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Vacas1
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El estado de celo viene a durar en las novillas día o día y medio y en las vacas, algo menos. A entrar en este periodo se le llama ''salir al toro ''y durante el tiempo que se prolonga se dice que el animal ''anda al toro''. Se asegura que a las vacas mayores les dura menos porque al ordeñarlas «se les quita el calor». Cuando una vaca ''sale al toro ''es frecuente que debido a la calentura dé en el primer ordeño mucha menos leche de lo habitual; sin embargo, en la segunda saca suele proporcionar la cantidad normal, lo que le hace perder el calor.
En Urduliz (B) cuando las vacas están en celo, se dice que están ''susera'', ''beia suseratu egi ten egiten da, susera da, edo susera dago''. La vaca puede entrar en celo a lo largo de todo el año, cada tres semanas, ''iru asterik iru astera''. En la comarca de Gernika (B) a este periodo se le denomina ''susera ''y ''umeskea ''y a estar en celo, ''suseratu eginda ''o ''umeske da. ''A las vacas de leche les dura este estado doce horas y a las de carne poco más de cinco o seis. Normalmente tardan en manifestar el celo otros 21 días, no obstante las hay que lo vuelven a tener a los 18 ó 19 días.
En Orozko (B) también dicen ''susera. ''Cuentan aquí que les dura de dos a tres jornadas, siendo el día óptimo para cruzarlas el segundo. Si no quedan preñadas se repite cada veintiuno. Para decir que la vaca está en celo se utiliza ''urteinda dago.''
En Apodaca el momento propicio para saber si una vaca estaba en celo era cuando al mediodía se sacaban a que abrevaran. Si saltaba encima de las otras o la seguían los bueyes era señal inequívoca de que lo estaba. Las primerizas solían dar quebraderos de cabeza ya que parecía que se hallaban en celo pero al llevarlas al toro «a mostrar» se comprobaba que no era así y las tenían que dejar unos días más, saliendo el coste mayor ya que tenían que abonar la estancia.
Durante las décadas pasadas a la generalización de la inseminación artificial cada casa solía tener un toro para cubrir sus vacas. Si en una época determinada se carecía de él, entonces se recurría al de un vecino al que tarde o temprano se devolvía el favor por el mismo procedimiento. ''Dar el toro ''o ''echar el toro ''son las expresiones utilizadas para designar la cubrición de la vaca por parte del toro, y al acto mismo de fecundarla se le conoce como ''coger''. Algunos dicen que si una vaca orina seguido de ''echarle el toro'', es que parirá una becerra.
Se debe tener en cuenta que si a una vaca ''sucia ''se le ''da el toro'', éste también se ''ensucia'', pudiendo contagiar después a todas las que ''coja''. Este problema ha levantado de siempre suspicacias a la hora de ''echarle el toro ''a la vaca de un vecino, ya que éste debe ser lo suficientemente honrado como para llevar el animal en debidas condiciones.
El estado de gravidez dura en las vacas nueve meses. Según se recoge en Carranza (B), ésta es una de las razones por las que se estima que, de todos los animales domésticos, las vacas son las más parecidas a las personas. El día en que sale de cuentas se dice que ''cumple''. Se afirma que la vaca que pare antes de ''cumplir ''expulsa las parias con más dificultad que la que lo hace después. En Roncal (N) de la vaca que ha salido de cuentas también se dice que ''está cumplida.''
Algunas vacas aparentemente ''salen al toro ''al cabo de unos meses de estar preñadas. Cuando ocurre esto se dice que es debido a que «la cría está echando el pelo», esto es, que le está saliendo el pelo al feto.
En Ataun (G) cuando una vaca tenía dificultades para quedar preñada, ''umetan ezingeratua'', le daban de beber el agua resultante de la cocción de ''aizgaroa''; también agua de alholva o hacerle tragar una cerda de su propia cola, para lo cual se metía en una mazorca de maíz; después de haber sido cubierta por el toro darle de beber un litro de agua resultante de cocer hormigas o meter la vaca en el embalse del molino[[#ftn1|[1]]]<ref>Los datos referentes a esta localidad han sido tomados de Juan de ARIN DORRONSORO. «Notas acerca del pastoreo tradicional de Ataun. II parte» in AEF, XVI (1956) pp. 96, 118.</ref>.
En Carranza (B) consideran que el primer síntoma que anuncia la proximidad del parto es lo que se conoce como ''desmarcarse la vaca''. Se dice que la vaca se ''está desmarcando ''o que ya ''está desmarcada ''cuando aumenta la separación entre los huesos de los cuartos traseros. El animal comienza entonces a mostrarse intranquilo y parece que no encuentra postura para tumbarse. Poco antes de parir rompe aguas o, como se dice, ''rompe la vejiga''.
Ocurre a veces que la vaca se asusta y se vuelve a levantar. Entonces las personas que intervienen en el parto se retiran, procuran no hacer ruido y si es de noche, lo que es habitual, se apagan las luces. Todo ello en espera de que se vuelva a tumbar, ya que resulta más complicado sacar la cría estando el animal de pie.
Una vez tumbada la vaca y ya con las ''patas fuera'', el que va a partearla se le aproxima con sigilo e introduciendo una mano por la ''nación ''o vulva comprueba que la cría viene bien y no ''de culo'', es decir, que las pezuñas que asoman son las de las ''manos''. También se asegura de que entre las mismas venga el ''morro ''y por lo tanto que la cabeza no está girada hacia atrás. Se aguarda entonces a que la vaca empuje, ''haga pujos'', y se vaya dilatando, a lo cual le ayuda quien la partea tirando de los bordes de la ''nación''. Cuando asoman bien las pezuñas se las ata con un ramal que se suele tener preparado para este menester. Toma los dos cabos de éste y ata primero una de las patas con un nudo corredizo y acto seguido anuda la otra. Los cabos deben quedar sujetos por detrás de los ''muñones ''para que no se deslicen ni se suelten. En este momento intervienen las restantes personas; toman la cuerda y comienzan a tensarla suavemente. A la acción de tirar de las extremidades anteriores de la cría mediante un ramal se le denomina ''tirar de la pata''. Como la vaca está tumbada, quienes tiran deben hacerlo agachados para que la cuerda quede lo más paralela al suelo. Por su disposición a lo largo del ramal y por la postura que adoptan, hacen recordar a los participantes de una competición de ''soka-tira''.
Todos los que intervienen actúan siguiendo las órdenes del parteador. Una vez ha atado la primera ''mano'', como antes se ha descrito, les manda que tensen esa parte del ramal, y cuando anuda el cabo libre a la otra extremidad, unen las dos partes de la cuerda y tiran simultáneamente de ambas.
Se empieza con intensidad constante y sin hacer demasiada fuerza ya que se debe esperar a que la vaca ayude. Cuando ésta inicia los pujos se tira con más energía según lo vaya indicando quien la partea, que a su vez sigue ayudando a la vaca a dilatarse. Éste es el momento de mayor esfuerzo ya que debe salir la cabeza. Una vez está fuera, el parteador se une a los demás y tiran todos con apremio y energía para acabar de sacar la cría. En esta situación, cuando el ternero tiene medio cuerpo fuera, si no se actúa rápidamente puede quedar ''encajonado ''y morir asfixiado en pocos minutos.
El ternero, una vez se ha sacado, pasa unos momentos críticos hasta que ''rompe a respirar''. Para ayudarle a conseguirlo se le hace un masaje consistente en doblar y estirar repetidamente sus extremidades anteriores. Después se le abre la boca y se sopla con fuerza en su interior. Todas estas operaciones las suele realizar la misma persona que se encarga del parto. Mientras tanto, alguien de los que ''han tirado de la pata ''sube a la cocina y regresa con un puñado de sal. Se le vuelve a abrir la boca y se le vierte un poco de la misma. Se dice que Fig. 94. Lamiendo la cría tras el parto. Lasa (BN), 2000. así el animal ''paladea'', lo que facilita el inicio de la respiración.
Una vez se está seguro de que la cría respira sin dificultad, se comprueba que no sangre en exceso por el ''miano ''u ombligo. Si se da esta situación, es necesario atárselo con una cinta o cuerda para que no «se vaya en sangre» y muera. Ocurre esto cuando el cordón umbilical se rompe excesivamente corto. Si sangra habiéndole quedado largo, se le corta la hemorragia anudándoselo.
En Orozko (B) señalan que los partos de machos son más dificultosos que los de hembras.
En Carranza (B) inmediatamente después de parir, se hace levantar a la vaca. Si permanece tumbada se corre el riesgo de que expulse la ''madre ''o ''madrejona ''(matriz) ya que continúa haciendo pujos. Algunos le dan a tomar vino en un balde para que permanezca caliente.
Cuando habían salido parte de las secundinas pero no acababa de expulsarlas completamente, algunos le ataban una ''zapatuña ''o zapato viejo para que con el peso fueran saliendo. Nunca se tiraba de ellas para extraerlas.
Si aun así tardaba demasiado, entonces se recurría a la administración de preparados obtenidos de la decocción de plantas. Una de éstas era la ruda. Se recolectaban varios tallos y se cocían en agua. El líquido resultante se le daba a beber. Lo mismo se hacía con el ''almuérzago ''o muérdago. Se recogía, se hervía en agua y se le hacía tomar. También se usó para el mismo fin el llamado ''corrontrillo''[[#ftn2|[2]]]<ref>Por la descripción que la informante realiza de esta especie y el hábitat donde la recogía, seguramente se trata del helecho denominado culantrillo menor ''(Asplenium trichomanes)''. Ambos nombres muestran además cierta semejanza.</ref>.
Otro procedimiento practicado por algunos consistía en hacer caminar a la vaca nada más parir. Cuando no acababa de ''escusar'', también los había que le administraban agua salada. Llenaban una botella con agua y le añadían un puñado de sal, la agitaban bien y se la daban a tomar «a la boca abajo». La vaca respondía haciendo pujos, lo que facilitaba la expulsión de las parias.