127 728
ediciones
Cambios
sin resumen de edición
Por otro lado, la concentración parcelaria provocó una reconversión de los cultivos tendiendo a reducir la siembra a los principales productos suministrados y demandados por las incipientes industrias relacionadas con el sector agrícola. Aunque todavía se daba cierta variedad, la siembra prácticamente se redujo al trigo, la cebada, la avena y el maíz, entre las gramíneas; a la hierba para el forraje, a la patata y a la remolacha azucarera. Esta reducción en la diversidad en los cultivos trajo una especialización agrícola quizá económicamente más rentable, pero también más dependiente de los vaivenes del mercado cada vez menos local y más internacional.
En Agurain (A) las agrupaciones parcelarias han cambiado por completo la fisonomía de campos, cultivos y caminos, desapareciendo muchos caminos antiguos y creándose nuevas pistas. La concentración parcelaria ha constituido un cambio en los límites de las parcelas. Antes de la concentración se daba el predominio de las ''motas'', especie de acequias con terraplén con árboles bravos y matos. En las zonas llanas existían mojones de piedra, también había algunas cercas de piedra en mal estado de conservación. Después de la concentración se han allanado y limpiado todas las motas y predominan los mojones de la parcelaria (cúbicos) que al romperse se sustituyen por piedras visibles. En el límite del monte, antes y ahora, la división se hace con una cerca de matos secos y una pequeña acequia. La Diputación Foral de Álava ha recuperado recientemente la antigua cañada que conducía desde tiempo inmemorial a los ganados de ovejas desde Agurain hasta la sierra Entzia, dado que las reparticiones parcelarias la habían cortado por varias zonas. Hoy en día los mejores caminos y sendas se conservan en las áreas de montaña y las que rodean a las anejas, como los antiguos puertos de San Juan, de Alangua, de Arrizala, de Opakua, etc.
En Ribera Alta (A) después de la concentración parcelaria llevada a cabo en los años sesenta del siglo XX, el tamaño medio de las fincas pasó a ser de ocho fanegas, aproximadamente dos hectáreas. Desde entonces el paisaje pasó a ser más uniforme: se suprimieron antiguos caminos, se eliminaron ribazos, se arrancaron antiguos robles, encinas y frutales que servían de linde y se construyeron nuevos caminos, todavía hoy día llamados “de concentración”.
En Treviño y La Puebla de Arganzón (A) al producirse el relevo de la pareja de bueyes por el tractor los pueblos pidieron la concentración parcelaria. Cuando se llevó a cabo las parcelas pasaron a ser de más de diez fanegas y algunas <sup>20</sup> Más información sobre la concentración parcelaria llevada a cabo en esta localidad puede consultarse en: Primitivo REMÓN y Zuriñe SARASOLA. “Concentración parcelaria: nuevos tiempos para los agricultores” in ''Askegi. ''Núm. 9 (2015) pp. 118-125. [[Image:pic.png|top]] Fig. 31. Egileta (Alegria-Dulantzi-A), una de las primeras localidades en emprender la concentración parcelaria, 1957.de veinte. Desaparecieron en su mayoría las paredes de piedra en las fincas, si bien todavía quedan algunas. Los caminos actuales son pistas rectas, todas dan a caminos de parcelaria, lo suficientemente anchas para que pase la maquinaria. Antes con el carro, lo más que podían llevar, si el camino estaba seco, era algo más de una tonelada de carga. Hoy un tractor lleva más de 10 toneladas y las grandes cosechadoras pueden pasar sin dificultad.
En Apodaka (A) a raíz de la concentración parcelaria enderezaron varios arroyos que discurren por los términos y varias cavas o regatos pequeños desaparecieron. El río Zaya atraviesa toda la jurisdicción del pueblo. Otra consecuencia fue la construcción de pistas rectas. En tiempos pasados los caminos eran carretiles, por ellos únicamente podían transitar los carros de bueyes y las caballerías, y cuando se adquirieron los primeros tractores no podían pasar por muchos caminos con el remolque. Hoy día las parcelas son grandes, de varias hectáreas.
En Berganzo (A) recuerdan que el proceso de la concentración parcelaria se dio por concluido en el año 1972; en Améscoa (N) se realizó en 1973. En el Valle de Elorz (N) se recogió que la concentración parcelaria, realizada en los primeros años 1970, solucionó el problema de la dispersión parcelaria y del minifundismo, aunque ello supuso un golpe mortal para algunos aspectos del paisaje. También en Pipaón (A) indican que el aspecto de las fincas, los ribazos y los caminos es diferente tras la concentración parcelaria.
En el Valle de Carranza (B) la concentración parcelaria tuvo lugar a finales de los años sesenta del pasado siglo XX, ejecutándose la nueva distribución de los terrenos en torno a 1970. El Valle se caracteriza por una gran super-superficie de terreno comunal que a veces está cerrado, pagando por ello al ayuntamiento un canon, y una menor superficie de terreno de propiedad que se localiza en torno a cada barrio o pueblo y que suele coincidir con las tierras de mejor uso agrícola. Entre las familias más humildes, la mayoría, el sistema de reparto hereditario de las tierras condujo a una enorme fragmentación de las mismas hasta el punto de que en los testamentos anteriores a la concentración la unidad local de superficie, el ''obrero'', equivalente a 380 m<sup>2</sup>, resultaba excesiva para muchos de estos pedazos de tierra y era necesario recurrir a la ''braza'', centésima parte de la anterior, para expresar su cabida. Tradicionalmente se desarrollaron estrategias para recomponer el mosaico de tierras de que se componían los espacios encerrados en las ''llosas'', los que más fragmentación sufrían, para unir tierras que habían sido partidas con el reparto hereditario. Fueron así comunes las permutas mediante documentos privados y a veces simplemente de palabra.
La concentración parcelaria supuso un cambio del paisaje como nunca antes se había conocido. Desaparecieron numerosos setos vivos de los que separaban los trozos de terreno de diferentes vecinos, se talaron muchos árboles, sobre todo los numerosos manzanos que crecían por doquier, desaparecieron las paredes de piedra, los viejos caminos para las parejas de bueyes, se generalizaron las alambradas, y las excavadoras se emplearon a fondo para recomponer las parcelas, que en los planos parecían todas similares pero dada la intrincada orografía del Valle, la realidad demostró que no era así. Y sobre todo quedó arrinconada la prolija toponimia asociada a este complejo mosaico de pedazos de tierra por el nuevo término de ''parcela ''más los adjetivos que la acompañan.
En esta localidad navarra 663 ha son comunales (el 33.8 % de la superficie censada) que corresponden a pastizales que no los disfrutan directamente los vecinos sino que los arrienda el municipio, y a 12 o 14 huertas que quedan junto al riachuelo Robo que se sortean entre los vecinos con menor renta.
En Muez (Valle de Guesálaz) y Ugar (Valle de Yerri) (N) la concentración parcelaria se llevó a cabo a comienzos de los años setenta del sigloXX siglo XX y cambió el régimen de propiedad de la tierra. En Ugar el término municipal cuenta con 91.9 km<sup>2</sup> y de ellos en 1984 había 5286 ha cultivadas. En 1971 se realizó la concentración en la localidad y los 81 propietarios vieron cómo las 528 parcelas de que eran dueños quedaban reducidas a 124.
En Guesálaz se contabilizan 1279 ha de cultivos pertenecientes a 249 propietarios. Entre 1968 y 1980 se llevó a cabo la concentración en todo el valle pasándose de 3925 parcelas a 651. En Muez la concentración se realizó en 1972. En el pueblo hay 214 ha de unos 44 propietarios, que estaban divididas en 651 parcelas y ahora solo en 106. En Ugar no existieron disputas ni conflictos en el reparto de la nueva parcelación porque el concejo se encargó de valorar las tierras de cada vecino entre 1ª y 4ª categoría y luego los ingenieros repartieron las tierras de forma que nadie se quedó con suelo de mayor o menor valor del original. Por el contrario, en Muez sí hubo disensiones.
En ambos valles, Guesálaz y Yerri, tras la concentración parcelaria el cultivo de olivos y viñas decayó. En Garisoain e Irurre, situados en la parte meridional del Valle de Guesálaz, predominan ambos cultivos leñosos en el carasol de Arradia. Hay cultivos modernos, como el girasol y la colza, implantados con un destino industrial<sup>21</sup>. En Navarra, con carácter general cabe señalar la transformación paisajística que ha supuesto la concentración parcelaria que reorganizó la propiedad rústica, tradicionalmente muy dividida en pequeñas parcelas en la Ribera y Navarra Media occidental si nos atenemos a la propiedad particular, e intensificado el uso agrario del suelo, con lo que esto ha supuesto para la nueva configuración física de las parcelas y la alteración significativa del paisaje, flora y fauna. Iniciada en el año 1959, para 2004 se habían finalizado 339 zonas de concentración, con una superficie afectada de 166 604 hectáreas, viéndose implicados en ella 27 551 propietarios<sup>22</sup>. <sup>21</supref> Según algunos informantes, cultivos como el del girasol se han debido más a las ayudas que por ellos se recibían de Europa que a la comercialización de su producción.</ref>.
En Navarra, con carácter general cabe señalar la transformación paisajística que ha supuesto la concentración parcelaria que reorganizó la propiedad rústica, tradicionalmente muy dividida en pequeñas parcelas en la Ribera y Navarra Media occidental si nos atenemos a la propiedad particular, e intensificado el uso agrario del suelo, con lo que esto ha supuesto para la nueva configuración física de las parcelas y la alteración significativa del paisaje, flora y fauna. Iniciada en el año 1959, para 2004 se habían finalizado 339 zonas de concentración, con una superficie afectada de 166 604 hectáreas, viéndose implicados en ella 27 551 propietarios<supref>22</sup> Véase “Concentración parcelaria de Larraga” in ''Navarra Agraña. ''Núm. 142 (2004) p. 54.</ref>.