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Algunos de los elementos de la vida tradicional datan de la época de la expansión indoeuropea, es decir, del Neolítico final. Entre estos elementos se incluyen las estaciones dolménicas tan numerosas en el Pirineo vasco<ref>José Miguel de BARANDIARAN. «El entramado religioso en la cultura tradicional del pueblo vasco» in OO. CC. Tomo V. Bilbao, 1974, p. 510.</ref>. Barandiaran, que hizo notar la coincidencia de las áreas del pastoreo actuales con aquellas estaciones dolménicas, constataba también que las zonas de pastoreo no estuvieron desprovistas de edificaciones destinadas a prácticas religiosas.
:«Las montañas donde había pastos, estaban pobladas de chozas y de otras construcciones complementarias (…). En tales parajes, las ermitas y otros lugares sagrados, destinados a la práctica del culto, respondían a las exigencias religiosas de los pastores. De las chozas, de los recintos de ordeñar y de los corrales no quedan más que ruinas en gran parte de nuestros montes. Lo mismo cabe decir de muchas ermitas que fueron erigidas por la devoción de los pastores»<ref>José Miguel de BARANDIARAN. «Aspectos de la transición contemporánea de la vida tradicional vasca» in ''Munibe, ''II (1950) p. 141.</ref>.
Sin pretender ser exhaustivos (cabría tratarlo más extensamente), mencionaremos aquellos lugares religiosos situados en montes y sierras cuyos moradores de antaño eran los pastores que permanecían en ellos con sus ganados durante los meses cálidos.
En Bizkaia existen algunas ermitas que tienen una característica particular en su construcción: la parte más noble está destinada al culto y tienen además un anejo cubierto que sirve de refugio al ganado. Una de éstas es la de Santos Justo y Pastor en Zeanuri<ref>Los miembros de la Cofradía de Ocerin-mendi que regían esta ermita acordaron en el año 1877 según acta: «… dar en arriendo por dos años Santiago de Echevarria, la cuadra o albergue para ovejas que esta en la parte Sur de la hermita de S. Justo y la cocina; en la cantidad de cien ducados (…) a condición de (…) dejar libres y limpias para el día que se haga la funcion y romería de S. Justo». Vide Gurutzi ARREGI. ''Origen y significación de las ermitas de Bizkaia. ''Bilbao, 1999, p. 92.</ref>. De las mismas características son la ermita de San Cristóbal situada en los rasos del Oiz y la de Santa Lucía de Iguria en las faldas del monte Udalaitz en Elorrio.
En plena sierra del Gorbea en el paraje de Egiriñao (1.100 m) se encuentra una minúscula ermita dedicada a la Virgen de las Nieves, ''Edurretako Ama, ''donde, hasta los años ochenta, todos los domingos del verano (de mayo a septiembre) se celebraba misa para pastores y montañeros.
Hacia 1950 se construyó en la sierra de Aramotz en el lugar llamado Belatxikieta (670 m) una ermita bajo la advocación de San Ignacio de Loyola; tenía culto dominical de mayo a septiembre.
Mucho más antigua y de gran afluencia de ganaderos y pastores es el Santuario de Urkiola (715 m) que se sitúa junto a la sierra de Anboto y que está presidido por los Santos Antonio Abad y Antonio de Padua. Su área devocional se extiende a otros territorios de Vasconia.
Dentro de los límites de Álava ha habido ermitas construidas sobre dólmenes. Una de éstas fue la de Santa Engracia, hoy desaparecida, que se levantaba sobre el dolmen de los Cotorricos en la Sierra de Guibijo, en Cuartango; también la ermita de San Juan se ubicaba sobre el dolmen de su nombre, en la Sierra de Entzia.
La ermita de Ntra. Sra. de Beolarra, en antigua zona de pastos, es común a los municipios de Arluzea y Markinez. La ermita de San Quirico, popularmente ''Sankiliz, ''está ubicada en las laderas de la Sierra de Cantabria. La de San Tirso, al sur de Bernedo, se sitúa también en las elevaciones de la misma sierra; acuden a ella, en rogativa, los pueblos próximos tanto de Álava como de Navarra.
En Navarra el gran santuario de San Miguel de Excelsis en Aralar está situado a 1.237 m de altitud en plena zona de pastos. Data de época altomedieval. Los pastores de esta sierra han estado tradicionalmente muy vinculados al Santuario y participan de manera destacada en sus celebraciones solemnes; ellos portan el palio en la procesión del Corpus Christi con sus manos revestidas de guantes blancos y participan en el traslado de la imagen del Ángel, ''Aingerua, ''por los pueblos navarros del entorno.
En la Sierra de Andia, en el alto de Beriain (1.494 m), está la ermita de San Donato (y San Cayetano). Fue reconstruida en 1958. Al sur de esta misma sierra, en términos de Iturgoyen, se encuentra una de factura románica dedicada a la Trinidad con tradición de haber tenido un ermitaño permanente. Es ermita de devoción comarcal.
El Santuario de Ntra. Sra. de Codés se encuentra ubicado en las laderas de la sierra de su nombre, en el límite de Navarra con Álava. A él acuden gentes de ambos territorios.
En la Sierra de Santa Bárbara, en términos de Urzainki-Valle de Roncal, hubo dos ermitas en plena área de pastos; una de ellas estaba dedicada a Santa Bárbara y la otra a San Miguel.
Junto a las fuentes del río Irati, en Larrainxarra, dentro de los términos de Otsagabia, se sitúa una ermita edificada en 1954 y dedicada a Ntra. Sra. de las Nieves.
En Lapurdi, en el monte Larrun (900 m), existió una primitiva ermita de Sancti Spiritus que luego tomó la advocación de la Trinidad. A su cargo tenía un ermitaño permanente. Subían a ella en rogativa a primeros de mayo desde los pueblos de Sara, Askaine, Urruña y Bera.
En Baja Navarra, en la entrada del Irati, a 1.000 m de altitud, se encuentra ''Elizagarai ''o ''Salbatore ''de Mendibe; es una ermita medieval situada en el antiguo paso pireinaico junto al collado de Burdinkurutzeta. Una vez al año, la festividad del Corpus reúne a gentes y pastores del entorno.
En Gipuzkoa los pastores de la Sierra de Aizkorri han estado vinculados durante siglos con el Santuario de Arantzazu. En 1924, por iniciativa de los frailes de este santuario, se erigió en los pastizales de Urbia la ermita de Ntra. Sra. de Arantzazu. Los pueblos alaveses que pertenecen a la Parzonería General aportaron los materiales para su construcción, los pastores se hicieron cargo de la mano de obra y los montañeros contribuyeron con dinero.
Años más tarde, en 1947, se construyó en Igaratza, en pleno Aralar guipuzcoano una pequeña capilla dedicada a la Virgen de Arantzazu que pronto fue ampliada. Hoy se la conoce como ''Igaratzako Andra Mari'', y su culto es atendido por los monjes de la Abadía de Lazkano. El segundo domingo de agosto esta ermita recibe la visita del Ángel, ''Aingerua, ''cuya imagen es traída en procesión desde el Santuario de San Miguel de Aralar que dista 10 km de este lugar.
Estas dos sierras, Aralar y Aizkorri, aparecen vinculadas míticamente con la siguiente leyenda que ha sido recogida recientemente<ref>José ZUFIAURRE. «Beasaini buruzko monografia etnografikoa. Monografía etnográfica de Beasain» in ''Beasaingo paperak. ''Nº 7 (1998) p. 506.</ref>:
«Junto al camino que asciende de Amezketa a Igaratza, en Aralar, se encuentra arriba de la fuente de Pardeluts, una gran piedra cúbica a la que los pastores denominan ''Amabirjiña-arria''.
Según cuentan, sobre estas piedra se apareció la Virgen a un pastorcito de Loidi. Éste dio cuenta en casa de la aparición que había tenido, pero no le creyeron. Entonces la Virgen dejó marcada sobre la piedra la huella de su pie<ref>En un hueco de esta piedra, debajo de una marca que semeja la huella de un pequeño pie, se halla una imagen chiquita de la Virgen. Junto a ella se suelen ver depositadas monedas que los pasto- res recogen y entregan en el santuario de San Miguel de Excelsis.</ref> y se marchó a otra sierra donde hubiera también pastores y así se dirigió a la Sierra de Aizkorri.
Tras descender al valle del río Agauntza, subió las pendientes de Urbaundi y Atxurbi montada sobre un caballo, para luego bajar al valle de Oria; pero en el descenso el caballo tropezó y quedó herido<ref>Sobre el pueblo de Idiazabal hay una roca que tiene según dicen la marca del casco del caballo de la Virgen, ''Amabirjiñaren zaldiaren anka-arrastoa''.</ref> por lo que la Virgen tuvo que continuar andando.
Siguiendo su camino ascendió por las laderas de los montes Arnaitz y Aizkorri, llegando al collado de Arriurdin, donde se sentó a descansar sobre una piedra<ref>En este collado se encuentra una piedra con una suerte de respaldo que es conocida comúnmente como ''Amabirjiñaren sillea'', la silla de la Virgen.</ref>. Después descendió hacia los pastos de Urbia donde se encontraban los pastores; pero antes de llegar bebió agua en la fuente que hoy es conocida como ''Amabirjiñaren itturria ''–la fuente de la Virgen–. Al descender luego hacia el valle se encontró con un pastorcito, de nombre Errodrigotxo, quien al verla sobre un espino exclamó: ''Arantzan zu!».''
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