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Pastores de rebaño propio

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En Aia de Ataun (G), en el mismo decenio, se constató la existencia de una antigua costumbre practicada en los caseríos de Arrondoa y San Martín que determinaba la propiedad del rebaño. Dado que todos no podían quedarse en casa al casarse, se realizaba la siguiente distribución: el primero, el mayorazgo, heredaba la casa paterna y cuidaba de los padres en su ancianidad. El siguiente, el segundón, tomaba en posesión los seles y rebaños paternos y tras realizar una serie de arreglos convertía generalmente en morada la borda o construía en sus cercanías una casa con los materiales de la destrucción de la borda. Después iba adquiriendo poco a poco más terrenos comunales comprados a la villa y transformaba el sel en casa de labranza, ''baserria'', y al mismo tiempo construía bordas y chozas, ''eillorrak'', en lugares más altos<ref>Ignacio AGUIRRE''. ''«Descripción y área del pastoreo en Aya de Ataun» in AEF, XV (1955) pp. 74-75.</ref>.
 
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
En Vasconia continental (Zuberoa y Baja Navarra) los pastores eran dueños de los rebaños y marcaban las cabezas de su ganado dos o tres veces al año para que, en caso de que se mezclaran con otras, no hubiera problemas en saber a quién pertenecían. Se organizaban en torno a los ''kaiolar'', denominados en euskera ''olha egitiak'', que agrupaba rebaños de una decena de explotaciones, juntando entre 800 y 1.000 cabezas. La propiedad de las cabañas era indivisa y estaba en manos de los habitantes de una zona o de un valle. El terreno circundante (unos 100 m) era propiedad de los pastores y los rebaños tenían derecho de pasto en él, así como a hacer uso del monte para edificar cabañas. Los ''txotx'', que agrupaban como media 80 cabezas de ganado, se podían comprar en ocasiones al Sindicato de Soule (que era quien organizaba su funcionamiento), si bien era mucho más frecuente la transmisión de padres a hijos ya que no existía la costumbre de venderlos.
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