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El cortejo funebre en Bizkaia

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En Abadiano (B), el orden del cortejo de camino hacia la iglesia guardaba la siguiente estructura: 1. La cruz. 2. El sacerdote. 3. El ataúd. 4. Los hombres de la casa. 5. Los parientes masculinos. 6. Los vecinos varones. 7. Las mujeres de la casa. 8. Las mujeres familiares. 9. Las vecinas.
En Algorta (B), en los años cincuenta, la disposición de la comitiva al entrar en la iglesia era la siguiente: '''1. '''La cruz. 2. Los sacerdotes celebrantes que variaban según la clase de funeral. 3. El féretro. 4. El duelo masculino: viudo e hijos. 5. El duelo femenino: hijas y hermanas. La viuda no asistía. 6. Los vecinos y amigos.
En Amorebieta-Etxano (B) la composición y marcha del cortejo era como sigue: 1. La portadora de la ofrenda, ''eurregijje. ''2. La cruz parroquial llevada por el sacristán o por el monaguillo. El sacerdote. 3. El féretro. 4. Los familiares más cercanos. 5. La comunidad de vecinos y amigos.
A partir de febrero de 1960, por un edicto de la alcaldía, en razón principalmente del grave entorpecimiento de la circulación, quedaron suprimidas las conducciones públicas. Desde esta fecha el cuerpo es trasladado en coche fúnebre. Los familiares y amigos que estaban en la casa mortuoria, si ésta se encontraba próxima a la parroquia, acudían caminando. Si estaba alejada, se trasladaban en coche, generalmente siguiendo al furgón fúnebre. En el primer coche iban los familiares más directos, el viudo acompañado de los hijos varones y la viuda de las hijas, o, en su caso, de otros familiares allegados. El recibimiento del cadáver tenía lugar a la puerta de la iglesia.
Si se trataba de gente modesta, el cortejo era sencillo, tenía la siguiente composición: '''1. '''El monaguillo enarbolando la cruz alzada. 2. El sacerdote. 3. El ataúd de madera pintada de negro sobre un carricoche negro, carente de adornos, con un baldaquino de madera rematada de una pequeña cruz, montado sobre ruedas y tirado por un caballo negro guiado por cochero de librea. 4. El séquito solía ser muy reducido a veces formado por sólo dos o tres personas.
Cuando el fallecido carecía de medios o de familiares que pudieran hacer frente a los gastos del entierro, era el ayuntamiento quien se hacía cargo de los mismos. A estos entierros se les conocía como entierros de caridad o de pobres.
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