Las exequias fúnebres no se limitan al día del funeral. El grupo familiar, los parientes y los vecinos participan en determinadas celebraciones religiosas durante el periodo del duelo. Entre estos actos exequiales destacaban antaño el novenario de misas que seguía al funeral; dentro de él tenían lugar en algunas localidades las misas llamadas de honra. A la conclusión del duelo, que cuando menos duraba un año, se celebraba la misa de aniversario que venía a ser una repetición de la del funeral.