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Avisadores del fallecimiento

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Recogemos en este apartado otros personajes que han tenido un papel relevante en la transmisión oral de este tipo de noticias.
En Allo y Obanos (N) a los parientes de fuera del pueblo se les comunicaba el fallecimiento y la hora del funeral por medio de un ''propio. ''Este era un enviado de la familia que, a lomos de una caballería, se acercaba hasta las residencias de los familiares. En Obanos esta costumbre perduró hasta la generalización del teléfono. Lo mismo ocurrió en Romanzado ''y ''Urraul Bajo (N). «Mandar un propio» era la expresión utilizada<ref>José de CRUCHAGA Y PURROY. «Un estudio etnográfico de Romanzado y Urraul Bajo», in CEEN, V (1970) p. 217.</ref>.
En el valle de Elorz (N) el fallecimiento de una persona se comunica a los parientes así como a los amigos de mayor trato por medio del teléfono. Y para que todos los demás queden enterados suelen publicarse esquelas en los periódicos de la provincia. En cambio, el aviso a los sacerdotes del cabildo para la celebración del funeral, corre a cargo del párroco. Este escribe una sencilla carta, indicándoles el día y la hora de las exequias. Entonces la familia pone a su disposición un ''propio, ''por lo regular un vecino voluntario, que lleva la misiva en propias manos a los curas invitados y trae la respuesta. Por si alguno no puede acudir, el párroco indica a algún otro como reserva, para esa contingencia<ref>Javier LARRAYOZ. «Encuesta etnográfica del Valle de Elorz» in CEEN, VI (1974) p. 82.</ref>
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