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Antaño no era habitual que los pastores cazasen y a menudo tenían dificultades para deshacerse de las alimañas que les causaban bajas en los rebaños. Así se ha constatado en Allo (N), donde no recuerdan que saliesen a su caza y si se les aparecían en el campo tampoco podían hacer gran cosa, pues no llevaban más armas que su cayado.<div style="margin-left:0cm;"></div>
Los de Urkabustaiz (A) señalan que las armas del pastor eran la navaja, la vara y un perro obediente. Nunca llevaban escopeta.