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MANO DE OBRA Y FUERZA EMPLEADA EN LA AGRICULTURA/fr

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Se entiende que la fuerza humana está estrechamente vinculada a la alimentación, de tal modo que determinados trabajos, muy exigentes, requieren el consumo de alimentos que se consideran energéticos. Hay varios dichos que constatan este vínculo: “Tripas llevan a piernas; Con chorizos y huevos se siega.”
Se aprecia también una relación con la esmerada alimentación que se proporcionaba a los bueyes. Se les daban comidas consideradas energéticas como habas o ''panojas'', mazorcas, y el forraje debía ser sobre todo hierba seca, no verde. Por eso se considera que la alimentación humana, en unos tiempos en que casi era vegetariana, debía tener un componente más energético como la carne y la grasa, sobre todo cuando se debían realizar trabajos penosos. Ya lo asegura el dicho, que aunque aplicado a los humanos recurre a la figura del buey<div style="margin-left: “Al buey viejo poca verdura.” 0cm;"></div>
En tiempos pasados se reservaba parte de la matanza (carne del cerdo) para el período estival de la recolección de la hierba seca. Además se adquiría un pellejo de vino para acompañar estos trabajos. Durante todo el año se requería una fuente de grasa, más cuando se precisaba hacer un importante esfuerzo físico. La grasa convertía en más agradable la ingesta de la comida (el aceite de oliva era escaso y muy caro), pero además constituía una importante fuente energética. Una buena parte del año se obtenía a partir de la manteca y el tocino del cerdo, ya que eran varios los ''chones'' que se sacrificaban en cada casa. Pero esta carne y sus derivados no llegaban más allá del verano, así que en la ''octubrada'', en el otoño, antes de que a partir de noviembre se comenzase a matar una nueva tanda de cerdos, se producía una falta de estos alimentos que se suplían con el sacrificio de alguna oveja. Algunos informantes recuerdan haber hecho mantequilla cuando excepcionalmente no había otra fuente de grasa para cocinar.
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