribia (G) también se cubrían con un enorme mantón negro por encima de la ropa negra. En Telleriarte-Legazpia (G), las tres primeras mujeres del duelo femenino vestían con mantos negros que llegaban hasta tapar el borde del vestido y una mantilla más clara recogida en el cuello. En Bajauri, Obécuri y Urturi (A) las mujeres utilizaban el traje de boda en las grandes festividades y también lo reservaban para el entierro y los funerales<ref>José Antonio GONZALEZ SALAZAR. “Vida agrícola de Bajauri, Obecuri y Urturi” in AEF, XXIII (1969-1970) p. 23.</ref>.
En la década de los sesenta ya se había sustituido el vestido tradicional de dos piezas por una única prenda, de manga larga y cerrada al escote. El traje al igual que las medias y los zapatos continuaban siendo negros. El manto había desaparecido siendo sustituido por la mantilla negra larga, ''manteliñe luzea, ''que iba desde la cabeza al borde del vestido.
[[File:7.111 Mantelina de duelo. Zerain (G) 1947.jpg|center|600px|Mantelina de duelo. Zerain (G), 1947. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
En Lezaun (N), las que habían sido invitadas al funeral, las «convidadas», por encima de la mantilla normal llevaban otra que se abrochaba al cuello y llegaba hasta las pantorrillas.
En Hazparne (L), a principios de siglo, había desaparecido la ''kaputxina. ''Las mujeres llevaban la clásica ''mantaleta, ''guantes y medias negros. Se ponían el capuchón de la ''mantaleta ''cuando el sacerdote llegaba a la casa mortuoria y no se retiraban el velo hasta después del enterramiento para volver a casa. Las primas y otras familiares, incluso las venidas de lejos, que llegaban bien vestidas para participar en el cortejo, se ponían ''mantaleta. ''Tanto la capa masculina como la femenina se prestaban unos a otros para las ceremonias fúnebres. Hacia los años treinta se comenzaron a ver cada vez menos estas prendas y muy pronto fueron abandonadas. La ''mantaleta ''dejó de utilizarse hacia mediados de los 40, tras la segunda guerra mundial.
[[File:7.112 Mujeres con capuchina de duelo. Aldude (BN).jpg|center|600px450px|Mujeres con capuchina de duelo. Aldude (BN).]]
En Itsasu (L), de entre las mujeres del duelo únicamente las familiares muy próximas al difunto, como la viuda y las hermanas, llevaban ''mantaleta ''con capucha y velo de crep o de encaje. La primera vecina era la encargada de proporcionarles esta prenda a las que debían llevarla, aunque ella no la vestía.