Ausencia de ataúd

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En tiempos pasados a los niños nacidos muertos o fallecidos sin bautizar no se les solía dar sepultura en un ataúd ajustado a sus dimensiones, sino envueltos en paños o introducidos en rudimentarias cajas de madera o de cartón.

En Artziniega, Berganzo y Ribera Alta (A) envueltos en una sábana, sin caja. En Apodaca (A) en un pañal. En Elosua (G) en un lienzo blanco y colocados en una cestita; así se les llevaba al sacristán para que los enterrase.

En Amézaga de Zuya (A), Durango (B) y Goizueta (N) muchas veces se enterraban en una caja de zapatos. En Artajona (N) si el feto era de bastantes meses o se trataba de una criatura nacida muerta se llevaba al cementerio también en una caja de zapatos. El niño se introducía desnudo en la misma. En idéntico recipiente se le daba tierra en Abadiano (B). En Berganzo (A), Portugalete (B) y Telleriarte (G) igualmente en una caja de cartón.

En Hazparne (L) los padres eran los encargados de llevarlo al cementerio en una pequeña caja y de enterrarlos ellos mismos

En Moreda (A) si el niño nacía muerto se depositaba en el suelo, luego se introducía en un recipiente tal como un barreño y se llevaba a enterrar.

En Mendiola (A) se recuerda un caso en que se dio tierra a un niño en una caja de higos forrada con un pañuelo.

En Carranza (B) los niños eran enterrados en una sencilla caja de madera fabricada por algún vecino, los fetos de pocos meses en cajas de zapatos. En San Martín de Unx (N) los niños en una cajita de madera y los abortos en una cualquiera, pero digna. En Allo (N) tanto los muertos sin bautismo como los abortos de varios meses se inhumaban en una caja. También en Elgoibar (G) se utilizaba una caja de madera y en Garde (N) cajitas de tablas.

En Salvatierra (A) se entierran en caja normal desde hace más de medio siglo. En Sangüesa (N) en una blanca como a los demás niños que habían recibido el bautismo. En Urduliz (B) en una cajita blanca y vestidos. En Monreal y Viana (N) también en una de madera de color blanco y en Berastegi (G) en un ataúd forrado de tela de raso blanco.