Los primeros pasos. Katu-katuka

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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El niño comienza a andar en torno al año de vida ayudado por los mayores. Cuando todavía permanece en la cuna ya se le estimula con determinados movimientos de piernas, acompañados de cancioncillas.

En Zeberio (B) al niño recostado en su cuna se le toman los piececitos por los talones y cruzándolos una y otra vez se recita esta cantinela:

Au zankoa, au biloa
ori betor eta ori bioa,
pio-pio-pio, pulu-pulu-pulu.
(Este torpe (?), este desnudo (?) / ése venga y ese otro vaya / pío-pío-pío, pulu-pulu-pulu).

En Oiartzun (G) se toman los dos piececitos del niño y se chocan entre sí al ritmo del canto;

- Xango-mango
aurra nongo?
- Ona bada etxerako;
gaixtua bada kanporako[1].
(-Zanco-manco / ¿de dónde (es) el niño? / -Si es bueno, para casa; / si es malo, para fuera).

En Valdegovía (A);

Estos piececitos
fueron a por juncos,
corre el uno,
corre el otro,
míralos juntos
míralos juntos.

Al finalizar se suben y bajan los dos pies a la vez.

En Pipaón (A) se juega con sus pies, tocando uno con otro mientras se canta;

Estos dos zapatos zapos,
mandarlos por nabos,
a la calle de Páganos,
corre uno, corre dos,
estos dos zapatos zambos.

En Lezaun (N) moviendo acompasadamente los piececitos del niño se cantaba;

A serrar, a serrar,
madericas del Pilar,
las del rey sierran bien,
los de la reina también,
los del cuchu, cuchu, cuchu, mejor.

Los primeros pasos van precedidos de otras formas de desplazamiento como el andar a cuatro patas, cuya expresión generalizada en castellano es andar a gatas o gatear y en euskera lau txakurren (Getxo, Urduliz-B), katamar (Gorozika-B), lau ainkan (Markina, Nabarniz-B), katu-katuka (Zeanuri-B) y atarrapuka (Getaria-G). Azkue recogió además las voces abuz en Bizkaia, abuzka en Gipuzkoa y Navarra y apattau en Zuberoa.

En Zerain (G) manifiestan que el niño que gatea tardará más en aprender a andar, aur bat lau oñetan ibiltzen asi ezkero, nekez ikastentzuun. Otros consideran que es mejor que antes de empezar a andar gateen (Nabarniz-B). Menos común es la situación de los niños que no pasan por este proceso de andar a cuatro patas y se mueven por la casa reptando o sentados arrastrando el culo.

Cuando el niño es capaz de dar dos o tres pasitos solo se le anima a recorrer una pequeña distancia, colocándole entre dos personas mayores (Moreda-A; Orozko-B) y diciéndole taka-taka etorri (Nabarniz-B). También apoyándole contra la pared y disponiéndose la madre y otra persona adulta a corta distancia de tal modo que ésta le incite cantándole:

Aquí te espero,
comiendo un huevo,
una sopita
y un caramelo.

Esta cancioncilla se ha recogido en Apellániz, Laguardia, Mendiola, Narvaja, Ribera Alta, Salvatierra (A); AmorebietaEtxano, Bilbao, Durango (B); Eugi, Izal, Lekunberri y Monreal (N). En esta última población sustituían el verso "una sopita" por "una sardina" y en Lekunberri y Eugi por "una tortilla"; aquí, en Eugi, añadían además; "si no me lo das, / tampoco lo quiero".

Lekuona registró una letrilla que se recitaba en Oiartzun (G) para que el niño diera sus primeros pasos;

Bera dago,
bakarrik dago;
bera dago,
bakar-bakarrik dago[2].
(Se tiene (en pie), / se tiene solito; / se tiene, / se tiene él solito-solito.

Otra versión;

Txiri-txiri
oine-oine,
ama legez,
amama legez,
aitita legez,
txiri-txiri,
oine-oine[3].

Es opinión generalizada que si los niños cuando empiezan a soltarse a andar se dan algún golpe, cogen miedo y se retrasa el proceso.

Una vez el niño comienza a dar sus primeros pasos surge el problema de mantenerlo controlado.

En Moreda (A) y Nabarniz (B) colocaban cuatro sillas, a modo de jaula, que le servían al niño para apoyarse y guardar el equilibrio y a la vez permitían tenerlo en un espacio cerrado de modo qué su madre pudiese realizar las labores de la casa.

En Gatzaga (G) veían con malos ojos esta costumbre de dejar a la criatura "encerrada" y así decían que en los pueblos fronterizos de la vecina Alava eran descuidados respecto a la atención a los niños, pues los dejaban metidos en un arcón que hacía las veces de rudimentario corralillo, "anega erdixan sartuta", quemándose al sol en la huerta "solo ertzian euzkitxan erretzen", y expuestos a las mordeduras de los cerdos[4].

A partir de los años sesenta, para controlar los movimientos de los críos que comenzaban a andar se comercializaron los llamados parques o corrales, recintos de un metro cuadrado aproximadamente, cerrados con una red o barrotes de madera torneados.

Utensilios para el aprendizaje. El taca-taca

Con el fin de evitar que el niño se caiga una vez comienza a caminar y para que vaya cogiendo confianza se recurre a diversos artilugios, unos que requieren la colaboración de un adulto para que el chiquillo camine y otros que ellos mismos le ayudan a mantener el equilibrio y le facilitan el desplazamiento.

La forma más sencilla de sujetar a un niño para ayudarle a dar sus primeros pasos es agarrándole de las axilas. De acuerdo con eso antaño era común pasarle por debajo de los brazos una toalla, pañuelo o trozo de tela, cuyos extremos asía la madre o persona encargada de cuidarlo. Se facilitaba así que éste pudiera mantenerse en pie y dar sus primeros pasitos con cierta seguridad y se evitaba que el adulto tuviera que agacharse demasiado. Así se constata en Amézaga de Zuya, Mendiola, Moreda, Salva-tierra (A); Amorebieta-Etxano, Bermeo, Carranza, Durango, Lezama, Markina, Muskiz, Urduliz (gerriko) (B); Berastegi, Bidegoian, Ezkio, Getaria (ar-zapia), Zerain (G); Allo, Garde, Lezaun, Obanos, Sangüesa y Viana (N).

Este sistema se perfeccionó confeccionando una especie de faja o peto de tela que rodeaba la cintura del niño, al que se cosían dos tirantes por su parte trasera que servían de asidero (Amézaga de Zuya, Apellániz, Berganzo, Pipaón-A; Beasain, Telleriarte-G; Goizueta-N). En Amorebieta-Etxano (B) a este peto se le hacía por detrás un ojal grande donde se metía la mano para sujetar al niño. En Markina (B) se constata el uso de un cinturón, uela, gerrixen gerriko uela lotu eta norberak uelai eldute ikesteben oiñez (se les ataba un cinturón a la cintura, y sujetándolo de esta manera es como aprendían a andar). En Artziniega (A) recuerdan que se usaba una correa de cuero que rodeaba la cintura del niño y pasando por debajo de los brazos se prolongaba hacia la espalda; se le llamaba andador. Algo similar, con el mismo nombre y elaborado en tela se conoció en Bernedo (A) y Gorozika (B), con el de andadora en Nabarniz (B) y con el de tiranteek en Lemoiz (B).

Navarra, c. 1980. Fuente: AA.VV. Euskaldunak. Tomo III. San Sebastián, Etor, 1980. Fot. E. Ayerbe.

Cuando no se dispone de tiempo para atender al niño y éste tiene fuerza suficiente para ponerse de pie agarrándose a las sillas, a las patas de la mesa o a las faldas de la madre, se recurre a varios procedimientos para suplir la ayuda de los padres.

El más rudimentario consistía en colocar varias sillas en fila que además de servirle de apoyo para ponerse de pie le permitían desplazarse de un extremo a otro agarrándose a ellas (Aoiz-N). Otro sistema era arrastrar una banqueta o silla tumbada colocado el niño entre las cuatro patas (Busturia-B), sille lurreen imiñi, ta lau ankan barruun sartzen zan (Urduliz-B), o también una silla o banqueta en posición normal, de pie, para ser arrastrada (Orozko-B).

Andador. Garde (N). Fuente: Elena Anaut, Grupos Etniker Euskalerria.

En la década de los años cuarenta y cincuenta, recuerdan en Obanos (N) que, se fue introduciendo el taca-taca de madera. En ocasiones era fabricado en la misma casa por el padre u otro miembro de la familia, en otras se encargaba al carpintero del pueblo; también se prestaba entre familias. Consistía en dos círculos o cuadrados de madera, uno superior a la altura de la cintura del niño y otro inferior de mayor diámetro casi a ras de suelo y con cuatro ruedas que permitían el desplazamiento; aro biribil batzuk, egurrezkok, beea zabalau ta goie istuau bentzidu iñ eztittezan, eta narrez eroten erezan aurokaz (Urduliz-B). El chiquillo hacía pie en el suelo y se movía de un lado para otro. Algunos llevaban además un asiento de tela a modo de braguero (Lezama, Orozko-B; Obanos-N) que permitía al niño sentarse cuando se sentía cansado. En ocasiones la parte superior consistía en una pieza circular enmarcada en un bastidor o tablero cuadrado (Amézaga de Zuya-A; Orozko-B). En esta última localidad (Orozko) se constatan estas medidas: el elemento más bajo se situaba a unos 15 cm. del suelo y el superior a unos 60 cm. y este último era más pequeño, de unos 60 x 60 cm.

En Apodaca (A) recuerdan taca-tacas fabricados con palos de avellano y forrados de tela y otros de mimbre o zuma que compraban a los gitanos a cambio de patatas o pan. En Mendigorria (N) recuerdan un andador a modo de cesto de mimbre de forma cónica con ruedecitas[5].

Taka-taka. Zerain (G). Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

El uso del taca-taca se ha constatado en Amézaga de Zuya, Apellániz, Apodaca, Berganzo, Bernedo, Gamboa, Mendiola, Moreda, Pipaón, San Román de San Millán, Treviño (A); Abadiano, Carranza, Durango, Lezama, Muskiz, Orozko, Urduliz, Zeberio (B); Arrasate, Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elgoibar, Ezkio, Telleriarte, Zerain (G); Aoiz, Artajona, Bera, Garde, Goizueta, Izal, Mendigorria, Monreal, Obanos, Sangüesa, San Martín de Unx (N) y Uharte-Hiri (BN).

Se le llamaba carro en Apellániz (A), gurdie en Berastegi (G), y xirrika en Bera (N). En Navarra se le conocía indistintamente con el nombre de taca-taca o andador. Esta última designación se aplica en las localidades alavesas de Moreda y Treviño al taca-taca de mimbre. En Uharte-Hiri (BN) en algunas casas utilizaban youpa-la (zutilierrak) para aprender a andar[6].

Este artefacto se comercializa hoy en día y puede ser de madera pintada, de metal o plástico con formas y colores más atractivos que antaño. Se compra en las tiendas especializadas en productos para bebés.

En Berganzo (A) además del taca-taca mencionan el uso de unos carritos de madera a modo de caja con cuatro ruedas. Cualquier silla vieja a la que le faltara el asiento también podía sustituir al taca-taca y así lo recuerdan en Apodaca (A).

En Mendigorria (N), Pipaón (A), Carranza, Zeanuri (B) y Donibane-Garazi (BN) se conoció otra modalidad consistente en un bastidor rectangular de madera o hierro, con cuatro patas, que contaba con guías por las que se deslizaba una tabla cuadrada con un agujero redondo en el centro donde se introducía al niño; esta tabla deslizante permitía a éste un recorrido de ida y vuelta y la permanencia en un mismo lugar o habitación de la casa. En Carranza esta tabla deslizante estaba dividida en dos de tal modo que se abría por la mitad y una vez introducido el niño se cerraba con una tarabilla.

Azkue en su Diccionario, constató en Zuberoa el uso de una especie de carretón, xutiko, en el que los niños aprendían a andar.

Xutiko. Donibane-Garazi (BN). Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

Prácticas creenciales

Antaño cuando el niño tenía dificultades para andar, y a veces incluso antes de que rompiese a hacerlo, se acostumbraba asistir a lugares sagrados e invocar la mediación de determinadas vírgenes y santos.

Según las gentes de los alrededores de Otazu (A), San Kiliz era el abogado de los niños tardíos en andar. Se acudía a él y colocando al niño frente a la imagen del santo se le invitaba a que fuese por sí mismo a recoger los dulces o juguetes que habían puesto a los pies de la imagen. Este santo estuvo inicialmente en la ermita que se levantaba en la cumbre del cerro de su nombre cerca de Otazu y posteriormente pasó a la ermita de San Antonio de este pueblo[7].

En Apodaca (A) acudían a la ermita de San Miguel de Artaza donde pasaban al niño tres veces dando la vuelta al altar y rezando la oración que está impresa en un cuadro de la ermita. En Bernedo (A) los llevaban a la ermita de Santa Isabel de Jauregi.

En Dima (B) ha sido costumbre pedir la mediación de la Virgen que se venera en la ermita de Santa María Magdalena de Lamindano, popularmente Madalena, para la curación de los niños tardos en aprender a andar o con otras deficiencias. Era costumbre entregar como limosna el equivalente en trigo al peso del pequeño[8].

En Albiztur (G) las madres que observaban en sus hijos esta dificultad se presentaban con ellos en la ermita de Santa Ana y les obligaban a dar varios pasos ante la imagen, esperando que pronto echaran a andar por sí mismos[9]. También acudían a esta ermita desde Bidegoian (G) y en esta localidad manifiestan que hoy en día se sigue ofrendando flores.

En Antzuola (G) fue costumbre llevar a las criaturas que habían cumplido un año y no sabían aún andar, a la cruz de piedra de la duodécima estación del Vía Crucis próxima a la ermita de Nuestra Señora de la Antigua. Allí se les hacía caminar tres veces a su alrededor, besando en cada vuelta el gallo situado en la parte baja de la cruz. A continuación entraba la madre con la criatura en la ermita a rezar y ofrecer una vela. Esta cruz fue derribada a raíz del ensanchamiento de la carretera[10].

Crucero de Santa Lucía. Ezkioga (G). Fuente: Zufiaurre, José. Cruceros, cruces, picotas y santutxos en Gipuzkoa. San Sebastián, Fundación Social y Cultural Kutxa, 1995.

En Beasain (G) los llevaban al crucero que se halla junto al caserío-molino Sagastizabal del barrio de Santa Lucía de Ezkioga y con el niño en brazos daban vueltas en las tres gradas circulares de piedra de la base del crucero y rezaban.

En Elosua (G) algunas familias en los años veinte, llevaban a los niños con este problema, a Nuestra Señora de Arrate y le daban una vuelta por debajo de la Virgen.

En la ermita de San Esteban en Oñati (G) les hacían caminar sobre unas huellas de pies marcadas en las baldosas situadas ante el altar. Estas huellas desaparecieron a raíz de las reparaciones efectuadas en dicha ermita[11]. Al parecer también acudían a ella desde Gatzaga[12] y Telleriarte (G). En esta última localidad recurrían además a la Cruz de Galdos de Zumarraga.

En Zerain (G) se iba en peregrinación con los niños a la ermita de Santa Bárbara de Segura.

Evangelios en Lezo (G), c. 1980. Fuente: Arrieta, Antxon in Peña Santiago, Luis Pedro. Las ermitas de Gipuzkoa. San Sebastián, Txertoa, 1995.

En Izurdiaga (N) se acudía a la ermita de San Buenaventura en Unanua, se rezaba y se daba tres vueltas a su alrededor con el niño en brazos. En Uharte-Arakil (N) se iba a la de San Bartolomé e igualmente se daba tres vueltas al templo con el niño[13].

Los vecinos de Sakana (N) tenían mucha fe en Andra Mari de Etxarri y acudían a ella entre otros motivos con los niños retrasados en andar; su fiesta se celebraba el 15 de agosto[14].

En Iholdi y Donoztiri (BN) se visitaba y se hacían promesas a Santa Eulalia de Isturitz y en Heleta (BN) se acudía a la ermita de Bizintxo (San Vicente)[15]. En Donoztiri algunos niños que tardaban en aprender a andar eran llevados también a Sandonoztei xiloa, "el hoyo del Señor San Esteban", que es una fuente situada no lejos de la iglesia de esta localidad. Obligaban al niño a introducir sus pies en el agua mientras la persona que lo sostenía rezaba una oración al Santo.

En Liginaga (Z) a la de Maidalena (Santa Magdalena de Atharratze) o a Jundanejuane, ermita situada en Gamere-Zihiga, donde se entregaban velas como ofrenda y el sacerdote leía unas oraciones apropiadas para el caso ("Ebanjeliua irakurri" dice el informante)[16]. En Uharte-Hiri (BN) se acudía a la ermita de Saint-Engrace ubicada en esa misma localidad[17].

En Luzaide (N) las dificultades para comenzar a andar se resolvían dentro de la iglesia. El mismo día de la fiesta patronal se echaba una limosna con la intención de pedir que el niño comenzase a andar, gure tantak (izebak) eman zion norbaiti dirua, meza denboran bandejara botatzeko, eta aiek etxera itzuli orduko aurra oinez joana zuten[18] (nuestra tía le dio el dinero a otra persona para que lo echara a la bandeja durante la misa, cuando volvieron a casa el niño había empezado a andar). En Apellániz (A) a los niños tardos en aprender a andar se les colocaba en el suelo cerca de uno de los varios altares que en tiempos pasados se preparaban para las ceremonias del Corpus y pasando sobre ellos el sacerdote que llevaba el Santísimo, en pocos días se les corregía el defecto[19].


 
  1. Manuel de LEKUONA. "Cantares populares" in AEF, X (1930) p. 56.
  2. Manuel de LEKUONA. "Cantares populares" in AEF, X (1930) p. 58.
  3. LABAYRU IKASTEGIA. Katuen Testamentua. Umeen kantu eta jolasak. Bilbao, 1993, p. 61.
  4. Pedro M.ª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 65.
  5. Rosa Esther FERNANDEZ. "Estudio etnográfico de Mendigorria (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 372.
  6. José Miguel de BARANDIARAN. "Matériaux pour une étude du peuple basque: A Uhart Mixe" in Ikuska. N° 6-7 (1947) p. 168.
  7. Gurutzi ARREGI. La función de la ermita en las vecindades de Bizkaia. (Tesis doctoral inédita) p. 481. (Ref. oral de D. José Miguel de Barandiarán. Caserío Sara. Ataun. Enero 1976).
  8. Gurutzi ARREGI. La función de la ermita en las vecindades de Bizkaia. (Tesis doctoral inédita) p. 483. (Informante: Tomasa Iturrate. Caserío Etxebarri. Dima. Julio 1985).
  9. Gurutzi ARREGI. La función de la ermita en las vecindades de Bizkaia. (Tesis doctoral inédita) pp. 480-481.
  10. D. de IRIGOYEN. "Ermitas e Iglesias de Guipuzcoa" in AEF, XIV (1934) p. 49.
  11. D. de IRIGOYEN. "Ermitas e Iglesias de Guipuzcoa" in AEF, XIV (1934) p. 49.
  12. Pedro M.ª ARANEGUI. Gatzaga: una aproximación a la vida de Salinas de Léniz a comienzos del siglo XX. San Sebastián, 1986, p. 51.
  13. José M.ª SATRUSTEGUI. Euskaldunen seksu bideak. Oñati, 1975, p. 197.
  14. José M.ª SATRUSTEGUI. Euskaldunen seksu bideak. Oñati, 1975, p. 197.
  15. José Miguel de BARANDIARAN. "Notas sueltas para un estudio de la vida popular en Heleta" in AEF, XXXIV (1987) p. 67.
  16. José Miguel de BARANDIARAN. "Materiales para el estudio del pueblo vasco: En Liginaga (Laguinge)" in Ikuska. № 10-13 (1948) p. 81.
  17. José Miguel de BARANDIARAN. "Matériaux pour une étude du peuple basque: A Uhart-Mixe" in Ikuska. N° 6-7 (1947) p. 168.
  18. José M.ª SATRUSTEGUI. Euskaldunen seksu bideak. Oñati, 1975, p. 198.
  19. Gerardo LOPEZ DE GUEREÑU. "Apellániz. Pasado y presente de un pueblo alavés" in Ohitura, 0 (1981) p. 163.