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Un remedio similar a este último de Ataun (G) se ha recogido en Bernedo (A) y consiste en administrar al enfermo jarabe hecho con nabos y azúcar. Barriola constató que también se aplicaba esta solución en otras localidades del País Vasco<ref>Ignacio Mª BARRIOLA, ''La medicina popular en el País Vasco'', San Sebastián: 1952, p. 63.</ref>.
=== Savia de chumbera ===
En Astigarraga (G) los troncos de la planta de la pita (''Agave''), limpios de piel y espinas, se dejaban en reposo con azúcar y el jugo que desprendía se proporcionaba al enfermo. En Durango (B) se daba a beber al niño la infusión resultante de la cocción de unas hojas de cactus gigante, ''pitas''. En el Valle de Carranza (B) se conoció el uso de la planta llamada ''palmera'', que seguramente es una chumbera o alguna especie de cactus ornamental. Se arrancaban sus tallos aplanados y con un cuchillo se les abrían varios surcos, se echaba azúcar en los mismos y se colgaban; poco a poco iban destilando un líquido que era el que se daba a tomar al niño enfermo. Otra informante carranzana describe un remedio idéntico con las palas de la chumbera; se pelaban y posaban de canto sobre una fuente, se les añadía azúcar sobre su superficie y se esperaba a que se mezclase con el líquido que exuda la planta, escurriendo una especie de jarabe que se daba al afectado. En Muskiz (B) también se ha registrado la utilización de savia de chumbera con azúcar. Hay constancia igualmente del empleo de jarabe hecho del jugo de hojas de chumbera en Navarra<ref>José Mª IRIBARREN, ''Retablo de curiosidades: zambullida en el alma popular''. Zaragoza: 1940, p. 71.</ref>.
En Carranza se recuerda asimismo hab er recurrido a un jarabe obtenido por el si- guiente procedimiento: en dos litros de agua se echaban unos seis ''carollos'' (zuros de las panojas o mazorcas), de seis a doce cápsulas de ''ocálitos'', varios brotes tiernos de rama de pino y un cuarto de kilo de azúcar; se dejaba cocer hasta que adquiriese un color acaramelado y se tomaba cada día media hora antes de las tres comidas. Según otra informante el brebaje podía prepararse también a partir únicamente de ''carollos'' secos y azúcar.
=== Queroseno ===
En Carranza se recuerda asimismo hab er recurrido Subijana de Morillas (Ribera Alta-A) era costumbre subir al alto del monte Techa para respirar el humo que lanzaba la locomotora del tren a un jarabe obtenido su paso por esa zona. También en Vitoria aspiraban el humo de las locomotoras de vapor y el si- guiente procedimiento: en dos litros de agua las calderas donde se echaban unos seis fundía el asfalto<ref>Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in ''carollos Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar''(zuros . San Sebastián: Museo de las panojas o mazorcas)San Telmo, de seis a doce cápsulas de ''ocálitos''1956, varios brotes tiernos p. 268.</ref>. En Mendiola (A) acudían al puente de rama San Cristóbal con el mismo objetivo de pino y un cuarto respirar el humo de kilo de azúcar; se dejaba cocer hasta los trenes que adquiriese un color acaramelado y se tomaba cada día media hora antes de las tres comidas. Según otra informante el brebaje podía prepararse también a partir únicamente de ''carollos ''secos y azúcarpasaban por allí.
En Amorebieta-Etxano (B) cocían un huevo en agua y sal hasta que se reblandeciese la cáscara para luego ésta mezclada con agua dársela al enfermo. También deshacían la cáscara cociéndola en zumo de naranja y limón hasta que se pulverizara, bebiendo el líquido resultante.
En Apellániz, Mendiola, Moreda (A); Romanzado y Urraul Bajo (N) se ha consignado la utilización de leche de burra para curar la tos ferina.
=== Sudoración ===
En Arraioz (N) acudían a beber agua de la fuente de San Juan Xar de Yanci, a la que atribuían poderes curativos. También tomaban agua mezclada de tres fuentes, ''Alernegiko iturri zarra'', ''Apezturri ''y ''Gaztañeko iturria''. Un informante de esta localidad señala que también se bebía agua de ''Ollazko iturria''. En Ribera Alta (A) recomendaban cambiar de agua, cogiéndola en diferentes fuentes.
Hoy día a los niños se les vacuna contra la tos ferina, junto con la difteria y el tétanos a los dos, cuatro, seis y dieciocho meses, repitiéndose a los seis años. Es una vacuna, conocida con el nombe de ''trivalente ''y se viene aplicando desde los años sesenta.