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Al fuego del hogar, por ejemplo, se le pedía la segunda dentición. Existía entre los niños la costumbre de arrojar al fuego del hogar el diente caído invocándole: ''Tori zarra ta ekatzu berria ''(toma el viejo y trae el nuevo)<ref>En el tomo de este Atlas Etnográfico dedicado a ''Juegos infantiles en Vasconia ''se recoge esta costumbre y las cancioncillas que se cantaban.</ref> (Oiartzun-G). Este fuego era también capaz de purificar el pan u otros alimentos contaminados por haber caído al suelo o el agua traída de la fuente tras la puesta del sol. En torno a este fuego tenían que dar tres vueltas las personas o los animales que venidos de fuera quedaban incorporados a la casa.