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En Navarra eran caminos bien delimitados, amojonados mediante una serie de hitos en piedra y hormigón y que presentan la leyenda C, CA o Cda. Además, a lo largo de su trayecto estaban provistas de una variedad de espacios destinados a satisfacer las diversas necesidades de los rebaños durante la marcha. Así, a lo largo de la Cañada Real de los Roncaleses existían contaderos, lugares estrechos y de obligado paso donde los pastores aprovechaban para hacer el recuento del ganado.
[[File:FIGURA3.png211 Cañada de los roncaleses Sanguesa (N).jpg|RTENOTITLE_FIGURAcenter|600px|Cañada de los roncaleses, Sangüesa (N). Fuente: Etniker Navarra (Iñaki San Miguel), Grupos Etniker Euskalerria.]]
Se levantaban también refugios para el ganado, como el de Leyre, el único que hoy en día queda en pie y que se erigió con dinero de la Junta del Valle de Roncal. Allí donde confluían los rebaños roncaleses y salacencos (términos de Cáseda y Carcastillo) proliferaban los co- rrales con su cobertizo y serenado para guardar el ganado antes de su entrada a las Bardenas. A lo largo de la cañada, los principales hitos de descanso, como Aoiz o Sangüesa, disponían de barreras o rediles en el extrarradio de la localidad, lugares donde el rebaño podía hacer la noche. Los rebaños saciaban su sed en abrevaderos acondicionados como el de Fuentes Negras en Bigüezal.