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Texto reemplazado: «M<sup>a</sup>» por «M.ª»
En Moreda (A) y Nabarniz (B) colocaban cuatro sillas, a modo de jaula, que le servían al niño para apoyarse y guardar el equilibrio y a la vez permitían tenerlo en un espacio cerrado de modo qué su madre pudiese realizar las labores de la casa.
En Gatzaga (G) veían con malos ojos esta costumbre de dejar a la criatura "encerrada" y así decían que en los pueblos fronterizos de la vecina Alava eran descuidados respecto a la atención a los niños, pues los dejaban metidos en un arcón que hacía las veces de rudimentario corralillo, ''"anega erdixan sartuta", ''quemándose al sol en la huerta ''"solo ertzian euzkitxan erretzen", y ''expuestos a las mordeduras de los cerdos<ref>Pedro M<sup>a</sup> .ª ARANEGUI. ''Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX''. San Sebastián, 1986, p. 65.</ref>.
A partir de los años sesenta, para controlar los movimientos de los críos que comenzaban a andar se comercializaron los llamados ''parques ''o ''corrales, ''recintos de un metro cuadrado aproximadamente, cerrados con una red o barrotes de madera torneados.
En Elosua (G) algunas familias en los años veinte, llevaban a los niños con este problema, a Nuestra Señora de Arrate y le daban una vuelta por debajo de la Virgen.
En la ermita de San Esteban en Oñati (G) les hacían caminar sobre unas huellas de pies marcadas en las baldosas situadas ante el altar. Estas huellas desaparecieron a raíz de las reparaciones efectuadas en dicha ermita<ref>D. de IRIGOYEN. "Ermitas e Iglesias de Guipuzcoa" in AEF, XIV (1934) p. 49.</ref>. Al parecer también acudían a ella desde Gatzaga<ref>Pedro M<sup>a</sup> .ª ARANEGUI. ''Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX''. San Sebastián, 1986, p. 51.</ref> y Telleriarte (G). En esta última localidad recurrían además a la Cruz de Galdos de Zumarraga.
En Zerain (G) se iba en peregrinación con los niños a la ermita de Santa Bárbara de Segura.