Cambios

Dimensiones de las parcelas

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A continuación se ofrecen algunos datos recogidos en las localidades encuestadas sobre las dimensiones tradicionales de las parcelas, antes de que en muchos lugares se realizara la concentración parcelaria. Quedan fuera de esta consideración las huertas y los huertos que suelen ser de pequeñas dimensiones y se ubican junto o cerca de la casa y que, generalmente, han estado al cuidado de la mujer de la casa<ref>Este tema ha sido tratado en otro volumen de este Atlas etnográfico titulado ''Casa y familia en Vasconia'', op.cit.Bilbao: 2011, pp. 177-181.</ref>.
En Ribera Alta (A) el tamaño medio de las fincas era de dos fanegas, es decir media hectárea; nunca pasaban de una hectárea. En Abezia (A) se ha consignado que no existen medidas estándar pero los informantes coinciden en señalar que los terrenos son de escasa superficie. La huerta no suele superar la media fanega. En Bernedo (A) eran muy pequeñas, de media a una fanega de sembradura. En Berganzo (A) el dato constatado es que la pieza más grande era de una hectárea, y la media de las mismas era de media fanega.
En Obanos (N) las fincas eran pequeñas y dispersas por las diferentes zonas de la localidad. Durante el siglo XX de 200 a 300 robadas<ref>Medida de superficie, que varía de unas localidades a otras, que equivale a 898 m<sup>2</sup>.</ref>, solo unos pocos tenían más de 500 robadas. Al tratarse de poblamiento concentrado y la calidad de la tierra diversa, los agricultores han procurado disponer de tierras de labor en diferentes zonas para diversificar los cultivos y asegurar al menos alguna cosecha. Hay quienes cuentan con tierras de labranza en los municipios vecinos de Legarda, Muruzabal, Eneriz y Puente la Reina. Esta forma de actuar viene de antiguo.
En los pueblos del Valle de Orba (N), en los años 1970 se recogieron los siguientes datos: en Olleta el tamaño de las fincas oscilaba entre las 200 y las 1000 robadas. En Uzquita las propiedades eran de unas 200 robadas. En Garinoain había más desigualdades, tenían entre 10 y 800 robadas, siendo el término medio de 200. En Barasoain eran 30 y 600 los límites inferior y superior. En Oloriz las fincas tenían 400 o 600 robadas. Algunos propietarios llevaban además en arriendo las fincas de otros. En todos los pueblos se repartían parcelas comunales. En Garinoain, por ejemplo, las parcelas del común o ''suertes ''que se distribuían por rotación cada ocho años, eran de 20 robadas<ref>José de CRUCHAGA, . ''La vida en el Valle de Orba'', op. cit.Pamplona: 1977, p. 136.</ref>.
En el Valle de Elorz (N) la situación y extensión de las parcelas es diversa según los pueblos. En Imarcoain todos los vecinos tienen derecho a una pequeña huerta junto al río. Su extensión no es igual, pues es según situación, pero no exceden de los 500 m<sup>2</sup>.
En Valtierra (N) las dimensiones de las parcelas son muy variadas, sobre todo por las particiones de las herencias y las compras o alquiler de otras. En conjunto y por término medio los agricultores de cierta capacidad y los grandes se mueven con tierras de dimensiones entre 500 y 1000 robadas.
Hay unos 1800 beneficiarios de las tierras roturadas y labradas en las Bardenas que, a finales del siglo XX, suman unas 22 000 ha con una media de 12 ha cada uno. Cada pueblo se refiere a las tierras de las Bardenas como si fuera propietario de una parte, así se habla de la Bardena de Caparroso, la de Carcastillo, la de Val-tierra, la de Arguedas, la de Fustiñana, etc., pero la realidad no es esa. No hay límites, separaciones o divisiones establecidas, aunque como es natural, los labradores que han roturado y cultivado esas tierras, lo han hecho lo más cerca posible de su localidad. Esta forma de trabajar tierras comunales por vecinos ''congozantes''<ref>Sobre disfrute de tierras comunales por vecinos congozantes, véase también Etniker Euskalerria, ETNIKER EUSKALERRIA. “Pastos comunales” in ''Ganadería y pastoreo en Vasconia'', op. cit.Bilbao: 2000, pp. 423 y ss. y 508 y ss.</ref> ha supuesto enfrentamientos y litigios entre pueblos, entre agricultores y pastores, entre familias, entre agricultores grandes y pequeños, etc. La Junta de las Bardenas Reales es la encargada de regular y hacer respetar los acuerdos y costumbres.
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