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Blanqueo. Egozketa

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La ceniza se medía por paladas, ''talaburnikadak, ''y se acostumbraba llevar en caldera de cobre colocada sobre la cabeza. La casa más nombrada solía ser la que tuviese más madejas. La colada recibía el nombre de ''lixubea'', palabra derivada de la latina ''lixivia''. Al agua de la colada la llamaban ''erraure ''(''erre-auts-ure ''<nowiki>= agua de cenizas). Se comenzaba echando agua templada y, poco a poco, cada vez más caliente, hasta llegar casi a hervir. El agua, filtrándose por la ceniza, descendía a la capa de madejas y, atravesándola, corría al fondo, donde era recogida para ser calentada y utilizada de nuevo. En cada colada solían echar unos 45 baldes de agua. Después de la primera colada se secaban las madejas y volvían a ser colocadas en la tinaja con ceniza nueva, y tenía lugar la segunda colada. Y se repetía la tercera.</nowiki>
En Urdiain (N) a la colada la denominaban ''lixiba. ''Las madejas se cocían filtrando el agua caliente entre la ceniza, que actuaba de detergente. Se sometía a tres coladas, al cabo de las cuales se aclaraba con agua. Si todavía persistía el tono crudo, se corregía en sucesivas lavadas. Una vez cocidas y lavadas las madejas con agua limpia se procedía al secado del hilo en los prados o en las eras con el fin de conseguir mayor blancura<ref>ETNIKER EUSKALERRIA, . “Lavado de la ropa” in ''Casa y Familia en Vasconia'', op. cit.Bilbao: 2011, pp. 653-664.</ref>.
En el Valle de Carranza (B) una vez hilado el lino y formadas las madejas, las hervían en una caldera para limpiar y decolorar el hilo; después de hervidas, lavadas y secas se llevaban a casa del tejedor.
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