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Una de las fuentes más importantes de piedra para la construcción la constituyeron las canteras cercanas a cada población (Agurain, Valdegovía-A; Bedarona, Gautegiz-Arteaga-B; Andoain, Astigarraga, Oñati-G; Allo, Améscoa, Artajona, Elorz, Monreal, Obanos, Sangüesa, Viana-N). En ocasiones el número de canteras con las que se contaba en la localidad era importante, como ocurre en Moreda (A) donde se explotaban las de Valdecarro, Vallecillos, Peña Mayor, Biauso, la Pantizuela, la Encinilla y Valdelabraza.
Pero no siempre era posible obtener la piedra en una cantera cercana. En tiempos pasados las técnicas extractivas no permitían el uso de algunos tipos de roca ya que se trabajaba fundamentalmente a mano.
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En Abezia (A) la base de las edificaciones se realizaba con piedra caliza de la zona. Según relatan los encuestados existía la posibilidad de extraer piedra de la cantera de Arlabán, situada en uno de los montes que rodean la población; sin embargo era piedra de mármol negro que se utilizaba poco porque había que extraerla a tiros. Por ello preferían la procedente de la cantera de un pueblo cercano, Anda, que salía en bancos.
A veces las piedras utilizadas tenían procedencias diversas. Por ejemplo se podían aprovechar las cercanas para la mampostería mientras que las destinadas para labrar los esquina-les y rebordes de los huecos, al ser necesario que fuesen de mejor calidad, se buscaban más lejos.
En Zerain (G) la empleada para la mampostería se extraía directamente en el terreno, no así la necesaria para los sillares con que se remataban las esquinas y dinteles, que se traía de Zegama.
Y es que algunas canteras aportaban un material idóneo para determinados trabajos de cantería. Así, en el Valle de Zuia (A) las canteras de Guibel en Markina, Seporcuzá en Berretín y Beraso, proporcionaban los dinteles y las piedras sillares de los edificios.
Los diferentes tipos de piedra han cumplido funciones distintas a la hora de levantar los muros.
En Lesaka (N) para las paredes maestras se emplea la piedra caliza, ''kisu-arria'', traída de las canteras de la localidad y de la vecina villa de Bera, o de arenisca, ''are-arria''. Esta última se utiliza especialmente para hacer paredes de sillares o sillarejo y la primera para las de mampostería. En algunas ocasiones la piedra arenisca se trajo del monte Jaizkibel, en Gipuzkoa, como ocurrió al construir la iglesia parroquial.
En el Valle de Zuia (A) la piedra siempre ha tenido gran importancia en las construcciones del Valle porque las canteras se sitúan a poca distancia, casi a pie de obra. Se ha utilizado predominantemente la piedra caliza, aunque también se ha recurrido a la arenisca sobre todo en recercos y dinteles.
En ocasiones la piedra se obtenía del río ya que ha sido costumbre el uso de cantos rodados.
En Orozko (B) se usaba piedra de río siempre y cuando la distancia a la casa a construir no fuera grande. Esta piedra era más apreciada que la de las canteras porque se consideraba que debido al rodamiento al que era sometida por la fuerza del agua resultaba más fuerte y resistía mejor el embate de las in clemencias del tiempo. Desde que se empezó a utilizar piedra de canteras extraída con dinamita, se considera que puede acarrear mayores problemas por resquebrajamiento al hallarse resentida por las explosiones.
En Elgoibar (G) el origen de los materiales de construcción era mayoritariamente el río, donde se encontraban cantos rodados, excepto en el caso de algunas esquinas en que se colocaban piedras calizas labradas a mano. En Busturia (B) también se recurría entre otros tipos de piedras a las procedentes del río, ''errekarrijek'', al igual que en Zeanuri (B). En Sangüesa (N) los grandes cascajos del río Aragón han sido aprovechados con este fin y los muy pequeños, los ruejos, para los pavimentos de las entradas.
En Andoain (G) aparte de la piedra obtenida en las canteras también se utilizaba la de acarreo que el Leizaran arrastraba en sus crecidas.
Los viejos edificios arruinados también han constituido una fuente de piedra para armar, que además ofrecía la ventaja de la comodidad. Así en Monreal (N) mucha de la piedra procedía del antiguo castillo que existió en la localidad. En Zeanuri y en el Valle de Carranza (B) también se reutilizaban las piedras de casas y de edificios arruinados.
Cuando el poder económico de la familia que construía la casa se lo permitía, podía tener procedencias más alejadas. Un caso extremo es el registrado en Portugalete (B) donde la piedra de sillería para la construcción del Palacio de Chavarri se trajo desde Inglaterra.
Al ser la naturaleza geológica del sustrato diferente a lo largo del área estudiada ocurre que estas peculiaridades se trasladan al aspecto de las casas, de tal modo que esta seña de identidad abarca a veces tan sólo un ámbito local reducido mientras en otras ocasiones se puede detectar en un territorio mayor.
En Mirafuentes (N) la piedra caliza de aspecto rojizo que domina en todas las casas, excepto en las de más reciente factura, era extraída en la localidad.
Los caseríos y demás construcciones de Berastegi (G) tienen una singularidad, la de la piedra utilizada en su erección. Partiendo desde Donibane-Garazi (BN) pasando por Baztan, Ezkurra, Leitza, hasta Elduain, el subsuelo geológico es de una piedra caliza especial, triásica, de un color rojo apagado que confiere a los edificios una tonalidad cordial y acogedora.
Se constata que la recogida de la piedra necesaria era labor de quienes iban a levantar la casa, aunque después el trabajo de construcción de los muros lo realizasen canteros.
En Mélida (N) la piedra, de naturaleza arenisca, se traía de la Bardena o de algunos términos del pueblo, como La Tejería. La extraían los mismos interesados en hacerse la casa y luego era trabajada por los canteros del pueblo.
El conocimiento tradicional sobre la piedra destinada a la construcción ha sido amplio. En Hondarribia (G) usan la que llaman ''igeldoarria ''o ''jaizkibel-arria'', que es arenisca, también conocen la rojiza denominada ''baztango arria ''o la gris que es ''lasturko arria''. A la caliza la designan con el nombre de ''kariarria'', a la arenisca ''ondar-arria ''y a la pizarra ''lapitz-arria''. A las piedras esquinales de los caseríos las llaman ''iskinarria'', al dintel ''kabezala ''y a las laterales de puertas y ventanas, que suelen estar labradas, ''leio-izkina''. La piedra seca es ''arri-utsa'', la mampostería de canto rodado con masa ''panposteria ''y la sillería recibe este mismo nombre de ''silleria''. Se usaba arena de ría o de monte mezclada con cal, ''kizua'', obteniendo una masa llamada ''ongarri''.
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