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Distribucion del espacio del cementerio

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En la zona peninsular en unas localidades la verja de entrada está cerrada y sólo se abre en horario determinado o hay un responsable de guardar la llave y dejarla cuando le es solicitada por algún vecino, mientras que en otras sólo está vuelta, pudiendo entrar quien quiera a la hora que lo desee.
Las tumbas del cementerio se disponen en torno a un pasillo central y en los camposantos más grandes a lo largo de otros caminos menores; en Lekunberri (BN) los caminos entre tumbas son conocidos como ''xerrak ''y en Urdiñarbe (Z) les llaman ''hilherri-juntak. ''. Otros muestran un aspecto desorganizado En Barkoxe (Z) rodea la iglesia parroquial y es extenso. Tenía y aún conserva la particularidad de presentar un cierto desorden en la disposición de las tumbas ya que no están alineadas y carece de caminos, dando un aspecto de amontonamiento, de ahí la dificultad para dirigirse y llegar de una tumba a otra.
En otras localidades se distingue el cementerio viejo en el que el camposanto suele estar ocupado por tumbas en tierra o panteones y la ampliación o el recinto nuevo en el que la distribución del espacio se organiza en nichos  (Bernedo, Salvatierra-A, Mélida-N). En Beasain (G) el actual cementerio en uso es totalmente distinto a los anteriores, pues consta exclusivamente de nichos de cemento apilados en tres pisos y construidos en calles a lo largo y ancho del inclinado terreno. Todos los nichos son municipales.
En algunos cementerios el terreno y las tumbas en tierra son de propiedad comunal y las inhumaciones se efectúan por orden de defunción; pasados diez años se levantan para dar cabida a otras (Berganzo-A, Ataun-G, San Martín de Unx-N). No suele ocurrir lo mismo con los panteones, que son propiedad de las familias (Ribera Alta, Salvatierra-A, Zerain-G, Obanos-N).
En los últimos años, en algunos cementerios se observan nichos de reducidas dimensiones que cumplen la función de osario ya que en ellos se guardan los restos exhumados, pero con la peculiaridad de que se hace de manera individualizada y con indicación de la identidad.
Algunos cementerios del País Vasco peninsular disponían de un terreno diferenciado para enterrar los niños que morían estando bautizados, tradicionalmente denominados ángeles o ''aingeruak, '', o en su forma diminutiva ''aingerutxuak. ''. En Moreda (A) ''y ''Obanos (N) contaban con un lugar para ellos dentro del camposanto.  Más tarde se comenzó a inhumarlos en la tumba familiar. En Berastegi (G) el lugar de enterramiento de los párvulos se señalaba con un cartel donde se indicaba ''aingerutxoak. ''
En otras localidades eran enterrados en la tumba o panteón perteneciente a la casa o familia (Armendaritze, Gamarte, Izpura-BN, Barkoxe, Zunharreta-Z). En Sara (L) junto a las tumbas familiares, aunque a veces hay tumbas de niños señaladas con piedrilla y con una cruz de hierro.
A continuación se describen algunos cementerios de los distintos territorios encuestados. La diversidad es obviamente mucho mayor que la recogida ya que en cada localidad se pueden apreciar peculiaridades.
En Aramaio (A) cada anteiglesia que compone este municipio dispone de su cementerio que está organizado según la voluntad de la comunidad a la que pertenece. En Azkoaga, por ejemplo, desde la reforma efectuada a mediados de los 50 cada casa tiene su trozo de tierra en el camposanto, delimitado por una cadena de hierro a unos veinte centímetros de altura, y en el que se consigna el nombre de ésta. En otras anteiglesias de la citada localidad como Barajuen, Untzilla o Ibarra hay una lápida por muerto. En Ibarra en el cementerio recientemente reformado (1985) se quitaron todas las    Fig. 240. Plano del cementerio de Soscaño-Carranza (B), 1922. cruces y en su lugar se colocaron dos grandes lápidas de mármol junto al muro del cementerio, a modo de enterramiento común, en las que aparece la lista de fallecidos desde 1924 hasta 1985.
En Abadiano (B) el cementerio viejo es un recinto cuadrado con tejado que tiene en el centro un espacio también cuadrado descubierto. El suelo está tapado por losas de piedra debajo de las cuales se inhumaban los cuerpos. Era el lugar de enterramiento habitual para la gente humilde: bajo dos losas del cementerio con techo, en una de las cuales había marcado un número que indicaba la identidad del enterrado allá. En el centro, con suelo de césped, existen algunos panteones pertenecientes a la gente rica de la localidad, varios presentan esculturas en mármol blanco. Con el tiempo este recinto resultó pequeño por lo que se habilitó otro espacio mayor. En esta ampliación las familias pudientes construyeron panteones. Los demás eran inhumados en tierra y cada enterramiento se señalizaba colocando una cruz de mármol, piedra o hierro con el nombre y la fecha. Otros cubrían con mármol o piedra la superficie de la tumba. Actualmente se han introducido nichos al ampliarse de nuevo el cementerio.
En Zerain (G) el solar que ocupa el cementerio es un cuadrado de 36 m. de lado aproximadamente cercado por muro de mampostería de 2 m. de altura. Se accede al mismo a través de una verja de hierro. En el interior un pasillo de hierba a tres metros de la pared rodea el recinto y lo divide por la mitad en dos. Una cruz de piedra arenisca, rodeada de cipreses, lo preside. Adosados al muro superior hay tres panteones de factura similar y a su izquierda el terreno reservado para los sacerdotes. El resto de los enterramientos se realiza en fosas que se abren en orden de arriba abajo y de derecha a izquierda. En el fondo principal y en cada uno de sus ángulos se enmarcan tres recintos: en el ángulo izquierdo el osario separado por un muro de piedra y en el ángulo derecho, también distinguido por un muro, una zona destinada a niños no bautizados, ''linboa, '', y otra a tierra no bendita. Se encuentran abandonados y no se recuerda que hayan sido utilizados. El cementerio data de 1923. Según consta en la puerta de entrada, se construyó en ''auzolan, '', trabajo vecinal, participando todas las casas y tres operarios contratados. Tres casas aportaron una cantidad de dinero que permitió construir los panteones.
En Aoiz (N), a principios de siglo, el cementerio estaba rodeado de un pasillo por el que se movía el carro fúnebre, y cerca de la pared se situaban los carnarios o sepulturas con altar. Estos desaparecieron cuando se hizo necesario más terreno; también se dejó de introducir el carro en el camposanto, posteriormente sólo se acercaba hasta la puerta. Sin embargo, la denominación de carnario ha perdurado entre los mayores, que siguen llamando de esta manera a las sepulturas. En esta localidad la mayoría de las sepulturas son de tierra y sólo en un caso y de reciente factura se utilizan nichos. Las tumbas en tierra se sitúan en el centro del cementerio y son propiedad del ayuntamiento, mientras que en el perímetro -antiguo pasillo- se hallan las de propiedad privada, compradas al mismo. En esta zona periférica, aunque hay sepulturas en tierra, también existen pequeños panteones de piedra sobre los que se erigen cruces u obeliscos con la identidad de los fallecidos. Pertenecen a las familias más acomodadas del pueblo. Sólo hay un panteón con capilla.
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