Demora del bautismo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Con el paso del tiempo vino a ser más habitual celebrar el bautizo a los dos o tres días de nacer, procurando que coincidiera con el domingo (Abadiano, Carranza, Urduliz-B y Elgoibar-G) o demorándolo hasta ocho días (Berganzo, Moreda, Pipaón, Treviño-A y Getaria-G). En Moreda anotan que a los morosos se les castigaba en la parroquia cobrándoles el bautizo una peseta más por cada día.

En espera de la llegada del padrino o de la madrina ausente podía retrasarse el bautizo más allá de la semana; pero tales retrasos eran causa de sufrimiento para los abuelos (Carranza-B) y objeto de reproche por parte del párroco (Deba-G).

Al niño sin bautizar se le consideraba no cristiano y por tanto "morico" o "moro" (Aoiz, Obanos, Pamplona y Viana-N), o `judío" (Olaeta-A). En esta consideración se basaba la costumbre de no besar al niño antes de su bautismo.

En Zerain (G) señalan que el niño era "como un moro", que estaba privado de gracia y si algo le sucedía tenía cerrado el camino del cielo, por lo que era preciso bautizarlo cuanto antes: aurra grazia gabe zeolako, moron antzera, eta aurrai zerbait gertatu ezkero zeru bidea itxita zeolako, len bai len bataiatu egin bear zan. Antes del bautismo ni se le besaba ni se le hacía ninguna señal de cristianismo. Tampoco se le bendecía ni se nombraba a Dios delante de él. Se le decía: ixo, ixo... (estate calladito), politori... (bonito), ederrori... (hermosito); expresiones como aingerutxo (angelito), Jaungoikoan lagun (amigo de Dios) se reservaban para después del bautismo.

Cristiano. Óleo de Anselmo de Guinea, 1897. Fuente: Arrizabalaga, Bernardo de. Foru Jauregia. Palacio Foral. Diputación Foral de Bizkaia, 1991.

Azkue señala que en Baztan (N), al regreso del templo a casa con el niño bautizado, la matrona solía decir: Mairu bat eraman dugu, kristau bat dakargu (Hemos llevado un moro y traemos un cristiano). En Olaeta (A): Judegu bat eroan dogu, kristinau bat dakargu (Hemos llevado un judío, traemos un cristiano)[1].

En las décadas de los años cincuenta-sesenta y hasta los setenta, cuando empezaron a nacer los niños en las clínicas de las capitales, los padres aprovechaban para bautizarles allí y volver al pueblo "con todo hecho" (Aoiz-N). En las clínicas de Vitoria (A), no les dejaban ponerse en viaje hasta no haber bautizado a la criatura. Esta práctica fue común por entonces según se consigna en muchas otras de las poblaciones encuestadas. En la actualidad aunque los niños nazcan en centros hospitalarios se les bautiza en sus parroquias correspondientes. Disposiciones de la Iglesia señalan actualmente la norma de bautizar a los niños en la parroquia en la que están domiciliados los padres para evitar problemas futuros de localización de los expedientes que certifican el bautismo.

Actualmente, tras el Concilio Vaticano II, el rito del bautismo viene a ser una celebración pública y comunitaria en contraposición al carácter individual y más bien privado que tenía antes. Las parroquias establecen los días en los que a lo largo del año se administra el sacramento. Entre estos días destacan la Vigilia Pascual y el domingo que conmemora el bautismo de Jesucristo después de la Epifanía. A estas festividades que caen en primavera y en enero respectivamente se suman otros dos o tres domingos de verano y otoño; de manera que el rito del bautismo tiene lugar en cada parroquia cada tres meses aproximadamente (Abadiano, Zeanuri-B; Elosua-G; Aoiz y Artajona-N).

En parroquias más crecidas como Hondarribia (G) donde se celebran bautizos semanales alternan la celebración, una semana en euskera y la siguiente en castellano.

La fecha de recepción del bautismo se retrasa en beneficio de su celebración comunitaria, de la catequesis que reciben los padres y para que la madre, una vez repuesta, pueda estar presente en la celebración. Este retraso en la recepción del bautismo es de carácter general. A la vez se constata que muchos padres quieren que se administre el sacramento a sus hijos cuanto antes y para ello han acudido -al margen de las normas eclesiásticas- a iglesias de barrios para hacerlo individualmente (Bermeo-B), a monasterios o parroquias diferentes de las propias (Donostia-G; Pamplona-N), si bien en tales casos se requiere permiso del párroco ordinario. En Aoiz (N) se señala que muchos mayores y no pocos jóvenes opinan que es mejor bautizarles cuanto antes y no tener que esperar varios meses.


 
  1. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 191.